El Amor Matrimonial.

GENESIS 2:24


Vivimos en una cultura individualista en la que el matrimonio se ve como un medio para obtener felicidad personal.

La Biblia dice que el amor matrimonial es una imagen de nuestra unión con Cristo, la cual viene solo porque Él dejó Su gloria por nosotros, y porque a su vez, nos hemos humillado en arrepentimiento y servicio ante Él.

La Biblia dice que el matrimonio es creación de Dios, y por lo tanto es intrínseco a nuestra naturaleza humana.


La primera mención sobre el género y el matrimonio en la Biblia ocurre con la primera mención de la humanidad misma. Y aunque no todos los individuos deben de casarse, la raza humana en su conjunto está constituida para ello.


Ninguna sociedad humana puede prosperar sin matrimonios saludables.

La fuerza de nuestro matrimonio contribuye al bienestar de la sociedad.
El amor es fundamental para que el matrimonio tenga éxito.

No es ni el sentimiento actual de romance, ni la satisfacción sexual. Tampoco una posición económica más firme, ni siquiera la conducta del cónyuge.


Todas estas cuestiones pueden cambiar según las circunstancias, y lo harán.
Sin embargo, cuando llegan las tormentas y las condiciones empeoran, los matrimonios impulsados por el amor, soportan y atraviesan los problemas más difíciles sin rendirse.


Cuando los matrimonios se derrumban, las parejas suelen afirmar que se debió a sus diferencias irreconciliables.


No obstante, el amor genuino es experto en la reconciliación. Cuando toma el control, nos lleva a pedir perdón con humildad, a responsabilizarnos de nuestros errores, y luego nos lleva a perdonar por completo a nuestro cónyuge si nos falló.


Una y otra vez, los matrimonios resistentes se fundan en la sinceridad, el respeto, el compromiso, el perdón y la solidez.

Además el amor estimula constantemente el crecimiento y el desarrollo de estas cualidades en nosotros. Aunque el amor tiene un alcance mucho mayor que el matrimonio, es la clave divina para que este sea exitoso.

Puedes prescindir de la mayoría de los placeres que se disfrutan junto al cónyuge, pero el matrimonio depende completamente del amor.

El matrimonio puede reflejar el amor Salvador de Dios y moldear nuestro carácter a Su semejanza. Como consecuencia hay una mayor felicidad al amar a Cristo y a nuestro cónyuge.


Dios instituyó el matrimonio como reflejo de Su amor redentor en la persona de Cristo, para refinar así nuestro carácter, para crear una comunidad humana estable en la cual se puedan procrear hijos y llevar todo ello a cabo a través de una unión estable en el seno de parejas de distinto sexo.

El compromiso matrimonial de por vida, brinda a los hijos la seguridad y estabilidad necesarias para prosperar en sus vidas.

Un voto matrimonial es limitado a corto plazo, pero liberador a largo plazo. Dios puede ayudarnos a recordar Su fidelidad cuando nuestro compromiso con el matrimonio del pacto se debilite.

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