Dios Es Mi Fortaleza.

Por Andrea Micolta

Andrea: Lo llevé rápido a mi carro, para ir al hospital. De camino Miguel no hablaba nada, iba enmudecido, solo caían lágrimas en sus piernas como gotas de agua cristalina, finalmente llegamos a la emergencia donde rápidamente lo recibieron llevándolo en una camilla, solo veía sus pupilas tan dilatadas y la palidez de su rostro.

Cada vez lo veía más lejos, hasta que se cerró la puerta y desapareció. 

Andrea: Me sentía impaciente en aquel lugar, el olor a sangre era inminente, la cantidad de heridos, personas gritando desesperados por el dolor. Transcurrieron unas cuantas horas, a lo lejos escuché; familiares de Miguel, familiares de Miguel, rápidamente me puse en pie y moviendo mi mano dije yo soy, ¿El está bien?

Si está bien acentuó la enfermera, está fuera de peligro, pero, deberá quedarse en custodia y será remitido a un centro psiquiátrico ya que atento con su propia vida y es un peligro para la sociedad.  

Andrea: Salí apresurada como tren en carrilera desenfrenada. Lo tenían en una habitación estrecha con un olor fuerte a sangre. Y allí estaba Miguel, con sus brazos vendados, conectado a una máquina que monitoreaba todo su cuerpo, se veía adormecido por la anestesia, estaba acostado en esa hermética e incómoda camilla. Al verlo solo pude decir: ¿Como te sientes Miguel?  ¿Puedo hacer algo más por ti?

Miguel: ¿Le puedes hablar a mi mamá por favor?, quiero verla, abrazarla y pedirle perdón, quiero explicarle que no soy un peligro para la sociedad, no estoy loco gritaba, no quiero que me lleven a un centro de psiquiatría,  

Andrea: Baja la voz, tu mamá viene en camino. 

Andrea: No sabía porque me había afectado tanto esta situación, solo hablaba con Dios y le preguntaba ¿qué más debo hacer por Miguel Señor? A lo que El Señor respondía:  

Dios: Solo ámalo sin juzgarlo y ayúdale a conocerme y a servirme con todo su corazón. 

Andrea: A lo lejos escucho una mujer apresurada pidiendo ayuda por encontrar a su hijo.  

Yoli: ¿En dónde está mi hijo? ¿En dónde está mi hijo? ¡Quiero verlo! 

Enfermera: Con una voz suave como una linda brisa  que acaricia las mejillas. Responde: ¿Como se llama su hijo mi señora? 

Yoli: Mi hijo se llama Miguel, me dijeron que intento quitarse la vida y que acá estaba. 

Andrea: Me le acerqué y le dije: Gusto en conocerla, soy Andrea yo traje a su hijo a este hospital, el quiere verla. Vi en su mirada enojo y tristeza, tenía aspecto una mujer muy sufrida, y me preguntaba ¿Porque esta tan enojada?, debería estar alegre porque su hijo está fuera de peligro, me fui tras de ella sin que se diera cuenta cuando entra a la habitación lo primero que dijo fue: 

Yoli: ¿Qué le pasa a usted Miguel Ángel? Se quiere morir, usted siempre llamando la atención de todos.  

Andrea: Sentí que mi corazón se partió en mil pedazos. Al escucharla llena de odio y rencor con su hijo. 

Miguel: Llorando le decía, ya madrecita perdóneme, yo quiero cambiar, yo quiero ser un hombre diferente, siento que me están afectando muchas cosas en mi cabeza, mi infancia, los golpes que usted me dio durante mi niñez, la traición de Aura, todo me ha estado carcomiendo el alma. Y el corazón  

Yoli: Usted siempre es lo mismo perdón y perdón y todo se queda en palabras. ¿Usted es un desagradecido, todo lo que he hecho por usted y así me paga? 


Miguel: Madrecita perdón insistía,
yo sé que me he portado mal, pero este es el tiempo que Él Señor había estado preparando para mí, para mi cambio y acá estoy en un hospital, con una nueva oportunidad de vida. Solo le pido que me entienda y que me ame.  

Andrea: Este momento me conmovió y podía entender por qué Miguel había cortado sus brazos, muchas sensaciones en su vida, odio, amor, rencor, ira, desprecio. Mi corazón estaba muy acelerado en ese momento, solo empecé a orar y a clamar a Dios, para que obrara en ese momento y la atmósfera cambiara y llegara ese perdón y ese arrepentimiento genuino para ellos. La respuesta del Señor fue inmediata. 

Yoli: Yo lo perdono y perdóneme usted también Solo quiero que su cambio sea verdadero, yo también sufro con su comportamiento, con lágrimas en sus ojos le dijo, Usted cree Miguel que no lo amo, pero Dios sabe que si a mi manera, pero lo amo, usted es mi hijo y me duele lo que pasa en su vida.   

Andrea: Salí de la habitación, y le daba gracias a Dios porque estaba obrando en una madre y su hijo a tener cambios sobrenaturales en sus vidas, cambios que los estaba llevando al perdón, a la reconciliación y al amor que se debían por tantos años.  

Al pasar los días, seguía preguntando por Miguel, por su recuperación, me daba gusto saber que su cambio había sido verdadero; mejoro la relación con su madre, el cambio de ella también era notorio y esto dio un paso más grande, para que Miguel empezara asistir a la iglesia, hasta que llego el día en el cual la decisión de ir a un retiro de barones para allí tener un encuentro sobrenatural con El Señor a través de Su Espíritu Santo, ahora le sirve al Señor llevando un mensaje de salvación a cada persona que le escucha hablar de la sagradas escrituras. 

Dicen que algunos finales no son felices, pero cuando en la historia el autor principal es Dios, todo es alegría y gozo. 

Dios: Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará.

Salmo 37:3-5 

4 comentarios sobre “Dios Es Mi Fortaleza.

  1. Increíble como el amor de Dios sobrepasa nuestras expectativas, muy bonita reflexión y aprendizaje Dios nos sigue confirmando que el todo lo hace en su tiempo y no hay nada imposible para el, excelente

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