Por Jordi Morales Cos

Cuando nos mostramos ante Dios tal cual somos podemos sentir vergüenza y miedo de lo que Él piense de nosotros porque creemos que nos puede rechazar por nuestros actos y pensamientos contrarios a lo que Él habla en su Palabra, pero sin duda alguna este es un gran error que cometemos al acercarnos a Él ya que nuestro pensamiento nos va a engañar de esta forma para alejarnos de Dios, haciéndonos sentir que no somos dignos y llenarnos de culpa.

Esto sucede porque en la sociedad buscamos proteger nuestra personalidad para evitar ser juzgados y rechazados por los demás, ocasionando que vivamos de apariencias, queriendo mostrar siempre sólo una parte de nosotros, la que más nos convenga de acuerdo a la situación o persona que estemos enfrentando.

En ocasiones nos engañamos a nosotros mismos fingiendo ser quien no somos, otras veces tenemos una carga de personalidad impuesta desde niños por nuestros padres o personas más cercanas y caminamos por la vida pensando que sólo lo que hacemos y decimos es lo correcto, trayendo como resultado conflictos personales, soledad e inadaptación. 

Por lo tanto llegamos a pensar que así como la sociedad nos rechaza o juzga por nuestra forma de pensar  Dios lo va a hacer también.

Pero no es así, en este momento querido lector Dios quiere que sepas que no te condena.

Atrévete a estar ante Él sin miedo, porque ante su presencia toda oscuridad o duda en nuestra alma queda disuelta, pero es necesario sacar a la luz todo lo que somos, sentimos y pensamos; porque es en ese momento cuando Dios nos da libertad, así como lo dijo Nuestro Señor Jesús en:

“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.

Juan 8:32

Deja que Dios escudriñe tu corazón, descubrirás más de ti y más de Él.

El Señor puede revelar la verdad misma sobre ti, es decir, cuando le hablas a Dios todo lo que hay en ti sin ocultar nada, Él te mostrará por qué eres así, te mostrará qué raíz debes cortar en tu vida o desde qué momento empezaste a actuar de cierta manera. Es por esta razón que a Dios le interesa hablar contigo sinceramente, no para juzgarte, ni condenarte, sino para liberarte y traer paz a tu mente.

Sé genuino con tu Padre Celestial. Identifica tus pensamientos y háblalos con Él. Dile como el salmista;

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón” «Pruébame y conoce mis pensamientos

Salmo 139:23

Platícale lo que en verdad piensas de cualquier tema por difícil que sea (finanzas, sexualidad, iglesia, relaciones personales, emociones). Habla con toda verdad y Él te dará respuestas de bien.

Por Rafael de la Sierra

Una declaración verbal de lo que tú mismos declaras a ti mismo se define como creencia.

Te entrego un ejemplo: Puedes haber escuchado “No existe ningún hombre bueno”. Tal vez escuchaste decirlo de tu mamá, por qué era una madre soltera y te levantó a ti y tus hermanos sola, sin ayuda alguna, por eso es lo que crees actualmente.

Creas esa experiencia en tu forma de vivir. Cuando mantienes una creencia, para que sea verdad vas a vivirla para probar que es verdad y lo vas a ver una y otra vez.

Y cuando pase algún evento negativo te dirán “ya vez, te lo había dicho”.

muy importante ¿Tú que crees?.

Y te pregunto,

¿Tu experiencia reforzó tu creencia o

Tu creencia creó una experiencia de vida?.

Te propongo la última. Tu creencia creó una experiencia de vida; te enfocas en todas las cosas terribles que hizo ese hombre en tu vida, y hay mucha evidencia que soporta esa creencia por qué tú estás creando la experiencia.

Te pregunto: ¿Abre la posibilidad de que sea verdad? o ¿abre tu mente?

Si de repente cambias tu manera de pensar y declaras

Hay grandes hombres afuera donde sé que hoy puedo encontrar una relación amorosa, con respeto, comunicación y compromiso y tenerla en mi experiencia de vida, entonces notarás que esto es verdad para ti.

Y puede ser en el ámbito de salud, finanzas, trabajo.

Te cuestionaré ¿Cómo está tu vida?, ¿Cómo vives?, ¿Estás contento del todo?. No sólo es tener salud física de tu cuerpo, si no tienes salud mental y emocionalmente.

Busca verdaderamente profundo en tu alma ¿Qué creencias gobiernan tú vida?.

Observa “Y dijo” declaró para que fuera.

¿Eres feliz en tu vida amorosa, con tu pareja, esposo, hijos, familia, amigos? En el ámbito que sea… ¿Eres feliz?

Si tu respuesta es “no” requiere que explores en ti, por qué algo por ahí que no está bien.

¿Estás contento con tu estatus económico? Si tu respuesta es “no” explora en ti por qué algo no está bien.

Tú tienes toda la abundancia y quizá sea el momento que creas que tienes todo el derecho de poderla lograr.

“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.”

3 Juan‬ ‭1:2‬ ‭ RVR1960‬‬

¿Cómo estás en el área de toma de decisiones sabias he inteligentes, o el concepto que tienes de ti mismo… La confianza que te tienes?. Son partes muy importantes en nuestra vida y mereces la mejor en cada una de ellas.

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” 

Isaías‬ ‭55:8-9‬  RVR1960

Si te sientes estancado, encerrado, preso, tienes que buscar dentro de ti a Dios, saber su voluntad, tener fe. ¿Cuál es la creencia que está corriendo en estos momentos en tu vida?.

Te sugiero este ejercicio. Apunta en una hoja tus creencias. Una a una sácala afuera, familiarízate y estructúralas, si no las tienes clara, declárala y empieza a modificarla una a una, poco a poco.

Una vez modificada, la vuelves creencia y la declaras y empezarás a ver que tienes más de eso que declaras en la experiencia de tu vida.

Te recuerdo que pueden ser esas creencias positivas y alineadas a la voluntad de Dios, o negativas y creyendo más en lo que te ofrece el mundo. Tú tienes el poder de elegir.

El punto es que cuando crees y lo declaras; crees que puedes y también es algo que articulas en estas creencias que están en tu mente y posiblemente en tu inconsciente, se reflejan en la manera en que vives y que posiblemente estén enraizadas desde tu niñez y posiblemente no eran tus creencias, si no la de tu papá o mamá.

Cuando crees tú creer que puedes en Cristo Jesús atraer amor, cuidado, bienestar en cualquiera que sea la relación en tu vida, esa creencia se hace verdadera.

El viejo hombre ya no espera que exista más, por que el nuevo hombre que soy “yo” actúa de alguna manera, piensa de esa manera y cree de esta manera.

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

‭‭Efesios‬ ‭4:22, 24‬ ‭RVR1960‬‬

Cuando leemos las promesas de Dios debemos recordar que ÉL es eterno, y todo poderoso, quien tiene el poder de llamar todo lo que no existe como si existiera Romanos 4:17

No sólo tiene el poder de proclamar su voluntad en el mundo, si no el poder de garantizar que lo que Él proclama sucederá.

Dios quiere quien lee su Palabra, entienda que ÉL  es un Dios que está actuando en el mundo y en tu vida, es un Dios amoroso que quiere que tomemos sus mandatos enserio, como un asunto de vida o muerte que lo son. ÉL quiere que sepas que es un Dios al cual se le puede confiar nuestra  vida; exige nuestra Fe y obediencia absoluta, pero también que ÉL es digno de esa fe y obediencia absoluta.

Por Ma. Ester Galindo H

Hace algunos días en la iglesia, celebramos la Cena del Señor en una cálida reunión en donde recordamos la muerte de nuestro Señor Jesucristo, algo que haremos hasta que Él venga, unidos en un profundo y eterno agradecimiento…

 Y lo imaginábamos ahí en ese cuarto, en ese Aposento Alto que describen las Escrituras junto con sus más cercanos y allí reunidos con el Salvador del mundo haciéndoles la preciosa promesa del Espíritu Santo:

¹⁵ Si me amáis, guardad mis mandamientos. ¹⁶ Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:

 ¹⁷ el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

¹⁸ No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. ²⁵ Os he dicho estas cosas estando con vosotros. ²⁶ Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

Juan 14:15-18,25

La evidencia de nuestro amor es la obediencia y dentro de esta comunión de la que disfrutaban en ese momento los discípulos con Jesús, es glorioso leer la Palabra de Dios y enterarnos que esta misma promesa es para nosotros también, es para todos aquellos que le aman.

Y qué bueno es saber que el Espíritu Santo no es una paloma, no es una energía. El Espíritu Santo es una persona y se le llama el Consolador. En otras versiones aparece como el Ayudador y mora en nosotros.

Como se menciona en 1ª. Corintios 6:17-19 somos templo del Espíritu Santo.

17Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. 18Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. 19¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

1ª. Corintios 6:17-19

¿Podemos describir esto? Simplemente va más allá de nuestro entendimiento, pero, ¡¡Es grandioso!! ¡¡Glorioso!! Y es algo tan básico. El Espíritu Santo nos “ayuda”, nos consuela, tenemos a Alguien dentro de nosotros que es inseparable y está para ayudarnos en toda nuestra vida. Así como vino a fortalecer al pueblo de Dios para ser valiente en este mundo, en medio de la persecución, así nos ayuda hoy a caminar en la voluntad de Dios. Él está vivo en los creyentes.  

Su gran propósito en nosotros es glorificar a Jesucristo y conformarnos a Su imagen. El fruto del Espíritu Santo nos ha sido dado y no puedo imaginarlo viviendo en ti, en mí sin que haya una evidencia de ello, y podríamos reflexionar sobre algunas preguntas:

1.-¿Ves en tu vida la evidencia de que el Espíritu Santo quien es Dios, vive en tí?

2.-¿Tu familia, esposo(a), hijos, amigos, ven la evidencia  de ello en ti?

3.-¿Manifiestas el fruto del Espíritu en tu vida? (amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, fe, mansedumbre, templanza). El Espíritu Santo nos ayuda; podemos tener con su ayuda victoria sobre la tentación y la atracción de la carne por el poder del Espíritu Santo.

4.-¿Eres de bendición a los que te rodean?

5.-¿Estás realmente consciente de Quién mora en ti?

Día a día debe notarse que estamos siendo transformados; día a día, cada situación, buena, mala, cada circunstancia, cada tribulación, cada noticia, enfermedad, etc., son oportunidades para manifestar que tenemos al Espíritu Santo en nuestra vida.

Si tú quieres andar en el Espíritu, entonces debes andar según la Palabra de Dios, según lo que la Biblia enseña.

Dime si andas con el Espíritu Santo y te diré quién eres:

¡¡¡Eres un hijo de DIOS victorioso!!!

Por Rebeca Estrada C.

Según la Biblia, Dios planifica nuestros planes. “El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor” Proverbios 16:9

El autor asume que mientras hacemos nuestros planes, estos encajan en los planes de Dios.

Hay muchos textos que entrelazan el Libre albedrío y la soberanía de divina en formas que nos asustan. En Génesis 50:20, José se explica cómo Dios usó la acción malvada de sus hermanos de venderlo como esclavo para hacer un gran bien.

“es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal humor n bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.”

Nota que José asumió que lo que hicieron era malo: “pensaron” hacerle mal, fue intencional. sin embargo, señala que el plan de Dios prevaleció, y que ÉL usó los problemas y las penas de José para llevar a cabo Sus buenos propósitos.

“Dios dispone todas las cosas para el bien de quien lo aman”

Romanos 8:28

En Hechos 2:23, Pedro nos dice nuevamente que Jesús fue crucificado “según el determinado propósito” de Dios, pero quienes lo mataron fueron culpables de injusticia y anarquía. En otras palabras, la muerte de Jesús fue determinada por la voluntad de Dios; no era posible que no sucediera. Sin embargo, ninguno de los que traicionaron y mataron a Jesús fue determinada por la voluntad de Dios; no era posible que no sucediera.

Sin embargo, ninguno de los que lo traicionaron y mataron a Jesús fue obligado hacerlo. Todos eligieron libremente lo que hicieron totalmente responsable de sus decisiones.

Jesús mismo reúne estas verdades en una sola oración:

“ A la verdad el Hijo del hombre se irá según lo que está decretado, pero ¡ ay de aquel que lo traicionara!.

Lucas 22:22

Uno de los ejemplos más fascinantes de esta perspectiva se encuentra en el relato de la confrontación de Moisés con Faraón en Éxodo 7-14.

Una y otra vez Moisés llama a Faraón a liberar a los Israelitas de la esclavitud y le declara que esta es la voluntad de Dios. En varios capítulos se nos señala que Faraón “endureció” su corazón y se negó tercamente a liberar a su pueblo. Este rechazo obstinado condujo a los egipcios a miserias y muerte indescriptibles. Pero lo fascinante es que del texto nos dice que Dios endureció el corazón del Faraón (Éxodo 7:3; 9:12; 10:1; 11:10; 14:4,8) casi la misma cantidad de veces que nos indica que Faraón endureció su propio corazón (Éxodo  8:15; 32; 9:34; 10:3; 13:15). Entonces, ¿lo hizo Dios? ¿Lo hizo Faraón?

La respuesta bíblica a ambas preguntas es sí.

Piensa en todos los pescados del patriarca Jacob, cuya vida se relata en el libro de Génesis. Jacob engañó a su padre y le robó a su hermano, como resultado, tuvo que huir de su tierra natal y experimentó gran sufrimiento e injusticia en un país extranjero. Sin embargo, allí se encontró con el amor de su vida y tuvo hijos que formaron parte del linaje de Jesús.

Su pecado no activó ningún “plan B” para su vida

Todo era parte del plan perfecto de Dios para él, e incluso para la salvación del mundo. ¿Era responsable de su pecado? Sí.

¿Sufrió las consecuencias de su comportamiento necio? Sí.

Pero aunque Jacob era responsable, Dios estaba en control.

A fin de cuentas, el concepto cristiano de la soberanía de Dios es un principio maravilloso y práctico. Nadie puede decir que sabe exactamente cómo encajan estas dos verdades. Sin embargo, muchos de nosotros somos capaces de dirigir a las personas por un camino sin violar su libre albedrío.

La soberanía de Dios es misteriosa pero no contradictoria.

Significa que tenemos un gran incentivo para utilizar nuestra sabiduría y voluntad para hacer las cosas de la mejor manera posible, sabiendo que Dios nos sostiene y sabiendo que de lo contrario sufriremos las consecuencias de nuestra necedad y maldad.

Por otro lado, existe una promesa absoluta de que no podemos arruinar completamente nuestras vidas. Incluso nuestros fracasos y problemas serán utilizados para la gloria de Dios y nuestros beneficios. No conozco una verdad mas reconfortante que esta  “Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que todo lo hace para mi” (Sal 57:2) 

Por Ps. Jason Huddleston

Aquí entonces, están las verdades básicas que subyacen a la doctrina cristiana del perdón: Dios es el único que hace posible el perdón de los pecados; para el pecador es imposible ganarse el camino de regreso a favor de Dios, y si Dios va a mostrar misericordia a los pecadores, no puede hacerlo de un modo que viole su perfecta justicia.

ÉL ha jurado castigar a los culpables, y ese juramento se debe cumplirse; de otro modo, la justicia queda insatisfecha.

Así que, hasta que la ira de Dios contra el culpable no se haya saldado completamente, el perdón sigue siendo una violación imposible a la rectitud divina, y nadie puede ser reconciliado con Dios.

Puede ser que ¿Le parezca chocante esa verdad?

Para muchos lectores modernos lo es. Piensan en la gracia divina como una especie de condescendencia benigna, por medio de la cual Dios simplemente disculpa el pecado y mira en otra dirección: cómo si la Gracia involucrara una rebaja en los prometeos divinos con el fin de poder acomodar aquellos que no sea suficientemente Santo.

Los textos Bíblicos no enseñan tal cosa. (He 2:2), y ÉL no puede renunciar a su perfección a fin de indultar a los malvados. Hacer eso pondría en duda su propia rectitud.

¿Entonces cómo reconcilia Dios a los pecadores consigo? ¿Con qué argumentó puede aplicar el perdón a los pecadores?

Aquí es donde quedamos cara a cara frente a la necesidad de una reparación. Y eso es lo que sucedió en la cruz. El apóstol Pablo condensa el Evangelio entero con una sencilla declaración en

“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”

2 Corintios 5:21

Puede ser que usted lea eso y piense

¿Qué tiene que ver eso con el perdón?

La respuesta es, todo. Aunque tomado aparte parece ser un versículo difícil de entender, establece el fundamento racional de todo perdón.

La verdad que el apóstol Pablo se propone transmitir aquí es toda la base para el modo en que Dios perdona, exonera a los pecadores

Esta profunda verdad es la clave para entender el perdón divino: Dios hizo que el Cristo sin pecado fuera pecado en nuestro lugar, para que nosotros pudiéramos convertirnos en ÉL, en la justicia misma de Dios. Vamos a desmenuzar este crucial versículo.

Substitución

Significa que Cristo murió nuestra muerte, sufrió el castigo de nuestro pecado. Cuando Cristo colgaba en la cruz sobrellevando los pescados de otro.

En Isaías 53 donde se encuentra la descripción gráfica de los sufrimientos de Cristo en leguaje profético, dice:

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.”

‭‭Isaías‬ ‭53:4-6‬ ‭RVR1960‬‬

Toda la base para la reconciliación del pecador con Dios es la realidad de que <cristo murió soportando la culpa de nuestro pecado. ÉL murió en nuestro lugar y es nuestro substituto. ÉL recibió nuestro castigo y dejó a Dios en libertad de atribuir justicia en nuestro favor.