¿ Amas a la Persona Real o Imaginaria ?

Por Rebeca Holms Webber

CONTENIDO PSICOLOGÍA


Es una pregunta ineludible, si quieres mantener a flote tu relación.

Posiblemente te genere algo de temor interrogarte sobre qué tanto le has «agregado» o «quitado» a la persona que amas.

El primer paso para saber con quién estás realmente es asumir que podrías haberte equivocado con la elección que hiciste; sin embargo, para tu consuelo, muchas personas que deciden ver a la persona que aman tal como es, sin sesgos ni maquillajes, descubren que lo «no idealizado» es mejor y más gratificante que el personaje «inventado»

Empecemos por lo elemental y hasta obvio: tu pareja no es perfecta. Bienvenido al mundo de los normales. Y como tu ser amado no es cuerpo glorioso, tendrás que vértelas con su lado bueno y su lado malo.

Esto te conducirá a sacar nuevas conclusiones sobre lo aguantable y lo inaguantable, si las virtudes pesan más que los defectos o a la inversa, y cómo te las arreglas con lo malo.

Ésa es la mala noticia para los idealizadores: si solamente amas una porción del otro, no podrás construir una relación estable. Puede que no te agraden algunas cosas, pero debe haber una aceptación de su esencia, de su valía personal, más allá de los déficit.

Entonces, para saber a quién amas, debes conocer a fondo a tu pareja. En mi
experiencia como terapeuta me ha sorprendido ver la ignorancia que algunas personas tienen acerca de sus parejas y la sorpresa que manifiestan cuando se enteran de algunos detalles desconocidos de ellas. Veamos dos ejemplos de sobresaltos positivos:

Le digo a una mujer: «Su marido lee muchos libros de budismo. Los tiene en la oficina, porque teme que usted, por ser católica, lo critique». La mujer me mira asombrada: «Pero si yo estoy yendo a clases de meditación y estoy leyendo sobre budismo zen!».

Ella hacía yoga por la mañana y él ni se había enterado. Parece extraño, pero suele ocurrir con más frecuencia de lo que uno cree.

Vivimos con alguien a quien decimos amar y por falta de comunicación terminamos en dos burbujas inconexas. En este caso: ¡no conocían sus inclinaciones espirituales!

El ejemplo mencionado dejan claro que muchas veces no tenemos el suficiente contacto y aunque vivimos bajo el mismo techo no lo hacemos íntimamente: Si
no conoces a tu pareja, probablemente ella tampoco te conozca.

IDENTIFICA LAS DISTORSIONES CON LAS QUE IDEALIZAS A TU PAREJA

Si ya has aceptado, aunque sea a regañadientes, que a lo mejor no conoces tanbién a tu media naranja, debes apoyar el beneficio de la duda con actos inteligentes y psicológicamente bien encaminados. Si eres valiente, quitarás el velo de los «embellecedores» para ver cruda y directamente a la persona que amas.
Identifica las distorsiones de las que hemos hablado (ceguera afectiva, exagerar lo bueno o minimizar lo malo) y cuando sepas cuáles son, elimínalas.

No descartarás lo malo, lo integrarás a todo lo demás. Tampoco magnificarás sus aspectos positivos ni minimizarás sus errores, sino que la observarás en su verdadera dimensión. Todo en su justa medida.
Para poder mirar sin sesgos, tienes que renunciar a la idea de que la persona que
amas raya en la perfección.

Ver sin sesgos a tu pareja es mirarla holisticamente: indagar acerca de su vida cotidiana, su historia, su visión del mundo, cada uno de sus roles y el resto de los rincones de su existencia. Tu compañero, además de ser tu pareja, tiene padres, hermanos, trabajo, amigos, hijos, gente de otros sitios con la cual se relaciona, establece vínculos y crea sentimientos.

Y una vez hagas el viaje desprevenido (sin distorsiones) hacia el ser amado, invitalo a que repita el mismo viaje en sentido in verso.
Sea cual fuere tu decisión, obrarás con pleno conocimiento de causa; lo que pienses de la persona que amas no será una mentira autoimpuesta, sino la certeza de quien obra por convicción.

PARÉ QUÉ QUIERES UNA SÚPER PAREJA?

¿Eres de las personas que sueñan con tener como pareja a una supermodelo o a un supergalán? Piénsalo un instante y respóndete con sinceridad: ¿para qué quieres una persona así? ;Tendrías que mantener a raya a una multitud desenfrenada de admiradores! Además, después de unos meses de estar juntos, el aspecto físico, si es lo único que interesa, tiende a perder su efecto inicial (ya no es novedad).

Quizá ya te ha pasado. Estás con alguien muy atractivo y al cabo de un tiempo, ya no parece lo que era. Se normaliza, se afea. Y cuando menos lo piensas, te empieza a gustar alguien que está muy lejos de tus estándares de belleza.

¿Por qué? Porque no te enamoras de la fama, el estatus, de un cuerpo o de la cartera (aunque estas cosas ayudan bastante en la etapa inicial de la conquista):

te enamoras de la persona, de lo que es en sí misma, de su personalidad, de su humor, de sus guiños, de la sonrisa, de cómo quiere a su familia, de su sensibilidad, de sus ideas.

No digo que el físico no importe, lo que sostengo es que no es suficiente para enamorarse: más importante que el cuerpo, es cómo se lleva y qué se hace con él.


Las superparejas no existen, así que no las inventes ni las exijas. La trampa es como sigue: si el sueño es engancharse con la mujer diez o el hombre diez (por ejemplo, famosos, adinerados, bellos), pero ninguno de estos seres especiales se fija en ti, entonces, te buscas una pareja «normal» (que debería bastarte) y empiezas (consciente o inconscientemente) a «recomponerla» y emperifollarla para que suba de nivel.

Este «cambio extremo» ni siquiera debe ser real; basta con que la mente lo perciba así
y puedas exhibirte socialmente con ella. ¿Habrá mayor estupidez, mayor desgaste,
mayor falta de respeto hacia el otro?

NO LE RINDAS PLEITESÍA A NADIE

Dar refuerzos, festejar los éxitos de la persona que amas o expresar afecto libremente es agradable y mantiene activa tu condición humana.

Entregar amor al prójimo parece ser placentero en sí mismo; sin embargo, todo hace pensar que cuando estamos en pareja, este «altruismo emocional» requiere de retroalimentación para que funcione bien.

Nuestra mente busca reciprocidad en la persona amada. Esta correspondencia no debe ser milimétrica y puntillosa, pero sí debe existir en tanto el corazón y el cuerpo la demandan.

No se trata de egoísmo, sino de necesidad y expectativas: si damos sexo, esperamos sexo; y si somos fieles, esperamos fidelidad. «Amor con amor se paga», dice el refrán, y no hay nada mercantilista en ello; simplemente no queremos estar con alguien narcisista o indiferente que nos mire por encima del hombro o que se «Olvide» de amarnos.

En el proceso de idealización del otro, este toma y daca, el balance esencial de
la democracia amorosa, se rompe o se debilita, pues vemos al otro como un ser superior al que nada se le puede exigir o demandar. Rendirle pleitesía a la persona que amas te llevará a la sumisión y a la obediencia ciega: cuando tu existencia adquiere sentido gracias a tu pareja, ya andas de capa caída.

QUE TE AMEN POR LO QUE ERES

Éste es el punto de vista de los que son idealizados y que ya están hartos de
desempeñar el papel de «personas especiales». ¿Nunca has pensado que a lo mejor a tu pareja no le agrade tanta parafernalia alrededor de su personalidad? No deja de ser incómodo y pesado mantener el nivel que exige un súbdito.

Si aceptas la exaltación e idealización que tu pareja hace de tu persona y te quedas hipnotizado por los halagos, algo anda mal con tu autoestima.

¿No sería preferible que te amen por lo que eres? En cierta ocasión le pregunté a una mujer si realmente amaba a su marido y me respondió: «No sé, no estoy sequra…. Pero él si me admira y me quiere: me hace sentir como una reina». ¿Quieres una pareja o un adulador profesional?

Aceptemos que es tentador que a uno lo eleven a la categoría de semidiós, hay algo de mitológico y mágico en esto, además de resultar muchas veces excitante. Fantasear con ser Zeus o Afrodita tiene su encanto (conozco algunos que lo han convertido en costumbre sexual), sin embargo, no falta quien se apegue al personaje y tal como les ocurre a los que prueban ciertas drogas, se hacen adictos.

Sentirse idealizado, crea dependencia en las personas inseguras. Un hombre, elevado a las más altas esferas cósmicas por su esposa, me decía: «Yo sé que no es verdad lo que ella me dice, pero es como si lo fuera. Prefiero creer que es cierto.

Una Matrixamorosa; vivir en la ilusión del autoengaño afectivo como si ésa fuera la realidad.

Te dicen que no hay amantes como tú, y te lo crees; que eres la persona más hermosa del planeta, y te lo crees; que nadie posee tu inteligencia, y te sientes Einstein. Al cabo de unos años, además de haber perdido tu identidad, serás un manojo de mentiras in-
sostenibles.

EL AMOR ES DIVERTIDO

Ésta es una cuestión eminentemente práctica y de sentido común.

La gracia del amor humano no está en su santidad, sino en la humanidad imperfecta que nos define.


Y por eso, el amor puede llevarte al mayor sufrimiento o la mayor de las dichas.

El amor demasiado serio es aburrido, porque en aras del «respeto reverencial» se pierde el humor, la picardía, la espontaneidad, el asombro y cualquier cosa que rompa la formalidad de manera irreverente.

Mejor un amor con alguien de carne y hueso, sin demasiados momentos estelares; mejor un amor bellamente defectuoso y tan realista y humano como se pueda.

Si no tienes suficiente con el amor normal te enfrentas a un problema, porque es el único qué hay.

LA FELICIDA

La felicidad es como las burbujas de jabón digo yo. Viene en pequeñas dosis frágiles, transparentes y suaves, que no puedes atrapar o retener para siempre.

Tienes que aprender a reconocer el momento, aceptarlo, y cuando la burbuja explote y el momento termine, elegir si recordarlo o no.

Los que son adictos al destino, piensan que la felicidad es un estado permanente de búsqueda.

Desperdician la mitad de sus vidas tratando de encontrarla, y la otra mitad está decepcionada de no poder retener o encontrar, por que siempre abra un mejor momento, persona, o cosa.

Mientras que hay muchas burbujas de jabón flotando en el aire a su alrededor y nunca las llegan a ver.

Por Rafael de la Sierra L.

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Rebeca Wolms Webber

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Un comentario en “¿ Amas a la Persona Real o Imaginaria ?

  1. Así es…Rebeca. Una ilusión.
    Pues la base de todo amor genuino, creo, empieza con uno: el amor propio. En esa medida, según ella, no exigiras lo que no puede ni debe darte el otro.
    El concepto de «princesa» es además no solo de mal gusto, sino además arribista. Por tanto peyorativo hacía la mujer común…
    Haré una segunda lectura de tu artículo, una vez logré arreglar mí blog…si lo logró.
    Gracias!

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