La Tormenta

Por Magie de Cano

Les ruego que coman algo, pues lo necesitan para sobrevivir. Ninguno de ustedes perderá ni un solo cabello de la cabeza.

Hechos 27:34

El Padre dice:

“Has estado en el OJO DE LA TORMENTA. No lo has comprendido, no has podido discernirlo debido al TRAUMA que te ha tenido atrapado.

Pero ya has pasado por el ojo de la tormenta, amado hijo, amada hija. Sin embargo, Yo lo he VISTO, dice el Señor, y he cuidado con ternura y pasión tu bienestar. Y cuando te sentiste tan abandonado y desamparado, no te diste cuenta, pero estabas en el mismo ojo de la tormenta que parecía que iba a destruirte”.

Nuestro tan amado Padre quiere hablar a tu corazón herido hoy. Él dice: “Oh, como te he visto, amado hijo, amada hija.” Él ha visto al enemigo mientras hacía lo imposible para destruir tu corazón.

Pero HOY el mismo Padre… nuestro adorado Abba Padre te dice:

Que la CONSPIRACIÓN DE SU SOBERANÍA ESTÁ EN MOVIMIENTO. El enemigo… el ACUSADOR de los hermanos ha intentado sabotear tus sueños y tu misión para el Padre. Y como a PABLO, cuando naufragó, el Señor te dice: Pablo… “Aún debes comparecer ante César”.

Hechos 27: 21-26 Llevábamos ya mucho tiempo sin comer, así que Pablo se puso en medio de todos y dijo: —Señores, debían haber seguido mi consejo y no haber zarpado de Creta; así se habrían ahorrado este perjuicio y esta pérdida. Pero ahora los exhorto a cobrar ánimo, porque ninguno de ustedes perderá la vida; solo se perderá el barco.

Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y sirvo, y me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Tienes que comparecer ante el césar y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo”. Así que ¡ánimo, señores! Confío en Dios que sucederá tal y como se me dijo. Sin embargo, tenemos que encallar en alguna isla.

Y Él, El increíble, salvó a Pablo y a cada persona en ese barco. Y así… Dios te dice hoy: El Padre, nuestro amado Abba Padre, te dice a ti, Su amado tesoro, que ÉL TODAVÍA ESTÁ EN CONTROL, incluso cuando las cosas te han causado dolor y una aparente gran pérdida. Él, el Padre Omnipotente, increíble y Todopoderoso te tiene en Sus brazos y te está guiando seguro a la orilla.

No estás olvidado, amado, amada. No eres invisible. Nuestro Abba sabe cuando cae un gorrión. Él conoce la cantidad de cabellos en tu cabeza. Y ha lanzado una MISIÓN DE RESCATE CELESTIAL para liberarte, tomar tu mano y sanar las heridas que has sufrido por parte del enemigo. ¡ERES AMADO. ERES AMADA, ERES TAN ETERNAMENTE AMADO Y AMADA POR EL PADRE. (Una palabra de Wendy Alec)

Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni las llamas arderán en ti. Yo soy el Señor, tu Dios. Yo soy tu salvador, el Santo de Israel. Ya he pagado por tu rescate a Egipto, Etiopía y Sebá. Ante mis ojos tú eres grandemente estimado y digno de honra. Yo te amo, y por ti y por tu vida daré hombres y naciones.

Isaías 43: 2-4

Con amor y oraciones

AMADO DIOS

El Suspiro De Ana

Ana era una niña que siempre había vivido en las sombras de la pobreza. Su casa, si se le podía llamar así, era una desvencijada cabaña de madera al borde de un río oscuro y fangoso.

Las paredes estaban manchadas de moho, y las ventanas rotas apenas dejaban pasar un rayo de luz. Su madre, una mujer que solía ser hermosa, se había debilitado hasta convertirse en una sombra de sí misma, consumida por la enfermedad.

Ana, a pesar de su corta edad, había tomado la responsabilidad de cuidar a su madre. Cada día salía al bosque en busca de hierbas, esperando que alguna de ellas pudiera aliviar el dolor de su madre. Pero nada funcionaba. Su madre se debilitaba más con cada día que pasaba, su cuerpo era un cascarón vacío, y sus ojos, antes llenos de vida, se apagaban lentamente.

Una noche, mientras Ana intentaba darle de comer un poco de caldo, su madre soltó un último y suave suspiro, y quedó inmóvil.

Ana no lo aceptó. Se sentó junto a su madre, esperando a que abriera los ojos de nuevo, como si todo fuera un mal sueño. Los días pasaron, y Ana seguía cuidando del cuerpo de su madre, hablándole, peinando su cabello, y arropándola cada noche.

El frío del invierno se colaba por las rendijas de la cabaña. Ana, con sus pies descalzos, comenzó a sentir el hambre y el frío apoderándose de su pequeño cuerpo. Sus manos temblaban, pero ella no podía abandonar a su madre. Pensaba que, si se quedaba lo suficientemente cerca, si la cuidaba lo suficiente, ella volvería.

Una noche, mientras Ana intentaba calentarse con una manta rota, el hambre la invadió de tal manera que sintió que se iba a desmayar. No había comido en días, y su visión se nublaba. Sin embargo, en su mente infantil, pensaba que si ella moría, al menos estaría con su madre.

Finalmente, el hambre, el frío y la tristeza fueron demasiado para su frágil cuerpo. Con un susurro apenas audible, Ana se acurrucó al lado del cuerpo inerte de su madre, envolviéndola con sus pequeños brazos. «Te prometo que no te dejaré sola, mamá», dijo en un susurro quebrado.

El río siguió su curso, imperturbable, mientras la cabaña se llenaba del silencio más profundo y triste. En ese rincón olvidado del mundo, la vida de Ana se apagó con la misma suavidad con la que había cuidado a su madre.

Cuando los aldeanos finalmente encontraron la cabaña, semanas después, vieron una escena desgarradora: Ana, todavía abrazada a su madre, las dos congeladas en un último abrazo eterno.

Nadie sabía cuántas noches Ana había resistido el hambre y el frío, ni cuántos sueños rotos habían llenado esa cabaña desolada. Lo único que quedó fue el dolor de una niña que amaba tanto que prefirió morir antes que dejar sola a su madre.

Y en ese abrazo final, el amor y la tristeza quedaron inmortalizados, como un recordatorio de que, a veces, la crueldad del mundo es demasiada para un alma tan pura.

Soy como un grano de trigo, con una diferencia. El trigo no puede escoger ser de alimento para los puercos, molido para el pan, o plantado para que se multiplique. Yo tengo la facultad de elección y no permitiré que mi vida sea alimento de los puercos ni dejaré que sea molida bajo las piedras del fracaso y la desesperación, y así quebrantado, ser devorado por la voluntad de otros. Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.

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¿ Qué Es Un Pacto ?

Hoy la actualidad más candente se resume en una palabra muy antigua: pacto. Viene del latín pactum y significa “acuerdo, algo trabado y establecido.” De la misma raíz desciende la palabra “paz”.

Y es que, para los romanos, la política consistía en trenzar acuerdos cotidianamente, en un perpetuo esfuerzo por apaciguar las discrepancias.

Todas las magistraturas de la antigua Roma eran colectivas; cada cargo recaía en varios colegas (generalmente en número par: dos, seis o diez) que compartían las mismas funciones y tenían derecho de veto.

Por tanto, los magistrados actuaban bajo la amenaza constante de ser paralizados por el veto de sus iguales. Hoy nos sorprende imaginar dos presidentes del gobierno elegidos por separado y en pie de igualdad, obligados a colaborar a cada paso. Y sin embargo, así ejercieron su poder los antiguos cónsules, que alcanzaban la cumbre del mando de dos en dos, condenados a entenderse.

El sistema de la República romana estaba construido sobre la idea obsesiva de evitar el personalismo.

Roma había conocido una larga monarquía y quería impedir que un individuo carismático gobernase sin cortapisas.

Para protegerse de ese peligro, renovaban cada año a todos los magistrados sin permitir la reelección.

Quizá la reflexión política más profunda que nos han legado los romanos es la necesidad de ejercer el control desde el mismo poder. Para conseguirlo, fijaron límites y educaron a sus políticos en la forja del acuerdo. Entendieron que, en un delicado equilibrio entre la vigilancia mutua y la colaboración, está la pauta de los pactos

Viviré hoy como si fuera el último día de mi existencia.

¿Y qué haré entonces? Olvidándome del ayer, no pensaré tampoco en el mañana. ¿Por qué arrojaré el ahora detrás del quizá? ¿Puede la arena del mañana correr por el reloj antes que la de hoy? ¿Nacerá el sol dos veces esta mañana? ¿Puedo realizar las tareas del mañana mientras me hallo en la senda del hoy? ¿Puedo poner el oro del mañana en la bolsa del hoy? ¿Puede el niño del mañana nacer hoy? ¿Puede la muerte que se producirá mañana proyectar hacia atrás su sombra y oscurecer el gozo de hoy? ¿Debo preocuparme de acontecimientos que quizá nunca contemple? ¿Debo atormentarme con problemas que tal vez nunca ocurran?

¡No! El mañana yace sepultado con el ayer, y no pensaré más en él. Viviré este día de mi existencia.

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El Problema del Control De La Ira.

Por Nail T. Anderson

Una epidemia de ira El mundo tiene un problema serio y creciente en cuanto a la ira, y los Estados Unidos no son la excepción. Una encuesta reciente realizada por el U. S. News revela que

«una amplia mayoría de los estadounidenses sienten que su país ha ido más allá de todo límite anterior en cuanto a malos modales. Nueve de cada diez estadounidenses piensan que la grosería se ha convertido en un serio problema, y cerca de la mitad considera que es algo en extremo grave. El setenta y ocho por ciento dice que este problema ha empeorado en los diez últimos años»

En los centros de trabajo de los Estados Unidos, más de dos millones de personas al año son víctimas de la delincuencia, y el setenta y cinco por ciento de estos casos son simples asaltos. Los trabajadores de entre treinta y cinco y cuarenta y nueve años de edad son los blancos más comunes, y cada año el treinta y siete por ciento de ellos son víctimas de la violencia en el trabajo. Desde 1994 hasta 1996, los negocios clasificaban la violencia en los centros de trabajo como la primera de sus preocupaciones.

¿Por qué somos tan iracundos? ¿Por qué nuestras oficinas y negocios se han convertido en sementeras de ira? Leslie Charles, en su libro Why Is Everyone So Cranky [«¿Por qué todo el mundo es tan irritable?»], escribe: «La gente dice que trabajar ya no es tan divertido como solía ser. No tienen tiempo. Siempre están atrasados. Siempre los ponen en alguna situación difícil. Se les indica que se muevan en una
cierta dirección, y después se les dice que den media vuelta y se muevan en otra»

Controla tu ira

Un artículo reciente de un periódico describía este cuadro acerca de un trabajador de oficina: Uno está atascado en medio del tránsito, lo cual hace que llegue tarde al trabajo por tercera vez en una semana.

Al entrar por la puerta, pasa junto a un compañero de trabajo al que no soporta, el cual le dirige una sonrisa hipócrita, junto con el comentario de «Llegaste tarde». Sigue caminando, pero la ira que está comenzando a hervir debajo de la superficie comienza a subir. Cuando llega a su escritorio, se encuentra un montón de trabajo que le espera, y su jefe quiere que lo haga lo antes posible. Piensa en tomarse una taza de café, y entonces nota que alguien se llevó hasta la última gota, y no se tomó la molestia de volver a llenar la cafetera.

Ya se siente como si le fuera a estallar la cabeza. Se siente bien irritado, y ni siquiera son las nueve de la mañana todavía.

Una encuesta Gallup reciente indica que cuarenta y nueve por ciento de los encuestados se enojan en el trabajo, y uno de cada seis se enoja tanto que siente ganas de golpear a alguien Por otro lado, una encuesta que realizó Access Atlanta por la Internet reveló que el sesenta y siete por ciento de los que respondiendo se habían enojado tanto en el trabajo, que habían pensado en abofetear a un compañero.

Escapar de un ambiente hostil así retirándonos a la paz y la seguridad de nuestro hogar no parece ser la respuesta. Los expertos en el campo de la violencia doméstica creen que el número de casos de violencia en el hogar asciende a unos cuatro millones al año.

El treinta por ciento de las mujeres de los Estados Unidos informan que su esposo o amigo, en un momento u otro, ha abusado físicamente de ellas. De hecho, de los
cuatrocientos cincuenta mil millones de dólares que cuesta el delito cada año, cerca de la tercera parte tiene que ver con violencia doméstica y maltrato de menores. Por ejemplo, en 1995, los servicios de protección a menores confirmaron cerca de un millón de casos de maltratos a niños.

Y aquí no se incluyen los millones de incidentes de explosiones de ira, palabras llenas de odio y miradas furiosas, como tampoco los incontables casos de
descuidos y maltratos que no se reportan.

Si se puede medir el carácter de una nación por la forma en que trata a los jóvenes, los enfermos y los ancianos, los Estados Unidos no saldrían bien parados. Los casos reportados de maltratos a ancianos aumentaron en un ciento seis por ciento desde
1986 hasta 1994, según el Centro Nacional contra el Abuso de Ancianos.

El total de incidentes va desde un millón hasta dos millones anuales, aunque tal vez solo se reporte uno de cada catorce casos. Tanto si se manifiestan en una violencia y en unos malos tratos abiertos, como si lo hacen por medio de una hostilidad y un abandono encubierto, está claro que la ira, la impaciencia, la frustración, la falta de respeto y los malos modales se han convertido en parte de la personalidad estadounidense.

Tanto si se trata de ira al conducir el auto, como si es ira en un avión, ira en la tienda de víveres o ira en los eventos deportivos, la ira se ha vuelto de repente «nuestra ira».

Y somos demasiados los que sentimos que nuestra ira es justificada. En un artículo
reciente de USA Today, una maestra de escuela primaria es probable que hablara por muchas personas cuando dijo:

Si has tenido que estar metido en unas autopistas que han estado congestionadas año tras año, su ira pudiera parecer racional. Ahora somos, ¿cuántos, doscientos sesenta millo nes? Nuestros caminos no fueron construidos para recibir un
número tan grande de personas.

Los estacionamientos de los supermercados están repletos. Es difícil entrar a un banco El aeropuerto le indica a uno que llegue hora y media antes de la salida de su vuelo. Los estacionamientos son carísimos. La aglomeración de personas se ha convertido en parte de la sociedad en general, y eso contribuye a crear la sensación de que «todo da lo mismo

¿De veras? ¿ Tenemos el derecho de sentirnos enojados? ¿Tenemos buenas razones para sentirnos enojados?

Casi a diario aparece en los periódicos alguna nueva manifestación de ira. En la Florida, un entrenador de pelota de una escuela secundaria le rompe de un golpe la quijada a un árbitro en una disputa acerca de una jugada.

Dos compradores se golpean por quién merece el primer lugar en la fila de una caja que acaba de abrir. En California, un conductor enojado saca de un tirón un perro del vehículo que chocó con su auto y lanza al animal hacia el tránsito que viene en dirección contraria. El perro muere, y el hombre es sentenciado a tres años de cárcel. En Reading, Massachusetts, un padre enfadado golpea al entrenador de hockey de unos jóvenes hasta dejarlo inconsciente.

El entrenador, Michael Costin, muere dos días después. El padre se declara inocente en el juicio ante la acusación de homicidio sin premeditación. Un jovencito de quince años se cansa de que sus compañeros de clase lo humillen, y les dispara en su escuela secundaria de un barrio residencial en San Diego. Mueren dos y quedan trece heridos.

Tampoco lo tiene la sensación de sentir que nuestra ira está justificada. Hacerca de dos mil ochocientos años, Jonás, el profeta renuente, se sentó en el puesto de espectador que se había hecho él mismo a las afueras de la ciudad de Nínive, con la esperanza de ver el castigo que enviaría Dios.

Aunque solo fuera eso, Jonás estaba preparado para tener su buena sesión de autocompasión, y los únicos huéspedes invitados eran «yo, mí y conmigo».

El profeta estaba enojado porque la gente de Nínive se había arrepentido al escuchar su predicación, y sabía que Dios era diferente de él mismo es «clemente y piadoso, tardo en enojarse, y de grande misericordia, y que te arrepiente del mal» Jonás 4:2.

Él quería que la ciudad quedara destruida, pero al parecer, Dios se inclinaba más a perdonar a sus habitantes si se arrepentían. Así que Jonás se enoió,

Entonces el Señor le hizo una pregunta; la misma que nosotros nos tenemos que hacer: «;Haces tú bien en enojarte tanto?» (Jonás 4:4).

Jonás trató de ignorar la cuestión que Dios le estaba señalando, y Dios decidió darle al profeta una lección objetiva.
He aquí el resto de la historia: Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera.

Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó. Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte,
diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida. Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto Jehová: lloviste tu estima de la calabacera, en cual no trabaiaste. ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció.

¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha su mano izquierda, y muchos animales? (Jonás 4:6-11)

Como sucede hoy con la mayor parte de la gente, el estado de humor de Jonás se basaba en las circunstancias. Cuando Dios «preparó» la calabacera para que le diera sombra, Jonás se alegró.

Cuando Dios «preparó» al gusano y al recio viento solano, se sintió enojado y afligido. Cuando las cosas iban como Jonás quería, su ira estaba bajo control.

Pero no hizo falta mucho para que estallara de nuevo. Jonás tenía motivos para estar enojado con los ninivitas, pues lo que hacían los convertía en merecedores del castigo divino.

Sin embargo, no estaba dispuesto a manifestarles bondad y misericordia, ni siquiera después de que se arrepintieron. Le molestó que Dios hubiera decidido perdonarlos.

Por último, estaba furioso contra Dios porque le había quitado su sombrilla
de playa y había subido la temperatura del termostato. Jonás era un hombre iracundo, y estaba convencido de que tenía derecho a serlo, aunque aquello lo matara.

Raíces de la ira, Dios reveló que a Jonás le importaban más su comodidad y el bienestar de una planta que las almas de un pueblo. Al igual que Jonás, hoy en día muchos creyentes están atascados en su ira y, como consecuencia, llevan una vida de aflicción.

Una madre nos escribía diciendo: Ahora que están en esto, pudieran pensar en escribir un libro para adolescentes amargados. A través de los años, la amargura de mi hija de dieciséis años la ha ido alejando de Cristo para lanzarla hacia la cultura pop.

Su irónica situación existe, según me parece, en muchos hogares donde han predominado los valores de la escuela, la iglesia y la familia. En su caso, la situación le presentaba un dilema. Si escogía a Cristo, nunca «encajaría» entre sus compañeros. Si escogía la cultura pop, pondría en peligro sus relaciones en el hogar y le importo, porque no me da lo que quiero».

Así que se mantuvo firme en su amargado desafío. En el hogar, actúa con enojo. En la escuela, está decidida a volver. se más dura y más difícil para que no le hagan daño.

Al pensar en el pasado, veo que yo no tenía idea alguna acerca de las raíces de amargura, y las consecuencias que trae una manera de pensar equivocada.

Por fuera, daba la impresión de que teníamos la situación bajo control. Sin embargo, se presentaron etapas criticas de amargura que no tuvimos las herramientas necesarias para verlas ni enfrentarlas.

Ahora estamos interviniendo notablemente en su vida como padres. Tenemos la esperanza de que todavía no sea demasiado tarde. Sin duda alguna, su amargura ha destruido casi por completo su relación con su padre y conmigo, ha hecho que interactúe socialmente de una manera poco saludable con sus compañeros, y ha dañado seriamente su relación con Dios.

Sentimos todo esto como si estuviéramos metidos en una olla de presión, pero lo interesante es que, al que no sabe nada, le parece una niña «buena» de «buena familia».

Los jovencitos «buenos» pueden llevar dentro una amargura bien enraizada y capaz de destruir.’ El apóstol Pablo nos advirtió que en los últimos días se presentarían tiempos «peligrosos» y «dificiles» (NVI).

Hay otra traducción que habla de que «en los últimos tiempos va a ser muy difícil ser cristiano» (La Biblia al Día). Cuando leemos esta lamentable letanía de una vida que transcurre atada a una raíz de ira egocéntrica, nos parece estar leyendo los titulares del periódico de hoy:

Porque habrá hombres amadores de si mismos, avaros, vana
gloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios.
(2 Timoteo 3:2-4)


USA Today lo expresa de esta manera: «Los sociólogos más distinguidos afirman que la nación se halla en medio de una epidemia de ira que, en sus formas más suaves es inquietante, y en sus formas peores se vuelve mortal.

Esta epidemia sacude a los que estudian las tendencias de la sociedad y a los padres que temen que la nación haya caído en un precipicio cultural.

Un padre lo expresó muy bien cuando dijo: «Hemos perdido una buena parte de lo que mantenía (unida) a nuestra sociedad. Hemos perdido nuestro respeto por los demás. El ejemplo que les estamos dando a nuestros jovencitos es terrible».

Este sentimiento oculto de hostilidad y falta de respeto que corre por nuestra nación, quedó captada en un artículo que escribió Alan Sipress para el Washington Post:

La violencia vehicular ha llegado a esto. En medio de la agitada vida de muchos habitantes de Washington, ya no hay tiempo para la muerte. En el pasado, los autos se echaban a un lado para permitir que pasaran los cortejos fúnebres. Ahora, lo normal es que los conductores interrumpan los cortejos en las intersecciones, en lugar de permitir que continúen con el semáforo en rojo, y se dedican a entrar y salir del desfile, en lugar de detenerse, según afirman los directores de funerarias y la policía.

Estas acciones suelen ir acompañadas de bocinazos, malas palabras y gestos obscenos. Al parecer, este sintomático alejamiento del respeto y la cortesía más elemental hacia una ira egocéntrica se ha venido a producir solo en los últimos cinco o diez años. Alguien lo explica así: «La manera en que uno trata a sus muertos dice algo acerca de su nivel de civilización. Las tradiciones del pasado se han perdido, y está claro que el respeto que se debería tener con los cortejos fúnebres ya no existe»

El más elemental respeto por los vivos tampoco aparece por ninguna parte. Los conductores que se acercan demasiado al auto que va delante, se les meten delante sin haber espacio, y hasta atacan a otros conductores, no están viendo a los demás como prójimos que deben amar tanto como a sí mismos.

Se han convertido en oponentes, obstáculos e incluso enemigos. Aunque las circunstancias agravantes hacen peor la ira en los Estados Unidos, la Biblia señala con claridad que la raíz de todo este problema se halla en el corazón del ser humano:
Y llamando [Jesús] a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended: Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre (…] Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades. (Marcos 7:14-15, 21-22)

La ira divide y mata La ira es una enfermedad del corazón que puede llegar a matar. En nuestro ministerio directo con la gente, casi todas las personas sin excepción, están pasando por problemas con una amargura sin resolver. A partir de lo que hemos observado, podemos decir que el problema de la amargura y la falta de perdón podría muy bien ser el problema más extendido y debilitador que existe en el cuerpo de Cristo hoy.

La epidemia de ira que hay en el mundo ha infectado ferozmente también a la iglesia. Nuestro adversario, el diablo, trata de dividir para vencer. Trata de dividir el corazón del ser humano, porque un hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos (Santiago 1:8).

Ataca a un matrimonio, a una familia o a una iglesia, porque toda «casa dividida contra sí misma, no permanecerá» (Mateo12:25). Hasta los grupos humanos y las naciones mismas son presa fácil de las estrategias de Satanás, porque «todo reino
dividido contra sí mismo, es asolado»
(Lucas 11:17).

La exhortación de Pablo a la iglesia de Éfeso presenta un fuerte contraste con el espíritu de resentimiento, hostilidad y furia tan evidente en las culturas humanas. Esto es lo que les escribe:
Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo (…) Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. (Efesios 4:25-27, 29-32)

Todas las tardes el sol se oculta sobre la amargura no resuelta de millones de seres humanos. Esta amargura envenena el alma y pudre la cultura. El diablo se siente satisfecho, y el Espíritu Santo de Dios se entristece. He aquí una historia personal típica de un hombre que luchaba con una amargura perenne que no había resuelto:

He luchado con la ira toda mi vida, desde que era un niño de corta edad. Mis compañeros siempre se metían conmigo, y mi padre criticaba siempre todo lo que yo hacía.

He mejorado mucho. Sin embargo, me parece que sigue habiendo en mi mente alguna fortaleza de amargura. Me enojo mucho si alguien me trata mal o me falta al respeto, en especial si se trata de un miembro de mi familia. No me aferro al resentimiento tanto tiempo como antes, pero todavía parece haber algún bloqueo en el proceso de perdonar. Reacciono con tanta rapidez en mis arranques de ira que ni siquiera me doy cuenta de dónde proceden ni por qué aparecen. Mi esposa me dice que me enojo «para sentirme feliz», como si tuviéramos un control directo de esa forma sobre nuestros sentimientos. Sé que el problema está en mi mente, pero los pensamientos negativos parecen estar tan enterrados que ni siquiera sé dónde se
encuentran. Ore que Dios me revele las raíces de esta esclavitud.

Por la gracia de Dios, este articulo es un intento nuestro por lograr precisamente eso: examinar el fenómeno de la amargura, sacar al aire tus raíces y proporcionar una manera de permitirle a Jesús que te libere de su controladora influencia.

Se puede resolver la ira. La ira nunca desaparecerá por completo de nuestra vida mientras estemos aquí y no en el cielo. Tampoco debería hacerlo. Hay su momento y su lugar para una amargura bajo control.

La ira es sierva nuestra cuando llevamos una vida liberada en Cristo. En cambio, es la dueña en una vida derrotada. Si lo que queremos es enojarnos y no pecar, necesitamos ser como Cristo, y enojarnos con el pecado. Necesitamos ir más allá del «manejo de la ira», que solo es un medio de impedir que nuestra ira estalle en una forma de conducta airada que sea destructiva para nosotros mismos o para otras personas.

La meta es resolver las cuestiones personales y espirituales que se hallan tras la ira, y descubrir el fruto del Espíritu, que es «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza» (Gálatas 5:22-23).

Los que están vivos y libres en Cristo no manejan la conducta destructiva, sino que la vencen. «No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal», escribió Pablo en Romanos 12:21.

Suena bien, ¿no es así? Tal vez te suene demasiado bueno para ser cierto. Quizá has tenido que luchar toda la vida con la ira, sin haber tenido mucho éxito en cuanto a vencer el dominio que tiene sobre ti. O, a lo mejor, estás viviendo con un
hijo que explota por cualquier cosa.

Quizá lleves en el cuerpo las cicatrices de una ira desenfrenada. O por lo menos, las llevas en el alma.

Te queremos ofrecer una esperanza. En Jeremías 32:17, el profeta declara: «¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea dificil para ti».

Si Dios puede crear y controlar un universo tan inmenso, ¿no va a ser capaz de controlar tu ira, y darte el poder necesario para enfrentarte a la ira de los que te
rodean?

No hay razón para creer que eres un caso desesperado; una excepción a la regla. Pablo escribe: «El Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo» (Romanos 15:13)

¿Qué quieres en verdad? Por otra parte, tal vez lo opuesto sea lo cierto. A lo mejor, te gusta la ira. Con ella consigues lo que quieres y cuando lo quieres. Aprendiste a controlar a la gente con tus explosiones de ira cuando eras niño, y la técnica te ha dado resultado.

Te has vuelto todo un experto. En lugar de dar patadas contra el suelo, levantas la voz (y mucho!), miras de frente y amenazas.

La gente te tiene miedo, y te gusta ese momento de poder y de control. O a lo mejor piensas que la ira es un medio de protegerte para que no te vuelvan a maltratar. Es cierto: la ira te podrá dar de momento lo que quieres. Pero la ira carnal nunca te dará lo que de veras necesitas o deseas, porque «la ira del hombre no obra la justicia de Dios», como nos dice Santiago (1:20).

Algunas de las personas más inseguras de la tierra son las que controlan y maltratan con su ira. El uso de la ira y el sexo como porras para apalear, oprimir y manipular a los demás revela una enfermedad del alma que solo Cristo puede vencer.

Por tanto, ya sea que alguien te haya dado este artículo (lo cual tal vez te ha enojado), o que lo hayas tomado por decisión propia, te tenemos una buena noticia. Jesucristo vino para libertarte del control de la ira.

Vino para que tuvieras vida, y la tuvieras en mayor abundancia Juan 10:10.

El nos ha prometido paz, pero no como la paz que da el mundo, basada en la existencia de circunstancias favorables (Juan 14:27). Es una paz mental y emotiva que llega tan adentro y es tan fuerte que sobrepasa toda comprensión humana (Filipenses 4:6-7). Las circunstancias negativas que harían caer en la desesperación a una persona normal las puede superar el Príncipe de paz que habita en nosotros. Esa poderosa paz puede reinar de tal manera en nuestra vida que el apóstol Pablo la describe diciendo que «el Dios de paz» está con nosotros (Filipenses 4:9).

La presencia de Dios llena nuestra vida de amor, paciencia y bondad donde antes solo había hostilidad, resentimiento y furia. Confiamos en que, en lo más profundo de tu ser, esto sea lo que de veras quieres en la vida. Deja que Dios te moldee, vamos a ver primero la ira en general, y cómo funcionan en conjunto nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestro espíritu.

Después examinaremos la batalla por el control de la mente, y descubriremos de qué forma podemos evitar que las emociones nos controlen decidiéndonos a creer en la verdad y concentrándonos en ella.

Veremos cómo hemos desarrollado fortalezas mentales, y examinaremos diversos es-quemas carnales de la ira.

Después veremos la gracia de Dios, que nos ofrece perdón y una vida nueva en Cristo. El viaje hacia la liberación con respecto a nuestro pasado comienza cuando aprendemos a perdonar de corazón.

A continuación aprenderemos a permitir que Jesús, manso y humilde, viva en nosotros y a través de nosotros en el poder del Espíritu Santo. No nos basta con saber qué hacer; necesitamos poder para hacerlo.

Esa energía espiritual solo procede del Espíritu de Dios. Y en los capítulos finales, resumiremos lo que hemos aprendido, y hablaremos de la forma de destruir las fortalezas de ira. ¿Es posible ser libre de una ira controladora?

La respuesta es un resonante «Sí!». ; ¿Va a ser un proceso sin dolor? Es probable que no. ¿Valdrá la pena? Por supuesto, tú mismo vas a tener que llegar a esa conclusión.

Un día, Dios le dijo al profeta Jeremías que fuera a la casa del alfarero. Le prometió que allí le hablaría. Jeremías hizo lo que Dios le había indicado, y vio al alfarero moldeando algo en la rueda. «Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla» (Jeremías 18:4).


¿Cuál es la moraleja de esta historia? ¿Por qué quiso Dios que Jeremías viera a aquel hombre trabajando habilidosamente en su oficio? «Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ;No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel» (Jeremías 18:5-6).

Encontramos un eco de este pasaje en la segunda epístola de Pablo a Timoteo, donde escribe: Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra. (2 Timoteo 2:20-21)

No hay mayor honor, no hay mayor privilegio ni gozo más grande que permitir que el Maestro nos moldee como a Él le parezca. Fuimos hechos para ser apartados, y útiles para el Maestro.

Pero antes, el ser humano se debe purificar de todo lo que deshonra, incluyendo la amargura que le hierve en el corazón.

¿Quieres unirte a nosotros en esta oración?

Amado Padre celestial, eres un Dios santo, y me has llamado a ser santo, a ser apartado para que me uses. Al igual que ti, puedo enojarme. Pero a diferencia de ti, puedo usar incorrectamente ese enojo. Tu me has llamado a la libertad, pero me has dicho que no use mi libertad como una oportunidad para la carne. Lo que debo hacer es servir a los demás con amor. Te ruego que me abras los ojos para que comprenda cuál es la fuente de la ira y la amargura que hay en mi alma. Libérame de mi pasado,
para que este no tenga dominio alguno sobre mi. Lléname de tu Santo Espíritu, para que pueda llevar una vida justa llena de paciencia, bondad y dominio propio. Te doy gracias porque eres bondadoso y misericordioso, lento para la ira y abundante en misericordia y en verdad. Oro en el nombre del manso y humilde Jesús, amén.

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¿ Por Qué El Cerebro Prefiere Los Libros De Papel ?

El cerebro humano es capaz de percibir un texto en su totalidad, como si se tratara de una especie de paisaje físico. Y es que cuando leemos, no sólo estamos recreando un mundo con las palabras del relato, sino que construimos una representación mental del mismo texto.

Al pasar las páginas de un libro de papel, realizamos una actividad similar a dejar una huella tras otra por un sendero, hay un ritmo, una cadencia y un registro visible en el transcurrir de las hojas impresas.

La prestigiosa revista Scientifican American publicó un artículo con el que se busca dar una explicación a esta paradoja: en la época de la hiperconectividad, cuando cada vez tenemos más equipos que nos permiten leer con mayor facilidad y contamos con acceso a bibliotecas enteras en formato electrónico, muchos siguen prefiriendo al formado de papel.

El libro tradicional, la revista, el diario, siguen siendo los favoritos del público en general. Aunque resulte difícil de creer, siendo que los formatos digitales nos abren las puertas a muchas libertades.

Papel versus píxeles Muchos trabajos hablan de que en pantalla se lee más lentamente y, además, se recuerda menos. Hay “fisicabilidad” en la lectura, dice Maryanne Wolf de la Universidad de Tufts. Las personas necesitan sentir el papel al leer, el cerebro lo pide inconscientemente.

Nosotros no hemos nacido con circuitos cerebrales dedicados a la lectura, porque la escritura se inventó hace relativamente poco tiempo en nuestra evolución: alrededor de cuatro milenios antes de Cristo.

En la niñez, el cerebro improvisa nuevos circuitos para leer y para ello usa parte de otros dedicados al habla, a cuya habilidad se suma la coordinación motora y la visión.

El cerebro comienza a reconocer las letras en base a líneas curvas y espacios y utiliza procesos táctiles que requieren los ojos y las manos. Los circuitos de lectura de los niños de 5 años muestran actividad cuando practican la escritura a mano, pero no cuando se escriben las letras en un teclado.

Más allá de tratar a las letras individuales como objetos físicos, el cerebro humano puede percibir un texto en su totalidad como una especie de paisaje físico. Cuando leemos, construimos una representación mental del texto.

La naturaleza exacta de tales representaciones permanece clara, pero algunos investigadores creen que son similares a un mapa mental que creamos de un terreno, como montañas y ciudades, y de espacios físicos de interior, tales como departamentos y oficinas.

En paralelo, en la mayoría de los casos, los libros de papel tienen una topografía más evidente que el texto en pantalla. Un libro de papel abierto presenta dos dominios claramente definidos: páginas de izquierda y derecha y un total de ocho esquinas en las que uno se orienta.

Al pasar las páginas de un libro de papel se realiza una actividad similar a dejar una huella tras otra por un sendero, hay un ritmo y un registro visible del transcurrir de las hojas. Todas estas características permiten formar un mapa mental, coherente, del texto.

En contraste, la mayoría de los dispositivos digitales interfieren con la navegación intuitiva de un texto y a pesar de que los e-readers (libros electrónicos) y tabletas replican el modelo de páginas, estas son efímeras. Una vez leídas, esas páginas se desvanecen.

“La sensación implícita de dónde usted está en un libro físico se vuelve más importante de lo que creíamos”, dice el artículo de la Scientifican American.

En un trabajo sobre comprensión de textos, al comparar alumnos que leyeron en papel con otros que leyeron un texto en versión PDF en la pantalla, se concluyó que los primeros tuvieron mejor rendimiento.

La tinta electrónica refleja la luz ambiental al igual que la tinta de un libro de papel, pero las pantallas de ordenadores, teléfonos inteligentes y tabletas hacen brillar la luz directamente en los rostros de las personas y la lectura puede causar fatiga visual, dolores de cabeza y visión borrosa.

Es probable que el organismo de los nuevos nativos digitales cree otras redes neuronales que les permitan preferir lo electrónico al papel, pero mientras tanto, hoy el resto de la población sigue prefiriendo el contacto con las históricas hojas.

¿Sientes Como Si Tuvieras Una Flecha En Tu Espalada?

Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno.

Efesios 6:16

Estás moviendo montañas que el enemigo está ocupando. Tu obediencia está cambiando atmósferas espirituales, derribando fortalezas e interrumpiendo los planes del enemigo.

Estás tomando terreno que el enemigo creía que era suyo. En cada paso que das estás reclamando territorio para el Reino de Dios, avanzando hacia áreas que el enemigo ha mantenido cautivas por mucho tiempo.

Estás saliendo de la supervivencia hacia la libertad del Señor. Estás rompiendo ciclos de miedo, escasez y esfuerzo, entrando en la vida abundante que Jesús prometió.

Eres una amenaza para los planes del enemigo. El enemigo te está atacando porque tu obediencia lleva estrategias divinas que desmantelan las tinieblas. Estás atravesando un tiempo de promoción y elevación.

Esta temporada de guerra espiritual te está preparando con una mayor autoridad e influencia. Dios te está refinando para nuevos niveles de liderazgo.

Estás a punto de dar a luz un nuevo movimiento de Dios. La intensidad que sientes es el trabajo espiritual que conducirá a un nuevo nacimiento, nueva visión y nuevas asignaciones.

El enemigo está atacando tu voz y confianza porque es poderosa. Tus palabras llevan la autoridad del cielo, y el enemigo teme lo que sucederá cuando hables con valentía.

La guerra mental está diseñada para distraerte de tu asignación. La confusión, la duda y el miedo son armas que el enemigo usa para desviarte del camino que Dios ha trazado para ti.

Estás a punto de experimentar un avance. La resistencia del enemigo a menudo es mayor justo antes del cumplimiento de las promesas de Dios. Tu avance es inminente.

Estás siendo preparado para guiar a otros hacia la libertad. Tu batalla no se trata solo de ti, sino de las personas que estás llamado a liberar y guiar hacia la plenitud. La batalla es la confirmación de tu llamado. La intensidad de la oposición revela la importancia de tu asignación. Estás marcado por Dios para un gran propósito.

La flecha en tu espalda es evidencia de que el enemigo te ve como una amenaza. Te están atacando no porque estés fallando, sino porque el enemigo sabe que llevas el poder para vencer. Aquel que te llamó es fiel para terminar lo que comenzó. Dios está contigo en cada batalla. Lo que Él comenzó en ti, lo completará. Te llevará a la victoria.

Estás aumentando en unción. La presión que sientes está produciendo nuevo aceite, una unción fresca que te capacitará para llevar mayor autoridad espiritual. Estás a punto de entrar en una nueva temporada de visibilidad e influencia. Dios te está posicionando para ser visto y escuchado de maneras que nunca has experimentado antes. Tu tiempo de brillar está cerca.

Estás a punto de construir lo que el enemigo ha intentado detener al retener los recursos. La resistencia contra tus provisiones se debe a que lo que estás construyendo desmantelará las tinieblas. Pero las provisiones están siendo liberadas. Estás rompiendo los techos de las ataduras demoníacas. Las limitaciones que el enemigo trató de imponerte están siendo destruidas. Estás superando los límites del miedo, la opresión y el control.

Estás caminando en una obediencia que aterroriza al enemigo. Tus pasos de fe están avanzando el Reino de Dios y desbaratando los planes del enemigo, causándole pánico. Estás rompiendo ciclos y fortalezas generacionales. Estás confrontando patrones espirituales que han mantenido a las personas cautivas por generaciones, convirtiéndote en pionero de libertad.

Estás entrando en promesas que el enemigo intentó robar. Lo que el enemigo retrasó, Dios lo está restaurando. Estás a punto de reclamar promesas que han sido retenidas. Estás siendo transformado para llevar nuevo aceite. El proceso en el que te encuentras está produciendo revelación fresca, fuerza y unción para la próxima temporada.

El enemigo está tratando de agotarte para que te rindas. El cansancio y la fatiga son sus tácticas, pero la gracia de Dios es suficiente: Él renovará tus fuerzas. Tu mente está bajo ataque porque tus pensamientos moldean tu futuro y guían tus pasos. El enemigo sabe que si puede influir en tu manera de pensar, puede descarrilar tu destino llevándote por un camino equivocado y creando Ismaeles, pero Dios te ha dado la mente de Cristo.

Estás enfrentando oposición porque tus oraciones son efectivas. El enemigo teme tu intercesión porque libera la voluntad del cielo en la tierra y cambia las atmósferas espirituales. Estás entrando en un nuevo nivel de identidad y autoridad. Los ataques contra tu identidad son intentos de evitar que entres completamente en lo que Dios te ha llamado a ser. El ataque es prueba de tu influencia en el reino espiritual. Tu vida lleva peso espiritual, y la resistencia del enemigo es prueba de que estás teniendo un impacto.

Dios está usando la presión para revelar lo que no puede permanecer. La batalla está exponiendo mentiras y temores que Dios está purgando de tu vida para hacer espacio para Su plenitud. Estás alineándote con el tiempo de Dios, lo cual el enemigo odia. Estás entrando en el tiempo divino, y ninguna fuerza en el infierno puede detener lo que Dios ha ordenado para ti.

La batalle servirá como testimonio para otros. Lo que superes se convertirá en un testimonio que fortalecerá y guiará a otros en sus propias batallas. Mantente firme. La intensidad de la guerra no es un signo de derrota, sino un signo de victoria inminente.

Lo que llevas dentro vale la pena luchar, y lo que Dios te ha prometido se cumplirá. Permanece fiel: el avance, la provisión y la libertad están en el horizonte. Así que, cuando veas la diana flotando sobre ti, comienza a alabar a Dios porque estás moviendo, sacudiendo y desalojando las tinieblas. ¡SIGUE ADELANTE! (Una palabra de Nate Johnston)

Solo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas, pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. Su verdad será tu escudo y tu baluarte. No temerás el terror de la noche ni la flecha que vuela de día

Salmos 91:3-5

Con amor y oraciones.

AMADO DIOS

Los primeros rayos del sol empiezan a llegar hasta mi morada, el trinar alegre de las aves nos anuncia que un nuevo día ha llegado y yo estoy aquí en frente de Ti para darte gracias por la dicha de un nuevo despertar.

En la mañana de este domingo quiero darte las gracias por todo el amor que Tú derramas sobre mi vida, sobre mis seres queridos y sobre nuestros hogares, por la paz que le das a nuestros corazones y por la tranquilidad y la certeza que nos brinda el cobijo permanente de tu manto sagrado.

Señor, en esta oración quiero reafirmar que mi vida y la vida de mi familia está en tus manos. Por favor dirige nuestros pasos, libranos siempre de todo mal, del enemigo malvado y llévanos hacia destinos colmados de dicha, paz, plenitud y bendición.

Te suplico que seas mirando nuestras obligaciones, nuestras necesidades, nuestros sueños y nuestras batallas. Por favor ayúdanos a mantener la calma frente a toda dificultad, danos motivos para creer que todo puede ser mejor y guíanos hacia soluciones y nuevas oportunidades.

Te pido también por todas aquellas personas que hoy viven en angustia y escasez. Por favor fortalece a los enfermos, a los tristes, a los desamparados y permite que tu ayuda sea luz de esperanza para la humanidad.

Amado Dios, yo confío plenamente en Ti y en tus planes perfectos y es por eso hoy te pido que se haga tu voluntad y que cada cosa en mi vida se realice según tu buen propósito.

En este día yo daré lo mejor de mí, trabajaré con ilusión y me mantendré confiado por tus promesas, pues sé que de tus manos solo recibiré bienestar, milagros, misericordia, bienaventuranza y compasión,

Nombre de Jesús. Amén.

Por Ma.Guanajuato González Castañales.

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¿ Cómo Enfrentar El Desánimo?

Enfrentar el desánimo según la Biblia es un proceso que involucra confiar en Dios, depender de Su Palabra y recordar las promesas que Él nos ha hecho. Aquí algunos principios clave basados en versículos bíblicos:

  • ISAÍAS 41:10; No temas, porque yo estoy contigo, no desmayes porque yo soy tu Dios que te esfuerzo, siempre te ayudaré , siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Este versículo nos asegura que Dios nos sostiene siempre con Su poder, enfrentar el desánimo empieza con reconocer el Señorío de Dios y saber con plena confianza que no estamos solos, que Dios está presente en todo momento y situación por difícil que se te presente.

  • ORAR Y CONFIAR EN EL CONSUELO DE DIOS: La oración es fundamental para combatir el desánimo, a través de ella podemos expresarle a Dios nuestras preocupaciones y problemas y así poder hallar La Paz en El.

Por nada estéis afanosos sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y La Paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

FILIPENSES 4:6-7

Dios promete darnos una paz que va más allá de nuestra comprensión, y esto ocurre cuando entregamos nuestras cargas a Él en oración.

  • RECORDAR LAS PROMESAS DE DIOS: el desánimo puede surgir cuando olvidamos las promesas de Dios o nos enfocamos en nuestras dificultades. La Biblia nos anima a recordar las promesas de Dios y confiar en Su fidelidad.

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehova, pensamientos de paz, y no de mal, para darnos el fin que esperáis.

JEREMIAS29:11

Dios tiene un plan para nosotros, incluso cuando no lo entendemos, saber que Dios tiene un propósito bueno para nuestra vida, nos ayuda a mantenernos firmes frente al desánimo.

  • RENOVAR NUESTRA MENTE: Es importante alinear nuestros pensamientos con la verdad de Dios. La Biblia nos enseña a no dejarnos llevar por pensamientos negativos, sino a renovarnos constantemente con Su Palabra.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobeis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

ROMANOS 12:2

  • PONER LA MIRADA EN CRISTO: otro aspecto clave es enfocar nuestra atención en Jesús. Él es nuestro modelo, y Su ejemplo nos enseña como perseverar en medio de las pruebas.
  • Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Mirar a Cristo nos ayuda a recordar que aunque suframos, El ha vencido y nosotros también podemos superar el desánimo siguiendo Su ejemplo.

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumidor de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.

HEBREOS 12:2-3

Mirar a Cristo nos ayuda a recordar que aunque suframos, El ha vencido y nosotros también podemos superar el desánimo siguiendo Su ejemplo.

  • FORTALECER LA FE MEDIANTE LA ESPERANZA: La esperanza es un antídoto poderoso contra el desánimo. La Biblia enseña a esperar en el Señor, confiando en que El cumplirá Su propósito en nosotros.

Pero los que esperan a Jehova tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.

ISAÍAS 40:31

Esperar en el Señor nos renueva las fuerzas. Aunque el desánimo sea grande, la esperanza en Dios nos permite seguir adelante.

  • RECURRIR A LA COMUNIDAD DE FE: El apoyo mutuo en la comunidad cristiana es otro recurso valioso para enfrentar el desánimo, Dios nos ha dado a la iglesia para que nos alentemos unos a otros.

Sobrellevad unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.

GALATAS 6:2

A veces el desánimo puede parecer abrumador, pero compartir nuestras cargas con otros creyentes puede ser una fuente de ánimo y fortaleza.

  • Conclusión:
    Para enfrentar el desánimo, la Biblia nos llama a confiar plenamente en la presencia de Dios, orar y descansar en Su paz, recordar Sus promesas, renovar nuestra mente con Su verdad, poner nuestra mirada en Cristo, y aferrarnos a la esperanza y buscar el apoyo de la comunidad cristiana. Siguiendo estos principios, podemos encontrar consuelo y fuerza en medio de las dificultades.

¡ Hola Bienvenido !

Mariant Peña Nava

Cuidar A Alguien Amado.

Lo imprescindible no cuenta. El relato dominante deja fuera a quien decide cuidar lo interior.

La palabra “economía” proviene del griego oikos, “casa”; en su origen remoto, describía la administración del hogar.

La gran paradoja es que, a lo largo del tiempo, la economía se ha mostrado displicente con el espacio hogareño.

Nadie duda del beneficio de actividades como criar a los niños, limpiar, lavar la ropa o cuidar enfermos. Sin embargo, salvo que contratemos a alguien para ocuparse de ellas, no computan en la contabilidad productiva, no son relevantes ni crean riqueza o derechos. Incluso la profesión carece de reconocimiento y se paga mal.

Arrinconamos esa esfera íntima que, más que una esfera, vendría a ser la cuadratura del círculo. Poco valoradas, excluidas de los grandes indicadores, las tareas domésticas y los cuidados subsisten en el subsuelo social. Parece que no respondiesen a una lógica económica, sino solo amorosa. La economía, nacida en el hogar, no quiere decir su nombre.

Contemplamos los cuidados como un asunto privado, olvidando su dimensión colectiva. Cada cual debe resolver sus necesidades como pueda, con sus solos recursos.

Mientras algunos multimillonarios investigan cómo lograr una inmortalidad de élite, los sistemas públicos sufren recortes, y quienes cuidan caen en un desamparo cada día más asfixiante.

A medida que gana terreno la lógica del sálvese quien pueda, una parte creciente de los esfuerzos recae en la red de afectos, sin apenas apoyos ni facilidades, y así emerge la soledad del cuidador de fondo.

En su libro Viajes a tierras inimaginables, Dasha Kiper, psicóloga clínica experta en demencia, investiga la mente de los cuidadores, los grandes olvidados.

Kiper cree que necesitaríamos no solo mayor flexibilidad social, sino una mejor comprensión de la paradójica experiencia de cuidar a alguien amado. Es fácil imaginar la permanente ansiedad de intentar encajar el rompecabezas, la impresión de fallar a todos, la prisa y la presión[…]

Desgraciadamente pienso que el amor trae más pesares que placeres. Ahora claro que la felicidad que da el amor es tan grande que más vale ser desdichado muchas veces para ser feliz algunas. ¡Es también una cuestión de estadística! Yo creo que todos nosotros hemos sido muy felices con el amor alguna vez y también creo que todos hemos sido muy desdichados muchas veces. El amor le ofrece a uno esa incertidumbre, esa inseguridad del hecho de poder pasar de una felicidad absoluta a la desdicha; pero también de poder pasar de la desdicha a la brusca, a la inesperada felicidad. Pienso que es una experiencia y uno no debe rehusar experiencias. Yo diría que el amor no puede prescindir de la amistad. Si el amor prescinde de la amistad es una forma de locura.

Una especie de frenesí, un error en suma. Que en la amistad haya algún elemento del amor puede ser; pero son dos cosas diferentes. El amor exige pruebas sobrenaturales, uno querría que la persona que está enamorada o enamorado de uno le diera pruebas milagrosas de ese amor. En cambio la amistad no necesita de pruebas.

Jorge Luis Borges

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Lo Haré A Mi Manera.

Por John MacArthur

Queremos hacer las cosas a nuestra manera. Y según la Biblia ese es exactamente nuestro problema.

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por su camino.

Isaías 53.6

Nos cuesta pensar que una oveja sea obstinada. De todos los animales de Dios es el menos capaz de cuidarse. ¡Las ovejas son tontas! ¿Ha conocido algún adiestrador de ovejas? ¿Ha visto una oveja que haga cosas entretenidas? ¿Sabe de al quien haya enseñado a su oveja a retozar? ¿Ha visto un circo que anuncie a «Mazadon y su oveja saltarina»? No.

Son muy tontas. También son indefensas. No tienen colmillos ni garras. No te pueden morder ni correr más que tú.

Por eso nunca vemos que una oveja sea la mascota de un equipo de foot ball americano . Hemos oído de los Carneros (Rams ) de San Luis, de los Toros ( Bulls) de Chicago y de los Halcones marinos (Seahawks) de Seattle, pero ¿qué de las Ovejas de Nueva York? ¿Quién quiere ser oveja?

Ni siquiera podrías lograr un grito decente para la barra Somos las ovejas, sí, sí, sí. Ni siquiera un pío de nosotros vas a oír.

La victoria es tuya, la vas a conseguir. Pero ponte a contarnos si quieres dormir. Peor aún, las ovejas son sucias. Un gato se limpia. También el perro. Vemos las aves que se bañan o un oso en el río. Pero, ¿una oveja? Se ensucian y así se quedan.

¿No podría David haber pensado en una mejor metáfora? ¡Claro que sí! Después de todo superó a Saúl y abatió a Goliat. ¿Por qué no eligió algo otra cosa que no fuera la oveja?

Algo como: «Jehová es mi comandante en jefe, y yo soy su soldado». Eso nos gustaría más. El guerrero recibe un uniforme y un arma, y quizás una medalla. Es 0, «Jehová es mi inspiración y yo su cantor».

Estamos en el coro de Dios; ¡qué tarea tan halagadora! O, «Jehová es mi rey y yo su embajador». ¿Quién no querría ser portavoz de Dios?

Cuando habla el embajador, todos callan. Todos escuchan cuando cantan los trovadores de Dios. Todos aplauden cuando pasa el guerrero de Dios, Pero, ¿quién se da cuenta cuando aparece la oveja de Dios? ¿Quién nota cuando la oveja canta, habla o actúa?

Sólo una persona lo nota. El pastor. Y ese es exactamente el punto de David. Cuando David, que era un guerrero, cantor y embajador de Dios, buscaba una ilustración de Dios, recordó sus días como pastor. Recordó su atención preferente por las ovejas día y noche.

Recordó cómo dormía con ellas y las cuidaba. Su cuidado por las ovejas le hizo recordar el cuidado de Dios por nosotros.

David se regocijaba al decir: «Jehová es mi pastor», y al hacerlo orgullosamente daba por entendido, «y yo soy su oveja». ¿Se siente aún incómodo con que lo consideren una oveja?

Présteme su buen humor y ayúdeme en una simple encuesta. Vea si tiene éxito con la confianza en sí mismo.

Levante la mano derecha si alguna de las siguientes afirmaciones lo describen: Puede controlar su buen ánimo. Nunca está malhumorado ni resentido.

No puede identificarse con Jekyll y Hyde. Siempre está optimista y erguido. ¿Esto le describe? ¿No?

Bueno, probemos por otro lado. Está en paz con todos. Toda relación es dulce como el caramelo.

Aun sus viejos amores hablan bien de usted. Ama a todos y todos lo aman. ¿Eso es usted? Si no, ¿qué tal esta otra descripción? No tiene temores.

Lo llaman el «bravo». Se desploma la bolsa de valores: No hay problema. ¿Le descubren un problema al corazón: ¿Bostezo?

Comienza la Tercera Guerra Mundial: ¿qué hay para la cena? ¿Esto le describe? No necesita perdón.

Nunca ha cometido un error. Tan cuadradito como un tablero de ajedrez. Tan limpio como la cocina de la abuela Nunca hizo trampa. Nunca mintió.

Nunca mintió sobre hacer trampas. ¿Así es usted? ¿No? Evaluemos esto.

No puede controlar su genio. Algunas de sus relaciones están tambaleantes. Tiene temores y fallas. ¡Humm! ¿Quiere realmente aferrarse a su autosuficiencia? Me da la impresión que necesita un pastor.

De otro modo podría tener un Salmo 23 según esta versión: Yo soy mi pastor. Siempre padezco necesidad.

Voy de comercio en comercio y de sicólogo en sicólogo en busca de alivio sin encontrarlo.

Me arrastro por el valle de sombra de muerte y me desmorono. Le temo a todo desde los pesticidas hasta las líneas eléctricas, y comienzo a actuar como mi madre.

Voy a la reunión semanal del personal y estoy rodeado de mis enemigos Voy a casa y hasta mi pez de colores me desprecia, Unjo mi cabeza con Tylenol extra fuerte. Mi Bacardí está rebosando.

Ciertamente la miseria y la desdicha me seguirán, y viviré dudando de mí por el resto de mi solitaria vida. ¿A qué se debe que quienes más necesitan un pastor lo resisten tanto?

Esa sí que es una pregunta para los autosuficientes de la vida. La Escritura dice:

«Hazlo a la manera de Dios». La experiencia dice: «Hazlo a la manera de Dios». Los escoceses en el cielo dicen: «Hey, muchacho, hazlo a la manera de Dios». Y. de vez en cuando, lo hacemos.

Cuando lo hacemos, cuando seguimos la dirección de nuestro Dios.

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¿Conoces a Franz Kafka?

La Metamorfosis de Franz Kafka es una de esas obras que te deja pensando mucho después de haberla terminado. No es solo la historia de un hombre que se despierta convertido en un insecto, sino una profunda reflexión filosófica sobre la alienación, la identidad y el absurdo de la existencia humana.

Desde un punto de vista existencialista, la transformación de Gregor Samsa puede ser vista como una metáfora de la sensación de estar atrapado en una vida que ya no reconocemos como nuestra.

¿Cuántas veces nos sentimos extraños en nuestras propias pieles, desconectados de quienes somos, espectadores de nuestra propia vida o de lo que los demás esperan de nosotros? Gregor, al volverse un insecto, representa esa sensación extrema de deshumanización, de convertirse en algo que ya no encaja en el mundo, ni siquiera en su propia familia.

Kafka nos enfrenta con una idea clave en la filosofía existencialista: el aislamiento del individuo. Gregor, en su nueva forma, es incapaz de comunicarse, de ser comprendido o aceptado.

Este aislamiento no es solo físico, es existencial. Aquí es donde resuena el pensamiento de Jean-Paul Sartre y su idea de que “el infierno son los otros”. Gregor es rechazado y temido, y a pesar de que sigue siendo el mismo en su interior, su apariencia lo condena a la soledad y el olvido.

Además, La Metamorfosis también nos habla del absurdo, un concepto que Albert Camus desarrolla en su filosofía.

La transformación de Gregor no tiene explicación ni sentido, y ese es justamente el punto. En un mundo absurdo, las cosas suceden sin razón aparente, y nosotros, como seres humanos, nos vemos obligados a enfrentarlas sin tener respuestas.

Gregor no cuestiona por qué se ha convertido en un insecto; simplemente trata de adaptarse, de continuar con su vida. Pero, al final, el absurdo lo aplasta.

Gregor pierde su valor a los ojos de su familia en el momento en que ya no puede trabajar ni cumplir con las expectativas sociales.

Su transformación física refleja una verdad más profunda: somos vulnerables a perder nuestro lugar en el mundo cuando dejamos de cumplir con los roles que nos imponen.

La Metamorfosis es una advertencia sobre la fragilidad de la identidad y la desconexión entre el ser humano y su entorno.

Kafka nos recuerda que, en este mundo lleno de normas, expectativas y juicios, la verdadera tragedia es perder la conexión con nuestra propia humanidad, y en ese proceso, ser olvidados o descartados por aquellos que deberían entendernos.

La obra de Kafka nos deja una pregunta inquietante:

¿Cuánto de nuestra identidad está definida por los otros?

«…el amor no encuentra su sentido en el ansia de cosas ya hechas, completas y terminadas, sino en el impulso a participar en la construcción de esas cosas. El amor está muy cercano a la trascendencia; es tan sólo otro nombre del impulso creativo y, por lo tanto, está cargado de riesgos, ya que toda creación ignora siempre cuál será su producto final.

En todo amor hay por lo menos dos seres, y cada uno de ellos es la gran incógnita de la ecuación del otro. Eso es lo que hace que el amor parezca un capricho del destino, ese inquietante y misterioso futuro, imposible de prever, de prevenir o conjurar, de apresurar o detener. Amar significa abrirle la puerta al destino, a la más sublime de las condiciones humanas en la que el miedo se funde con el gozo en una alineación indisoluble, cuyos elementos ya no pueden separarse. Abrirse a ese destino significa, en la última instancia, dar libertad al ser: esa libertad que está encarnada en el Otro, el compañero en el amor ».

Zygmunt Bauman | Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos

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