Creí Por Lo Cual Hablé

Por Ps Santiago Moya

El desafío de ser testigos de Cristo

En 2 Corintios 4:13, Pablo nos dice:

«Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé; también nosotros creemos, por lo cual también hablamos».

Este versículo nos reta a vivir predicando y hablando en quien hemos creído, a no tener miedo de compartir nuestra fe en Jesús con aquellos que nos rodean.

A este mundo necesitado, perdido y los que van a una eternidad sin Cristo Jesús, autor y consumador de nuestra fe, este versículo nos insta a ser radicales y disruptivos y hablemos, testifiquemos porque hemos creído.

Como cristianos, estamos llamados a ser testigos de Cristo en todo momento y en todo lugar y en todo tiempo. Debemos estar dispuestos a hablar con todo denuedo y fe de quien nos ha salvado, de quien ha transformado nuestras vidas y nos ha dado la esperanza de la vida eterna.

No debemos avergonzarnos del Evangelio, porque es el poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree.

Así como alguien nos predicó a nosotros, interrumpiendo los planes de muerte que tenia el mundo para nosotros, ya que alguien se atrevió a hablar lo que creyó, así somo llamados todos los que hemos creído en el mensaje del evangelio.

En Romanos 1:16, Pablo nos dice: «Porque no me avergüenzo del Evangelio, porque es el poder de Dios para salvación a todo aquel que cree».

Este versículo nos recuerda que el Evangelio no es solo una buena noticia, sino el poder de Dios mismo.

Debemos estar dispuestos a compartir esta buena noticia con valentía y convicción, sabiendo que Dios actuará en los corazones de aquellos a quienes hablamos.

En Mateo 28:19-20, Jesús nos da el mandato de ir y hacer discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que Él nos ha mandado.

Este es nuestro llamado como cristianos, a llevar el Evangelio a todas partes, a todas las personas, sin importar las circunstancias, comenzando por nuestra propia casa.

Por lo tanto, mis hermanos y hermanas, no tengamos miedo de hablar de Jesús a aquellos que nos rodean.

Que nuestro amor por nuestro Señor sea tan grande que estemos dispuestos a compartirlo con todos, con valentía y fe, sabiendo que Dios está obrando a través de nosotros para traer salvación a aquellos que nos escuchan.

Que nuestras vidas sean un testimonio vivo de nuestra fe en Cristo, para la gloria de su nombre. Amén.

El mundo espera y necesita que los hijos e hijas de Dios hablen, que aquellos que han creído, proclamen vida sobre los secos muertos, que oren por los quebrantados de corazón, por aquellos que serán salvados y rescatados de las garras de la muerte, el mundo está esperando ….

Que aquellos que han creído hablen