La Clave Para Un Buen Matrimonio.

¿Estamos dispuestos a vivir una vida de amor?

Los creyentes estamos de acuerdo que el verdadero significado de la vida está en amar a Dios y a los demás. 

El amor es el ingrediente más importante de toda relación significativa.

¡Es fundamental para una verdadera trascendencia!

Nuestra calidad de vida se relaciona directamente con la cantidad de amor que fluye en nosotros a través de nosotros hacia los demás. 

El amor vale más que las riquezas, la fama y el honor. Todas estas cosas pasarán,  pero el amor permanece. 

La ausencia de amor, deja un vacío demoledor. Cuando no está presente, nuestra espiritualidad se vuelve superficial, nuestras obras benéficas, se vuelven egoístas, y nuestros sacrificios, poco sinceros.

Si el amor no es la motivación en una relación, la relación siempre será insatisfactoria y carecerá de sentido.

Para nuestro Señor Jesucristo, el mayor mandamiento es «amar a Dios con todo el corazón y amar al prójimo como a uno mismo.

Nuestra necesidad emocional más básica no es enamorarnos, sino ser amados genuinamente por nuestra pareja. Conocer un amor que surge de la razón y la elección, no del instinto. Necesitamos ser amados por alguien que elija amarnos, que ve en nosotros algo que vale la pena, que realmente vale la pena amar.

El amor se centra en los demás

Filipenses 2:3

Vivimos en un mundo lleno de egoísmo. La cultura nos enseña a concentrarnos en nuestra apariencia, nuestros sentimientos y nuestros deseos personales como si fueran la prioridad fundamental. Siempre tratamos de buscar el mayor nivel de felicidad posible. Pero, el peligro de esta forma de pensar se hace dolorosamente evidente cuando se está dentro de una relación matrimonial. 

Lo opuesto al amor es «egoísmo «. El origen de todo acto pecaminoso cometido, puede encontrarse en una motivación egoísta. 

Podemos señalar muchas formas en que nuestras parejas son egoístas, pero debemos admitir que nosotros también lo somos.

Nuestras parejas también tienen el desafío de amar a una persona egoísta. Nuestro desafío es decidir ser el primero en demostrar el verdadero amor, con plena conciencia de lo que hacemos.

Muchas veces en una hogar rutinario, donde el amor empieza a desvanecerse, con uno que tome la iniciativa, que dé el primer paso con pequeños detalles, resurgirá el amor (Col.3:12).

La amabilidad piensa de antemano y luego da el primer paso: no se sienta a esperar que lo impulsen o lo obliguen a salir del sillón. El esposo o la esposa amable, será quien saluda primero, sonría primero, sirva primero y perdone primero.

No necesita que el otro haga las cosas bien para demostrar amor.

Jesucristo describió la amabilidad del amor en la parábola  del Buen Samaritano (Luc.10:31-37)

¿Quien de los tres hombres demostró verdadera amabilidad en todo sentido?

Cuando obramos impulsados por la amabilidad, vemos la necesidad de dar el primer paso.

¡No hay compañía,  comunión ni relación mejor, ni más encantadora, amigable y amorosa, que la de un buen matrimonio!

AMADO DIOS

Amado Dios de infinita bondad, me presento ante Ti en esta bella mañana para darte gracias por el hermoso regalo de la vida. El pasado ya ha quedado atrás y hoy con los nuevos rayos de luz de sol, mi vida se llena de nuevas oportunidades.

Dame determinación, alegría y bríndame tu hermosa compañía, para poder avanzar hacia mis metas y grandes anhelos. Señor, mi vida y mis esperanzas están en tus manos.

Confío en tus planes y en tu misericordia, pues Tú eres un Dios bueno y bondadoso. Por eso nunca he de temer, pues prometiste sostener con firmeza la mano de aquellos que a Ti se acercan y tus promesas, amado Dios, permanecen para siempre.

Y si alguna dificultad se llegará a presentar, despoja mi vida de ego y dame la humildad y la valentía para reconocer que todo es parte de tu plan y que solo en Ti conseguiré mi refugio ante las pruebas que tengo que vivir para crecer, así como el marinero que sale fortalecido tras la tormenta.

Amado Dios, serás Tú quien con su amorosa compañía me guíe para encontrar la salida de cada laberinto.

Te pido que extiendas tu hermoso manto de luz protectora y nos cobijes a mí y a mi amada familia. Tómanos de la mano y llévanos por camino seguro, guíanos en cada una de las actividades que hoy tenemos que hacer y al llegar la noche, permítenos descansar en tu paz. Por favor derrama tu amor, tu entendimiento y tu prosperidad sobre nuestro hogar.

Gracias Dios por este día que comienza, por tu constante guía y por tu eterna compañía. En tus manos pongo mi vida, la vida de mi familia y de mis amigos. Protégenos, bendícenos y llévanos por sendas de amor, paz y prosperidad, en el nombre poderoso de Jesús. Amén.

Ma. Guanajuato González Castañales.

¡ Hola Bienvenidos!

Lourdes Salcedo Cárdenas.

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