Por Juaquin en De La Sierra

¿Sabías cuál fue el destino de Cesarion, el hijo de Cleopatra y Julio César, y último faraón de Egipto?
Esta pregunta nos lleva al corazón de una de las historias más fascinantes de la antigüedad.
Ptolomeo XV César, más conocido como Cesarion, nació el 23 de junio del 47 a.C., fruto de la unión entre Cleopatra, la última reina del Egipto ptolemaico, y Julio César, el renombrado líder romano. Su nacimiento y ascendencia eran extraordinarios: se decía que heredó el aspecto y la manera de ser de César, aunque éste nunca lo reconoció oficialmente.
Desde temprana edad, Cesarion estuvo inmerso en las complejas dinámicas del poder y la política. Pasó dos años de su infancia en Roma y, tras el asesinato de César, Cleopatra lo nombró co-gobernante de Egipto, aunque él era faraón solo de nombre, siendo Cleopatra quien ejercía la autoridad real.
La vida de Cesarion estuvo marcada por los ambiciosos planes de su madre. En el 34 a.C., durante las «Donaciones de Alejandría», fue proclamado «Dios, hijo de un Dios» y «Rey de Reyes».
Estos títulos desafiaban la supremacía romana y eran una amenaza directa para Octavio, el sucesor adoptivo de Julio César.
El desenlace para Cesarion llegó tras la derrota de Marco Antonio y Cleopatra en la Batalla de Actium en el 31 a.C. Cleopatra, temiendo por la vida de su hijo, planificó enviarlo a la India o Arabia para su seguridad. Sin embargo, en el camino, Cesarion fue traicionado por su tutor, Rodón, quien lo persuadió de regresar a Egipto con falsas promesas de que Octavio le otorgaría el reino.
En el 30 a.C., tras la captura de Alejandría por Octavio y la muerte de Cleopatra y Marco Antonio, Cesarion, de apenas 17 años, fue ejecutado. Se dice que Octavio, aconsejado por su compañero Arius Didymus, decidió eliminar a Cesarion, argumentando que «Demasiados Césares no es bueno».


Por eso la lectura literaria se opone de manera directa a esa opresión
Si el sistema nos propone un narcisismo de múltiples tentáculos (yo en Instagram, yo en Facebook, yo en YouTube, yo en TikTok, yo en mil selfis cotidianas, yo y mis seguidores),
los libros nos proponen exactamente lo contrario: cómo salir de mí para convertirme en otros.
En la lectura, lo importante no soy yo, sino los personajes de las novelas y los relatos, sus aventuras, sus tensiones, sus contradicciones. La red quiere asfixiarnos con un exceso de yo,
La biblioteca nos propone olvidarnos de nosotros mismos, salir de nuestras mentes y nuestros cuerpos para encarnar en mujeres y hombres de otros tiempos, de otras clases sociales, de otros credos e ideologías.
Por eso la lectura sigue siendo tan peligrosa. Es un grito de emancipación, una revolución silenciosa que avanza un paso cada vez que un nuevo lector abre un libro.
Por Mario Mendoza









