
EL BENEFICIO DE LA ORACIÓN EVANGELISTA
El beneficio de orar por los perdidos es en realidad bastante profundo: «para que llevemos una vida tranquila y reposada en toda piedad y dignidad» (l Tim. 2:2).
La oración por aquellos que están en eminencia creara condiciones sociales favorables para los esfuerzos evangelísticos de la iglesia. Antes que nada, cuando los creyentes se comprometan a orar por todos sus líderes, esto quitará cualquier idea de rebelión o resistencia en su contra.
En cambio, el pueblo de Cristo se convertirá en hacedores de paz, no en reaccionarios. Como Pablo le escribió a Tito: Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y a las autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos para toda buena obra; que no hablen mal de nadie, que no sean contenciosos sino amables. demostrando toda consideración por todos los hombres.
Porque en otro tiempo nosotros también éramos in sensatos, desobedientes, extraviados. Estábamos esclavizados por diversas pasiones y placeres, viviendo en malicia y en envidia. Éramos aborrecibles, odiándonos unos a otros (Tito 3:1-3)
Aquí Pablo nuevamente llama a los creyentes a la tranquilidad y sometimiento a los gobiernos paganos o apóstatas que estaban sobre ellos. Podemos hacerlo porque entendemos que son pecadores como nosotros lo éramos, incapaces de comprender la justicia.
Cuando los creyentes comienzan a orar incesantemente por los que no conocen al Señor, especialmente sus lideres problemáticos, los no creyentes empiezan a ver à los cristianos como personas virtuosas, amantes de la paz., compasivos y trascendentes, buscando el bienestar de ellos. Una vez que los que no son salvos se dan cuenta de que no representamos una amenaza para la sociedad, es más fácil que se nos trate como amigos gratos. Y a medida que más reciben la fe salvadora por medio de las oraciones de los cristianos, las condiciones favorables para la iglesia pueden aumentar.
LA AUSENCIA DE DISTURBIOS
La iglesia que es obediente a este mandato «llevará una vida tranquila y reposada«. Las palabras griegas que se traducen «tranquilo» y «reposado» son adjetivos raros. La primera, que solo aparece aquí en el Nuevo Testamento, se refiere a la ausencia de disturbios externos.
La segunda, que sólo aparece aquí v en l Pedro 3:4, se refiere a la ausencia de disturbios internos.
Cuando la iglesia manifiesta su amor y bondad hacia todos y se vuelca totalmente a orar compasiva y preocupadamente por los perdidos, disminuirá la hostilidad que pueda existir hacia ella. En consecuencia, los santos pueden disfrutar de la libertad de disturbios tanto internos como externos.
La iglesia, aunque permaneciendo inflexible en su compromiso con la verdad, no debe ser la agitadora y perturbadora de la vida nacional. Esa es la clara enseñanza de las Escrituras. Si se nos persigue, debe ser por causa de Cristo, por causa de vivir justamente (cf. I Ped. 2:13-23). En 1 Tesalonicenses 4:1l.
Pablo mandó a los creyentes tesalonicenses tened por aspiración vivir en tranquilidad ocuparos en vuestros propios asuntos y trabajar con vuestras propias manos.
Los cristianos deben ser conocidos por su conducta tranquila, no por crear disturbios. Los no creyentes nos deben ver como personas tranquilas, leales, diligentes y virtuosas. Aunque podemos odiar el sistema mundial malvado que es enemigo de Dios, no debemos ver a aquellos que se encuentran dentro de él como si fueran nuestros enemigos personales.
Ellos son prisioneros del verdadero enemigo, el diablo (cf. 2 Tim 2:24-26). No son nuestros enemigos, son nuestro campo misionero. Para promover una «vida tranquila y reposada», los creyentes deben ir en pos de la «piedad y dignidad».
«Piedad» es la traducción de eusebein, una palabra común en las epístolas pastorales. Conlleva la idea de reverencia hacia Dios.
Los creyentes deben vivir para la majestuosidad, santidad, amor, y gloria de Dios. Seminotes, se traduce «dignidad», podría traducirse «moral» «Piedad» puede referirse a una actitud apropiada «dignidad» a una conducta apropiada.
Por lo tanto, los creyentes deben destacarse por su compromiso con la moralidad; los motivos santos deben dar como resultado una conducta santa Ambos contribuven a la tranquilidad y reposo de nuestra vida. Eso no quiere decir, sin embargo, que la vida cristiana estará libre de problemas. Pablo escribe en 2 Timoteo 3:12: «También todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos». La vida cristiana es una guerra en contra de Satanás y las fuerzas del mal.
Pablo mismo fue golpeado y encarcelado a causa de su fe. Su mensaje en este pasaje, no obstante, es que si sufrimos animosidad y persecución, debe ser sólo por nuestra actitud y comportamiento devoto. No debemos provocar respuestas negativas siendo una fuerza perjudicial para la sociedad.
LOS MOTIVOS DE LA ORACIÓN EVANGELÍSTICA
Por qué debemos orar por los que no conocen al Señor Pablo nos da la respuesta en uno de los pasajes más poderosos y conducta tranquila, no por crear disturbios. Los no creyentes nos
deben ver como personas tranquilas, leales, diligentes y virtuosas. Aunque podemos odiar el sistema mundial malvado que es enemigo de Dios, no debemos ver a aquellos que se encuentran dentro de él como si tu eran nuestros enemigos personales. Ellos son prisioneros del verdadero enemigo, el diablo (cf. 2 Tim 2:24-26). No son nuestros enemigos, son nuestro campo misionero.
:Por qué debemos orar por los que no conocen al Señor? Pablo nos da la respuesta en uno de los pasajes más poderosos y hay tres razones por las cuales no debemos limitar nuestro evangelismo. Primero, se nos manda a predicar a todo el mundo (Mat. 28:19, 20; Mar. 16:15; Luc. 24:46, 47). Segundo, el decreto de Dios en cuanto a la elección es secreto. No sabemos quiénes son los elegidos y no tenemos forma de saberlo hasta que respondan al evangelio. Tercero, el alcance de los propósitos evangelísticos de Dios va más allá de la elección. «Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos» (Mat. 22:14). Incluso la
oración de sumo sacerdote de Jesús incluve al mundo en este importante sentido. Nuestro Señor oró por la unidad entre los escogidos para que la verdad del evangelio se presente clara mente al mundo: «Para que el mundo crea que tú me enviaste… para que el mundo conozca que tú me has enviado» (Juan 17:21, 23). El llamado de Dios a todos los pecadores es una invitación genuina y sincera a la salvación: ¡Vivo yo, que no quiero la muerte del impío, sino que el impío se aparte de su camino y viva! dice el SEÑOR Dios. ¡Apartaos, apartaos de vuestros malos caminos! Por qué moriréis, oh casa de Issac (Eze. 33:11).
LA PRESENCIA DE LA SANTIDAD
Para promover una «vida tranquila y reposada», los creyentes deben ir en pos de la «piedad y dignidad». «Piedad» es la traducción de eusebein, una palabra común en las epístolas pastorales. Conlleva la idea de reverencia hacia Dios. Los creyentes deben vivir para la majestuosidad, santidad, amor, y gloria de Dios. Seminotes, se traduce «dignidad», podría traducirse «moral» «Piedad» puede referirse a una actitud apropiada «dignidad» a una conducta apropiada.
Por lo tanto, los creyentes deben destacarse por su compromiso con la moralidad; los motivos santos deben dar como resultado una conducta santa Ambos contribuyen a la tranquilidad y reposo de nuestra vida. Eso no quiere decir, sin embargo, que la vida cristiana estará libre de problemas. Pablo escribe en 2 Timoteo 3:12: «Tarbién todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos».
La vida cristiana es una guerra en contra de Satanás y las fuerzas del mal. Pablo mismo fue golpeado y encarcelado a causa de su fe. Su mensaje en este pasaje, no obstante, es que, si sufrimos animosidad y persecución, debe ser sólo por nuestra actitud y comportamiento devoto. No debemos provocar respuestas negativas siendo una fuerza perjudicial para la sociedad.
DE ACUERDO CON EL DESEO DE DIOS
El deseo de Dios de que se salve todo el mundo es diferente a su propósito salvador eterno. Podemos entender esto en cierta forma desde una perspectiva humana; después de todo, nuestros propósitos con frecuencia difieren de nuestros deseos Podemos desear, por ejemplo, pasar un día descansando, sin embargo un propósito superior nos obliga a ir a trabajar. Asimismo, los propósitos salvadores de Dios trascienden sus deseos. (Hay una diferencia crucial, por supuesto: Nosotros podríamos vernos forzados a escoger lo que no deseamos a causa de circunstancias fuera de nuestro control. Pero las decisiones de Dios están determinadas exclusivamente por su propio propósito soberano y eterno).
Dios genuinamente «quiere que todos los hombres sean salvos y que lleguen al conocimiento de la verdad». No obstante, en «el propósito eterno que realizó en Cristo Jesús, nuestro Señor» (Efe. 3:11), escogió sólo a los elegidos «del mundo» (Juan 17:6) y pasó por encima del resto, dejándolos a las consecuencias condenatorias de su pecado (cf. Rom. 1:18-32).
La culpa por su condenación recae completamente sobre ellos a causa de su pecado y rechazo de Dios. Dios no es el culpable por la incredulidad de ellos. Puesto que «Dios quiere que todos los hombres sean salvos», no se nos requiere que determinemos si una persona es elegida antes de orar por su salvación. Sólo Dios conoce a todos los que han sido elegidos (2 Tim. 2:19).
Podemos orar “por todos los hombres» con plena seguridad de que tales oraciones son «buenas y aceptables delante de Dios nuestro Salador» Después de todo, «Clemente y compasivo es el SEÑOR.
Lento para la ira y grande en misericordia. Bueno es el SENOR para con todos. y su misericordia está en todas sus obras (Sal 145:8, 9). El Señor acepta entusiastamente la oración por los que no conocen al Señor porque es coherente con su deseo de que se salven. Tal oración también está de acuerdo con su naturaleza como Salvador.
Su carácter salvador se manifiesta por medio de su Hijo, Jesucristo (1 Tim. 2:5, 6) Dios es el «Salvador de todos los hombres» en el sentido temporal, pero «especialmente de los que creen» en el sentido eterno (1 Tim. 4:10). Cuando Dios «quiere que todos los hombres sean salvos»está siendo consecuente con quien es él. En Isaías 45:22, Dios dijo: ¡Mirad a mí y sed salvos, todos los confines de la tierra Isaías 55:1 invita a todos los sedientos a «venir a las aguas»de la salvación. Nuevamente, en Ezequiel 18:23, 32, Dios declara muy directamente que él no quiere la muerte del impío, sino que el impío se arrepienta sinceramente (cf. Eze. 33:11).
En el Nuevo Testamento, Pedro escribe: El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; más bien, es para Ninguna teología bíblica verdadera puede enseñar que Dios se agrada de la condenación del malo.
Sin embargo, aunque no le agrada, Dios recibirá la gloria aún en la condenación de los no creyentes (cf. Rom. 9:22, 23).
Cómo es que su gracia electora y propósito predestinado pueden coexistir con su amor por el mundo y deseo de que el evangelio se predique a toda la gente, y aún hacerlos responsables de su rechazo y condenación, es un misterio divino.
Las Escrituras enseñan el amor de Dios por el mundo, su desagrado en juzgar a los pecadores, su deseo de que todos oigan el evangelio y sean salvos.
También enseñan que todo pecador es incapaz pero responsable de creer y será condenado si no lo hace. Como corona a la enseñanza de la Escritura sobre este tema está la gran verdad de que Dios ha escogido a todos los creyentes y los ha amado antes de la fundación del mundo. «Llegar al conocimiento de la verdad» se refiere a la salvación. Epignosis («conocimiento») se usa cuatro veces en las epístolas pastorales (1 Tim. 2:4; 2 Tim. 2:25; 3:7; Tito l:1), y en cada vez se refiere al verdadero conocimiento que produce la salvación.
Muy al contrario de desear su condenación, Dios desca que los perdidos lleguen al conocimiento salvador de la verdad. Algunos argumentan que 1 Timoteo 2:3-7 enseña universalismo. Si Dios desea la salvación de todos los hombres, sostienen ellos, entonces todos serán salvos, o Dios no conseguirá lo que quiere.
Otros están de acuerdo con que lo que Dios quiere se cumple, porque «todos los hombres» se refiere a toda clase de hombres, no a cada individuo. Ninguna de estas posiciones es necesaria.
No obstante, debemos distinguir entre la voluntad de Dios por decreto (su propósito eterno), y su voluntad expresada como deseo. «Deseo» no viene de boulomai, que con más probabilidad expresa la voluntad de Dios por decreto, sino de thelo, que Pablo usa en l Timoteo 2 y puede referirse a la voluntad de desear de Dios.
Esta es precisamente la distinción que los teólogos hacen a menudo entre la voluntad secreta de Dios y su voluntad revelada. Dios desca muchas cosas que no decreta. Nunca fue el deseo de Dios que el pecado exista, sin embargo la innegable existencia del pecado demuestra que incluso ello cumple con sus propósitos eternos (Isa. 46:10), aunque de ninguna manera él es el autor del pecado (Stg. 1:13). lesís se lamentó sobre Jerusalén:
«: Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, así como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste!» (Mat. 23:37). John Murray y Ned B. Stonehouse escribieron: «Hemos hallado que Dios mismo expresa un ardiente deseo de cumplir ciertas cosas que no ha decretado en su sabiduría inescrutable que se cumplan». Dios desea que todos los hombres sean salvos. Es su rechazo voluntario a él lo que los envía al interno Las verdades bíblicas de la elección y predestinación no cancelan la responsabilidad moral del hombre.
REFLEJA LA SINGULARIDAD DE DIOS
Una de las enseñanzas fundamentales de las sagradas escrituras es que «hay un solo Dios» (cf. Deut. 4:35, 39; Isa. 43:10; 1 Cor.8:4,6).
Esto va en contra de la religiosidad pluralista de nuestro mundo, la cual rechaza el concepto de cualquier verdad religiosa que sea exclusivista.
Se nos enseña por medio del espíritu exageradamente tolerante de nuestra época que los dioses de los cristianos, judíos, musulmanes, budistas e hindúes deben considerar igualmente legítimos.
Si esto fuera cierto, habría muchos caminos a la salvación, y por consiguiente, no existiría la necesidad de evangelismo.
Pero va que hay un solo Dios verdadero, entonces él es aquel en quien todos debemos creer para ser salvos (1 Tim. 2:5). No hay otro nombre debajo del cielo, en que los pecadores puedan ser salvos (Hech. 4:12 ). La oración evangelística reconoce que todos deben llegar al único Dios verdadero.
CONCUERDA CON LA PERSONA DE CRISTO
No sólo hay un solo Dios, sino un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre». «Mediador» se refiere a alguien que interviene entre dos individuos para restaurar la paz o ratificar un pacto. El concepto de mediador se ve en el lamento de Job: «No hay entre nosotros un árbitro que ponga su mano sobre ambos» (Job 9:33). Debido a que Cristo es el mediador.










































































