El Valle De Sombra De Muerte.

En la vida encontraremos valles, algunos más difíciles que otros, pero al final nos enfrentaremos a situaciones complejas.

Es importante identificar cuál es tu valle, con la finalidad de que sepas que te espera al entrar en el o ellos. Hoy hablaremos del valle de la sombra de muerte.

Para aquellos que aún no saben a qué nos referimos cuando hablamos de los valles, es cuando se hace alusión a las situaciones complejas que debemos enfrentar en la vida, pero que en realidad representan una transición en donde nos encontramos cara a cara con Dios.

⁴ Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. ⁵ Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

Salmo 23:4-5 RVR 1960

Este es el valle de la sombra de muerte, pero como dice su nombre solo es la sombra de muerte.

Cuando mi esposo se enfrentó a este valle el mundo decía que no había razón para que él estuviera vivo, él no iba a recuperarse y de hecho, esperaban que no viviera mucho tiempo después de eso, sin embargo, él aprendió a confiar en Dios en el proceso.

A esto se refiere cuando dice “no temeré mal alguno porque tu estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”.

Verás, Dios no te sacará de ahí, sino que, te infundirá aliento para que logres caminar a través del valle, te dará las herramientas (la vara y el cayado), con los cuáles podrás enfrentarte a las dificultades, y cuando creas que no puedes más, Él estará ahí aderezando tu mesa delante de los angustiadores.

El Señor no hará que la situación cambie, sino que te bendecirá en la circunstancia adversa, podrás ver, incluso, en lo más duro, su mano poderosa.

Deja te platico un poco del proceso de mi esposo en este valle.

Hace 8 años el tuvo una hemorragia cerebral súbita, esto hizo que perdiera el movimiento del lado izquierdo de su cuerpo de manera repentina, llegando a la sala de urgencias sin saber qué estaba pasando. Las palabras de los doctores fueron claras, ellos dijeron – no sabemos por qué sigue vivo, no volverá a caminar ni a trabajar, su vida se acabó, si es que logra salir y reponerse de esto .

La realidad es que fue una época sumamente difícil para nosotros, no sabíamos qué esperar, ni siquiera podíamos pensar, las personas oraban, pero nuestra realidad no cambió como hubiéramos deseado.

Finalmente, después de una mes y medio, mi esposo salió del hospital, en silla de ruedas, sin caminar y con su vida en el limbo, sin esperanza en el futuro, temíamos que pudieran despedirlo de su trabajo y no sabíamos qué haríamos si fuera el caso. Y, en poco menos de una semana y media regresó al hospital por complicaciones de la herida de las cirugías, para estar dos semanas más.

Cuando por fin salió, seguíamos sin entender nada de lo que había pasado, en ese tiempo no entendíamos mucho de cómo Dios se comunicaba con nosotros, y llegamos a creer que nos había olvidado.

Sin embargo, con el tiempo Dios nos mostró cómo adereza la mesa delante de los angustiadores, ya que hubo muchas personas que trataron de hacer lo posible por dejarlo sin trabajo, alegando que él nunca podría regresar, pero, Dios tenía otros planes.

Aquellos que desearon verlo fuera, tuvieron que sentarse delante de él mientras nuestro Padre Celestial le ungía la cabeza con su aceite y llenaba su copa hasta derramarse, de manera milagrosa, nadie logro perjudicarlo y vaya que lo han intentado.

El Señor no ha cambiado las circunstancias, mi esposo sigue teniendo hemiplejía izquierda y epilepsia a raíz del evento cerebro-vascular, pero puedo asegúrate que Dios nos ha infundido aliento para seguir adelante, nos ha provisto de una vara y un cayado (Su palabra y Su fe) para creer en un futuro mejor.

No ha permitido que las malas intenciones de terceras personas nos perjudiquen y, en muchos casos, ellos han tenido que sentarse a ver como mi esposo es bendecido abundantemente delante de ellos, en otros, incluso han sido ellos los portadores de las bendiciones.

Y no olvidemos que, de no tener un futuro, ahora tenemos la certeza de uno lleno de paz y no de mal.

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. (Jeremías 29:11).