Crónicas Bíblicas: JOSÉ 2 Parte

Por John Macarthur

CRÓNICAS BIBLICAS

UN AMIGO OLVIDADIZO

Parece extraño, pero incluso en prisión José experimentó la bendición del Señor.

El encargado se dio cuenta de sus habilidades administrativas y muy pronto lo pusieron a cargo de las operaciones de la prisión. José era tan competente y eficiente que, según Génesis 39.23, «no necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba».

Las evidencias arqueológicas de este período indican que, dentro del sistema penal egipcio, una de las posiciones que tenían los encargados de las prisiones era el llamado «escriba de la prisión», que era responsable de guardar todos los registros de la cárcel. Debido a la experiencia que obtuvo al trabajar para Potifar, y la descripción bíblica de su función mientras estuvo encarcelado, es muy probable que José obtuviera tal posición de prominencia, obteniendo así el acceso a todos los presos, incluyendo los de la corte real.

Tras un poco de intriga real, el copero del Faraón y el panadero jefe llegaron a la prisión. El relato bíblico no indica la naturaleza de los delitos que se les imputaban, salvo que habían ofendido en gran manera al rey.

Es muy probable que fueran sospechosos de alguna traición relacionada con un plan para envenenar al rey. ¿Por qué si no arrojarían en prisión a los jefes del equipo encargado de la preparación de la comida del Faraón? ¿Y por qué otra razón irían a dar muerte en la horca al panadero jefe? Sea cual fuera la naturaleza de sus delitos, el panadero y el copero estaban en prisión esperando el veredicto del Faraón.

Una noche, los dos hombres tuvieron un sueño tan inquietante y extraordinario que al día siguiente seguían pensativos.

Cuando José les preguntó por la causa de su consternación, ambos repitieron su sueño. Como respuesta, José reveló la interpretación correcta de cada sueño: un mensaje transformador de restauración para el copero, y un mensaje de fin de vida y condenación para el panadero.

El relato de Génesis deja claro que Dios fue quien les dio a esos hombres sus sueños y a José la interpretación. Como le ocurriría a Daniel siglos después, José sabía que no tenía capacidad para predecir el futuro (Daniel 2.27–30).

El Señor reveló la verdadera interpretación para que su poder se mostrara y se cumplieran sus propósitos.

Tras interpretar el sueño del copero, José le pidió específicamente que no se olvidara de él. En Génesis 40.14–15 le dijo al copero: «Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa. Porque fui hurtado de la tierra de los hebreos; y tampoco he hecho aquí por qué me pusiesen en la cárcel».

En dos ocasiones anteriores otras personas habían tratado a José injustamente: primero, sus propios hermanos y luego la esposa de Potifar. Esta vez se encomendó al copero del Faraón. De nuevo, no se acordarían de él. El copero fue restaurado a su servicio al Faraón, pero hizo caso omiso a la petición de José. 

 El capítulo 40 de Génesis termina con esta última frase: «Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó» (v. 23).

Durante dos años más, José sufrió las privaciones e indignidades de la prisión. Como el copero había prometido recomendarle, José probablemente fue optimista las primeras semanas o meses. Quizá oiría de la corte del Faraón que le perdonarían. Pero no llegó nada.

A medida que los meses se convertían en años, el prisionero hebreo llegó a aceptar el hecho de que otro hombre en quien había confiado le había defraudado.

Pero Dios no se había olvidado ni abandonado a José. Ni tampoco permitiría el Señor que la amnesia del copero durara de modo indefinido. Llegó el momento en que Faraón necesitaba alguien que pudiera interpretar sueños. Justo a tiempo, en la trama de ese drama divinamente orquestado, el copero se acordó de la experiencia tan extraordinaria que tuvo en prisión.

El plan de Dios para José se cumplía tal y como Él quería.

UNA HAMBRUNA PRONOSTICADA

Una noche el Faraón se despertó con un sudor frío, perplejo por la pesadilla más gráfica y terrible que jamás había experimentado. En su sueño, el Faraón estaba en la orilla del río Nilo, con siete vacas hermosas y sanas que pastaban en una pradera cercana.

El cuadro era pacífico y sereno. De repente, como algo extraído de una horrible película de terror, siete vacas flacas entraron en el campo, atacaron a las vacas gordas, ¡y se las comieron! Incluso después de devorar a las vacas gordas, las flacas seguían estando tan feas y delgadas como antes.

El Faraón respondió al sueño despertándose sobresaltado: sin duda alguna sentado en su cama y mirando en la oscuridad. ¿Qué significaba eso? Finalmente, acostándose de nuevo y girándose, volvió a dormirse a duras penas y volvió a soñar. Su segunda pesadilla repetía el mismo impactante patrón que el primero, salvo que en lugar de vacas, siete espigas menudas y abatidas se comían a siete gruesas y llenas

Al día siguiente, el Faraón estaba muy preocupado. Incluso se angustió más cuando vio que ninguno de sus magos o sabios eran capaces de decirle lo que significaba el sueño.

La alarmante situación bastó para despertar la corta memoria del copero y que se acordase de José, que había interpretado su sueño. El Faraón no perdió tiempo en ordenar la liberación de José.

Le pusieron ropas nuevas, le dieron un rápido afeitado y le apresuraron ante la presencia del Faraón.

Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos. Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón. (Génesis 41.15–16)

Cuando el rey hubo contado su sueño nuevamente, el Señor reveló su interpretación a través de José. Ambos sueños reflejaban la misma realidad futura: habría siete años de abundancia seguidos de siete años de hambruna.

Si los egipcios querían estar listos para la futura catástrofe, tendrían que comenzar a almacenar recursos inmediatamente. Además, se necesitaría un hombre con capacidades administrativas y experiencia en la gestión de equipos para organizar la recolecta y el esfuerzo de almacenaje.

Claramente, Dios había orquestado las experiencias y pruebas del pasado de José para ese momento. Si sus hermanos no le hubieran vendido como esclavo, no habría llegado a Egipto.

Si Potifar no le hubiera comprado en el mercado de esclavos, no habría adquirido la experiencia necesaria para dirigir al pueblo y las mercancías en un contexto egipcio. Si no le hubieran acusado falsamente y arrojado en prisión, no habría interpretado el sueño del copero, y si eso no hubiera ocurrido, el Faraón no le habría mandado llamar ese día señalado por Dios. Sus responsabilidades en la casa de Potifar y en la prisión le habían preparado para su nueva función en la casa de Faraón. El Señor había supervisado todos esos acontecimientos para llevarle a este momento en el que José estaría preparado para organizar un trabajo alimenticio de proporciones nacionales.

Como el rey había reconocido la mano de Dios sobre José, inmediatamente supo que él debía organizar las operaciones de recogida del alimento.

Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú.

Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú. Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. (Génesis 41.38–41)

En un día, la suerte de José cambió por completo. Esa mañana, se había despertado en su celda. Por la noche, estaba durmiendo en palacio.

Trece años antes, había llegado a Egipto como un esclavo de condición baja pero ahora, a los treinta años de edad, se había convertido en el segundo gobernante más poderoso de la tierra.

No cabe duda de que incluso en este tiempo de exaltación, José aún se preguntaba por su padre y sus hermanos en Canaán.

¿Qué pensarían si pudieran verle ahora? ¿Y qué había de los sueños que Dios le dio cuando estaba aún en su casa? El Señor le había revelado el significado de las visiones de otras personas, pero ¿qué ocurría con su propio sueño?

UNA REUNIÓN FAMILIAR

Los siguientes siete años fueron de abundancia y pasaron rápidamente. Durante ese tiempo, José estuvo ocupado organizando la recolección y almacenamiento del grano en todas las ciudades de Egipto. Sus esfuerzos tuvieron tanto éxito que resultaba imposible llevar un registro exacto de todas las provisiones.

Fue durante ese período cuando José se casó y comenzó una familia. La bondad de Dios con él se reflejó en los nombres de sus dos hijos.

Llamó al mayor Manasés, que significa olvidadizo, porque como él mismo dijo: «Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre» (Génesis 41.51). A su hijo menor le puso por nombre Efraín, que significa fructífero. Como José mismo explicó: «Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción» (v. 52). A pesar de todo lo que José había soportado, Dios seguía siendo el centro de su pensamiento.

El Señor lo capacitó para dejar atrás el dolor de su pasado y disfrutar de bendiciones en el mismo lugar donde había soportado tantas pruebas.

Aunque Egipto estaba a punto de experimentar una gran hambruna, José estaba comenzando a disfrutar una gran abundancia.

Cuando terminaron los años buenos y comenzó la hambruna, los diligentes preparativos de José dieron su fruto. Los egipcios no solo se libraron de una muerte masiva, sino que multitudes de personas que sufrían hambre en las naciones adyacentes llegaban a Egipto a comprar comida.

La anticipación de José y una cuidadosa planificación salvó las vidas de millones de personas en todo el mundo del Oriente Medio. También hizo aumentar significativamente la riqueza del Faraón (Génesis 47.14–24).

Significativo es el hecho de que entre los afectados por la hambruna estaban los miembros de la familia de José en Canaán.

Como todo el mundo, finalmente se quedaron sin comida y se vieron forzados a ir a Egipto a comprar grano. Jacob les dijo a sus hijos en Génesis 42.2: «He aquí, yo he oído que hay víveres en Egipto; descended allá, y comprad de allí para nosotros, para que podamos vivir, y no muramos». Veinte años después de haber vendido a su hermano en la esclavitud, los diez hermanos mayores

 de José emprendieron el mismo viaje a Egipto que había hecho José hacía mucho tiempo.

Dios permitió que José padeciera mucho, para que a través de su esfuerzo, la familia de Israel pudiera salvarse de la hambruna y llegar a un lugar donde podrían crecer hasta convertirse en una gran nación.

Todo era parte del cumplimiento de la promesa que el Señor le había hecho a Abraham tres generaciones atrás (véase Génesis 15.13–14). En un irónico cambio de la providencia divina, los hermanos de José llegaron a Egipto para evitar la muerte, y la persona a la que habían intentado matar dos décadas atrás sería la que les rescataría de su situación.

La primera vez que los hermanos de José comparecieron ante él, no lo reconocieron. Era veinte años mayor, afeitado por completo, vestido como un egipcio y en una posición de gran autoridad. Pensarían que, en caso de que aún siguiera con vida, sería esclavo en algún lugar.

Además, les habló a través de un traductor. Por otro lado, José sí los reconoció. Cuando se postraron ante él, lejanos recuerdos inundaron su mente al recordar los sueños de su juventud (Génesis 42.6–9).

Pero en vez de revelarles inmediatamente su identidad, José decidió probar primero a sus hermanos, para ver si sus corazones habían cambiado.

Mediante varias interacciones, durante un largo período, José creó una trama para poder observar su verdadero carácter. Durante la primera reunión les dijo que no regresaran a Egipto a menos que llevasen con ellos a su hermano menor, Benjamín.

Muchos meses después, regresaron de mala gana con Benjamín. En su segunda reunión, José puso en secreto una copa de plata en la bolsa de Benjamín, para que cuando se descubriera en el regreso de sus hermanos a Canaán, Benjamín fuera arrestado por robo.

Como castigo, se convertiría en esclavo en Egipto mientras que a los demás hermanos se les permitiría irse libremente.

 José observaba para descubrir cuál sería la respuesta de sus hermanos. ¿Abandonarían a Benjamín como esclavo, como habían hecho con él? ¿Pensarían solo en salvarse a sí mismos y después inventarían una historia para explicarle a su padre por qué Benjamín no había regresado a casa con ellos? ¿O intentarían salvar a su hermano menor, exponiéndose ellos mismos a la prisión para protegerle?

No cabe duda de que el corazón de José se llenó cuando todos sus hermanos regresaron con Benjamín, con sus túnicas rasgadas de angustia, y sus voces rogando por su liberación. Probablemente se quedó sorprendido, y agradado, cuando Judá, el hermano que había sugerido vender a José como esclavo, se ofreció a sí mismo como sustituto por la vida de Benjamín.

Con incesante ruego, Judá le dijo a José: «Te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos» (Génesis 44.33). Claramente, esos hombres no eran los mismos que habían traicionado a José tantos años atrás.

Cuando observó la desinteresada lealtad de sus hermanos hacia Benjamín, José no pudo contenerse más.

Tras despedir a sus sirvientes, comenzó a llorar tan alto que los egipcios le escuchaban llorar desde las otras habitaciones de la casa.

Con lágrimas en los ojos, reveló su identidad a sus hermanos: «Soy José».

Emociones mezcladas de un inmenso alivio y total pavor a la vez corrían por sus venas.

El hermano al que habían vendido como esclavo, ¡ahora era gobernador de Egipto! El relato de Génesis expresa su profundo asombro y ansiedad con estas palabras: «Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él» (Génesis 45.3).

Pero José no estaba interesado en buscar venganza. Había visto la mano providencial del Señor en sus anteriores acciones. Entendió que Dios le había usado para preservar a su familia y para hacerles llegar a Egipto.

Todo era conforme a la voluntad del Señor. Observe la teología centrada en Dios que sostenía el pensamiento de José.

En Génesis 45.4–8, consoló a sus hermanos con estas palabras:

Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.

Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega.

Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación.

Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto.

José enfatizó tres veces que la mano de Dios estuvo en todo el proceso.

No estaba excusando a sus hermanos por su pecado, sino que enfatizó el hecho de que, en sus propósitos soberanos, el Señor incluso usa las malas acciones de personas malas para lograr los fines que Él desea. Dado que Dios envió a José a Egipto, Israel y sus hijos se libraron de una hambruna que podría haber acabado con la familia entera.

Cuando Jacob escuchó la noticia de que su hijo José aún estaba vivo, se quedó tan aturdido que incluso su corazón se detuvo momentáneamente (Génesis 45.26). Ya tenía ciento treinta años de vida, pero se preparó rápidamente para un viaje a Egipto para ver a su hijo predilecto. Mientras viajaba, Dios se le apareció en una visión y le reiteró el hecho de que todo eso era parte de su diseño para cumplir su pacto con Abraham. El Señor le dijo a Jacob: «Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación» (Génesis 46.3; cp. 12.1–3).

El Faraón recibió gustosamente al padre y los hermanos de José y les ofreció la mejor tierra de Egipto: una región llamada Gosén. Allí, podrían criar a sus familiares, cuidar su ganado y prosperar. La familia de Jacob, en total unas setenta personas, se mudaron a Egipto después de dos años de hambruna (Génesis 45.6).

Jacob vivió otros diecisiete años en Egipto, y murió a la edad de ciento cuarenta y siete. Unos 450 años después se convertirían en una nación de dos millones, listos para recibir su promesa de nuevo en la tierra de Canaán.

LA REITERACIÓN DEL PERDÓN

José tenía cincuenta y seis años cuando murió su padre, y cuando sus hermanos se postraron ante él una vez más, temerosos de que con la muerte de Jacob José pudiera finalmente ejecutar venganza contra ellos. Como explica Génesis 50.15: «Viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos».

Su odio hacia José había sido real, pero el odio de José hacia sus hermanos existía solo en la imaginación de ellos.

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¿Necesitamos orar a Dios?

Por Lourdes Saucedo Cárdenas

CONTENIDO CRISTIANO

La oración es el arma más poderosa que necesita el creyente. Dios nos creó con una vida de dependencia a Él.

Esto choca contra lo que nos dice el mundo; pero,

¿por qué refugiarnos en filosofías, modas y tradiciones para sentirnos seguros?

Nuestra vida enfrenta constantes problemas porque hemos hecho a un lado a Dios. El mundo propone métodos a seguir, a los que las personas se aferran, pero que no funcionan. Cuando Dios me da un mandamiento, automáticamente lo pongo en tela de juicio.

La oración es la manifestación más grande de dependencia, porque, cuando yo no puedo, Dios sí puede.

A nuestra naturaleza caída no le gusta orar, no le gusta depender; pero, en nuestra vida en Cristo necesitamos cargar baterías; y eso se logra orando. La oración es el poder de la vida cristiana.

¿Cómo demostramos que Dios gobierna nuestra vida?

¡¡Orando!! Cuando no oramos, demostramos suficiencia; le decimos a Dios que nosotros solos podemos y que no lo necesitamos, pero, debemos entender que la fuerza del creyente es la oración.

Al orar pasamos de nuestro poder al poder de Dios. Al no orar, nos mantenemos en nuestras capacidades. La oración no es un monólogo; es un diálogo en presencia del Dios soberano, nuestro Padre; quien todo lo escucha. Dios anhela que doblemos nuestras rodillas y clamemos a Él.

La oración es el medio de gracia para ser transformados por Dios, y adquirir la sabiduría que necesitamos en el diario vivir. Jesucristo, en la tierra fue un hombre de oración, siempre dependió del Padre; Él es el ejemplo máximo de la oración

12En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios

Luc. 6:12

Debemos entender, que los días que enfrentamos, son difíciles y no podemos enfrentar los problemas sin orar.

Si nos hace falta fe, lo que necesitamos es orar, y pedirle a Dios que incremente nuestra Fe. El Señor Jesús nos dejó una forma de orar el “Padre Nuestro” el cual es un formato para dirigirnos a Dios.

Debemos tomar en cuenta los elementos que se incluyen en la enseñanza de Jesús para orar a Dios. Lo primero que demos hacer cuando oramos, es alabar a Dios

9Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal?, ¿salvar la vida, o quitarla?

Mateo 6:9

Reconocer en manos de quién estamos poniendo nuestra oración.

¡Dios es el Soberano, el Santo, el Todopoderoso!

Necesitamos humillarnos ante su presencia; alabarle; y también agradecerle el precioso plan de redención que llevó a cabo en la persona de Jesucristo, para salvarnos de una condenación eterna en el infierno.

Agradecerle la nueva vida que nos dio en Jesucristo; agradecerle las bendiciones que recibimos día a día (alimento, techo y vestido).

También es importante anhelar su reino; el cual, ya fue inaugurado con la venida de Jesucristo, pero aún no ha sido consumado.

Nuestra oración y petición a Dios, debe centrarse en la absoluta voluntad de Dios en nuestra vida, así como en la de toda la creación. Debemos también, incluir en nuestra oración, la confesión de nuestros pecados. Cuando arreglamos cuentas con Dios, Él nos escucha; Él nos quiere santificados.

En nuestro proceso de santificación en esta vida, enfrentamos caídas y debilidades, pero al reconocerlas, y pedir perdón, Dios nos limpia y escucha nuestras peticiones. Así mismo, también nosotros debemos perdonar a todo aquel que nos ha ofendido o hecho daño. Si nosotros no perdonamos, Dios tampoco puede perdonar nuestras faltas

14Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensa

MATEO 6:14-15

Nuestra oración debe incluir también, peticiones personales para que siga transformando nuestras vidas; que nos de la gracia para enfrentar los retos y desafíos de cada día, y nos dé el carácter para no caer en tentaciones.

Es necesario pedirle a Nuestro Padre, que nos guarde también de los ataques del enemigo número uno en nuestras vidas, que es satanás. Que nos guarde también de lo que nos ofrece el mundo con la finalidad de que dejemos de poner nuestros ojos en Dios. También que nos guarde de nuestros propios corazones, que tienen una proclividad al pecado.

Este formato, enseñado por el Señor Jesucristo, no es una regla religiosa. Es importante no caer en esos ritos y repeticiones vanas.

Dios ve nuestros corazones, y está atento siempre a nuestra oración sincera. A Dios le gusta que le pidamos los anhelos de nuestros corazones; pero después de incluir todo lo anterior en nuestras oraciones, nos daremos cuenta que nuestra relación con Dios es más que suficiente.

Sin embargo, siempre tendremos necesidades materiales que Dios también nos puede proveer.

En la oración, también podemos interceder (orar, pedir, rogar, suplicar, clamar) por otras personas; principalmente por nuestros seres queridos que aún no conocen a Dios, para que Dios toque sus corazones y lo acepten como su Señor y Salvador.

Mientras más oremos, más tiempo anhelaremos estar en su presencia en oración.

¡¡Cerrar nuestra oración, siempre confiando en que Él hará!!

Sal #7:5

SECCÓN DE NOTICIAS

REFLEXIÓN

Photo by Andre Furtado

El tiempo de Dios tiene sus misterios, que no nos corresponde entender,

Si no confiar.

Nuestro tiempo tiene prisa,

el suyo tiene la perfección

Esperar en ÉL puede ser la más difíciles de la opciones,

pero recuerda que Dios es bueno siendo Dios,

y cómo tal nos ayuda a determinar nuestro hoy, preparándonos para un bendecido mañana.

quien  espera en ÉL jamás

será decepcionado,

jamás….

Ora cómo si todo dependiera de Dios,

que así lo es,

incorpórate empieza a camina nuevamente, realiza, actúa, ponte  en marcha cómo si todo dependiera de ti.

“Cuando el tiempo sea el correcto, yo el señor, lo hará posible.”

Isaías‬ ‭60:22‬ ‭RVR1960‬‬

Descansa tus plegarias han sido escuchadas, Dios está en control.

¡ Hola Bienvenido !

LOURDES SALCEDO CARDENAS

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LAS CINCO MANERAS DE AMAR: EL AM❤R AGAPE

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La Civilidad en la Sustentabilidad Individual.

Cuarta Parte y Última.

Por Hugo Rodríguez Barroso

CONTENIDO CULTURA & ESTILO

La formación integral va más allá de la educación llana: entraña un proceso educativo continuo, que desarrolla al máximo el potencial de cada ser humano, en balance con sus habilidades y capacidades físicas, racionales, artísticas, políticas, de ética y conciencia, e idealmente espirituales, con el objetivo último de convertirse en un ciudadano pleno en donde la corresponsabilidad es la práctica constante, con amor a la humanidad y a nuestro Planeta.

Entonces trasciende al trabajo y a la vida en sociedad en armonía con la naturaleza, los ecosistemas todos y el Planeta. Las sociedades más avanzadas y por lo tanto las más civilizadas, han contado con liderazgos sólidos, duraderos, históricos.

En donde el honor, la lealtad y la justicia son elementos fundamentales para el sostenimiento de la civilidad misma.

El liderazgo entonces es nítido, hasta que los esfuerzos populares no queden marginados frente a la indiferencia y el desencanto.

En un liderazgo sólido no hay espacio para la improvisación ni las ocurrencias. La civilidad está impregnada, siendo así, de planeación y organización, de coordinación y supervisión.

La ausencia de liderazgos genuinos persiste por la rapidez e intensidad de la modernidad, y principalmente, por la ausencia de una formación integral en muchas de las personas. Y claro, también por la rápida multiplicación de los malos ejemplos.

En resumen, la civilidad solo florece en democracia, lo contrario es alienación. La democracia exige participación ciudadana esmerada, responsable y permanente; la Historia Universal nos ha heredado sistemas democráticos, pero ninguno lo es cuando la ciudadanía muestra apatía y deja a la inercia el futuro de sus vidas, de sus descendientes y compatriotas.

En 2004 propuse por primera vez la creación del Cuarto Poder Constitucional:

el Poder Ciudadano. Pasarán años o décadas para que ello suceda, pero algún día nacerá entre las naciones, las más avanzadas, las más destacadas. Hacia el 2006 publiqué mi Plan Maestro para enfrentar el Cambio Climático “Mundo 2100” porque ambos horizontes se encuentran íntimamente relacionados.

Photo by Karolina Grabowska

Hoy frente a la adversidad que vivimos como humanidad y por el acentuado deterioro de nuestro Planeta, es claro que para preservar al Planeta y sus ecosistemas, es menester rediseñar la democracia, organizar a las sociedades de forma efectiva, y crear un orden internacional acorde con las necesidades del mundo de hoy y de los próximos 80 años.

A nivel global enfrentamos una crisis multifactorial, y pese a que los sistemas tienden a desplazarse hacia el equilibrio, la nueva normalidad indica que depende de cada uno de nosotros el propiciar la armonía, la prosperidad y el respeto al medio ambiente y los ecosistemas.

Hoy en el mundo nuestros sistemas económicos, el Estado de Derecho, la civilidad y los liderazgos se encuentran totalmente menguados. Y la prueba más fehaciente es la enorme devastación y afectación a nuestro Hábitat y al Planeta, así como la lamentable degradación de la calidad humana.

Sección de Noticias

PENSAMIENTO

Photo by Baurzhan Kadylzhanov

Verdades estúpidamente simples:

 1. Cuando aprecias tus defectos, ellos pierden su poder sobre ti.

2. Cuanto más te asusta algo, más deberías hacerlo.

 3. El crecimiento personal es simplemente el proceso de aprender a mentirse menos a uno mismo.

 4. No tienes que probar nada a nadie nunca.  Incluyéndote a ti mismo.

5. Los “porqués” de la vida son mucho más importantes que el “qué” de la vida.  

Empieza a preguntarte

«¿Por qué?»

¿Estás llevando este tipo simple de vida?

Por Mark Manson

¡ Hola Bienvenidos !

Hugo Rodríguez Barroso

Te invito a leer otro articulo mío con el titulo:

Índice de Artículos

La Civilidad en la Sustentabilidad Individual Primera Parte

La Civilidad en la Sustentabilidad Individual Segunda Parteu.

La Civilidad en la Sustentabilidad Individual Tercera parten

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ALTAR DE VIDA

Por Judith Tapia Cerezo

CONTENIDO CRISTIANO

En tiempos como octubre se suele poner un altar de muerte. Yo en la casa, tengo al contrario, un altar representaban la vida que representa vida; nació porque un día la pastora, que es profeta, nos dijo que Dios quería su propio espacio en nuestra casa y decidí hacerle una decoración; empecé poniendo un corazón que representa que yo le quiero entregar todo mi ser cada día más porque él es un Dios de cada día más; luego puse flores que.

Recordé que del corazón emana la vida, y empecé a reflexionar que era un altar porque es importante guardar el corazón y muchas veces no lo guardamos; muchas veces se nos hace fácil decir palabras que son muerte, que se llaman: maledicencias, que significan maldecir, decir mal, no decir en el poder del acuerdo de Dios.

 Reflexioné que las palabras, como dice

Proverbios 18, “Está la vida y está la muerte”

y que debo de ser sabio y pensar lo que voy a decir, y ver si trae gracia al oyente o si, al contrario, y que más sabio es aquel, que se queda callado, aunque sea muy necio; se tomará así porque muchas veces nuestra necedad también está en nuestras palabras que nos podemos decir a nosotros mismos, sin que nadie nos escucha, y si hacemos obras buenas, pero hablando lo malo por dentro; entonces no estamos siendo congruentes, o caemos incluso, en ser hipócritas, porque ¿Cómo podemos hacer lo bueno hablando lo malo? y el árbol por sus frutos se conocerá.

Y empecé a reflexionar la importancia de desarraigar raíces y plantar la semilla nueva incorruptible, la palabra de Dios en mi vida, y quitar la inequidad por generaciones.

Photo by Djurdjina ph.djiz

En este mes de octubre se venera tanto a la muerte. Reflexionaba que la muerte es enemiga de Dios y que dice la Biblia que muchas le llaman amiga.

Aquí en México, en el país donde vivo, la visten incluso de colores, le hacen hasta fiesta, y a muchos países les ha llamado la atención; incluso, se han hecho películas sobre México, sobre este tema; y bueno, es un país que también a los muertos se les venera mucho, pero la Biblia no dice que los muertos vengan otra vez a la tierra, sino que van al cielo o van a ir al infierno; entonces en realidad no dice que regresen a la tierra, dice que enfrentarán un juicio y de ahí será, o la vida eterna, o la muerte eterna, y pensaba que a veces se tomaba esto como chiste o broma, y pensaba un entonos, algo que veo en las redes con la figura del guasón, donde todo el dolor, y toda la muerte, y todos esos temas, los toman a como se dice, a vacilar.

Aquí, en la Ciudad de México, no se toma con la seriedad que se debiera. Con la reflexión profunda de analizar nuestras vidas para saber si van hacia la vida, o si van hacia la muerte, yo he aprendido a reflexionar mucho eso sobre mi vida, he meditado mucho sobre el

El Salmo 34 nos ha dicho que hablemos vida, que dejemos de hablar engaño y mentira, y que busquemos la paz, y que la sigamos.

He aprendido a valorar la Paz; a la Paz que da Dios, que guarda primeramente mi corazón y mi mente. Cuando en un enojo decimos maledicencias, no estamos pensando en el bumerán que se nos regresa a nosotros mismos y a los que amamos, el enojarse y desear el mal, el tener la venganza en el corazón, nos endurece en el corazón, nos hace no obedecer los mandamientos de Dios y no amarlo, porque él que lo ama sigue sus mandamientos, y a veces hacemos oídos necios y ojos ciegos a lo que Dios nos está pidiendo hacer o accionar.

He meditado mucho sobre los versículos del perdón en estos días. Había pedido a las pastoras de intercesión de la Iglesia donde estoy, y había enviado peticiones de oración a ministerio que oraran por mi corazón, porque yo ya lo sentía que se empezaba como a endurecer y yo quería esa promesa de Dios que dice que nos dará un corazón de carne y sensible para obedecer sus estatutos, que está en el libro de Ezequiel, y pensé:

“si no voy a más, voy a ir a menos”, eso me lo enseñó un maestro de la escuela donde voy, y reflexionaba que tenía que ir a más y que tenía que pedir ayuda, y meditaba en ese altar de vida que un día le hice a Dios, y que el compromiso que le hice a él, es de llegar el gran mandamiento, que es amarlo a él con todo mi ser, con toda mi mente, con todo mi corazón, y con todas mis fuerzas, y que no debería hacer las cosas a mi propia manera, a mi propio tempo, en mis propias fuerzas, sino hacerlo en las fuerzas de Dios para tener dirección.

Vivir en lo sobrenatural y accionar cada paso de mi vida en fe, porque el cambio está en cada decisión que tomo cada día, y en que la disciplina de un día está el cambio de mi vida como me lo enseñaron en mi escuela.

He sido muy afortunada de estudiar en este instituto, porque me ha hecho aún reflexionar más profundo, y agradezco tener la oportunidad, y quisiera que otras personas la tuvieran; tuvieran la oportunidad de haber estudiado en una escuela de fe, donde he aprendido a amar la vida.

Yo tuve problemas con una mala vida, porque era extremadamente melancólica y nostálgica, y eso me llevaba a veces a entristecerme profundamente, y muchas veces a desanimarme, y es importante tener ánimo y tener vida, porque es lo que levanta a los enfermos, como dice proverbios, leyendo proverbios, leyendo salmos, meditando en los libros de la Biblia, he encontrado una nueva persona; he encontrado empezar a madurar; y en este altar de vida, he aprendido a amar. A amar la palabra de Dios y sus mandamientos.

Realmente era muy rebelde; no me gustaba que nadie me dijera qué hacer, pero cuando lo amas empiezas a verlo con otra percepción, no una regla que es impuesta, sino que ese amor que Dios nos dio primero, y que nos hizo amarlo a Él, porque, É; siendo aún pecadores, nos amó, y su perdón es lo que me ha inspirado, porque Él es el hijo del hombre, Jesús.

Agradezco a Jesús por hacer de mí otra persona, no tan caprichosa, berrinchuda; como siempre fui, o hacerme víctima de las circunstancias del pasado que viví, y había estado fijado mucho en mi mente; y empezar a ver a Jesús, el autor y consumador de la fe; y que Él transforme y renueve mi mente.

Yo quisiera que hubiera un altar de vida en cada casa, y no en octubre un altar a la muerte. Ya no creer que los muertos regresan y venerarlos. Seguir el ejemplo de los tuyos, que partieron, pero no que ocupen el lugar de Dios; y hacerles un altar; que ese altar lo ocupe Jesús.

He visto nacimientos donde, en vez de poner al niño Jesús, que se suele poner en las tradiciones mexicanas, ponen un perro y dicen que sus perros son su máximo para ellos, son como un Jesús, pero en realidad, es hacerle un altar también a los animales; aun los vivos y los muertos. Pienso que ese lugar sólo le corresponde a Cristo Jesús, y que Él no está en una imagen. Él quiere que lo amemos en espíritu y en verdad, y eso es lo que yo he aprendido con este altar de vida, lo puse en mi casa.

Puse un muro de oración para que toda mi red, de la cual soy responsable de orar, orar por ella, ya llevo muchos años, incluso décadas orando ahí en oración y en el entendimiento, y en las lenguas espirituales que aprendí gracias a la escuela de fe donde voy. Quisiera que todos tuvieran algo así en sus vidas, y por eso hoy lo escribo.

Muchas bendiciones; y que tengan un mes de octubre lleno de vida y no de muerte.

Bendiciones. Y recordemos, que Dios la venció por ustedes, y que ahí está crucificada toda la enfermedad y todo el dolor. Les deseo todos los meses en su casa tengan ese altar donde oren por toda su red y puedan ver los cambios, y las transformaciones que hay en sus hogares.

Gracias por darme la oportunidad de escribirles y por ver este artículo. Les pido, que, si fue de su agrado, lo compartan con otros.

SECCIÓN DE NOTICIAS

ORACIÓN

Photo by David Bartus

JESÚS, te entregamos todo lo que nos has dado este en tus manos ya que todo te pertenece y no nos aferramos a nada así en lo sobrenatural esté  en Ti y no en nuestras maneras y egoísmo,  incluso a nuestros familiares que ya partieron y los  siguen aquí sabiendo la esperanza esta en ti.

Gracias por todo lo que me das, incluso por aquello que no logro entender, eso que aún no asimilo, pero que sólo Tú sabes cómo me estás bendiciendo.

Por eso, aunque no comprenda tu lógica, te alabo y glorifico tu Santo Nombre, porque sé que quieres lo mejor para mí. Señor, dame la fe necesaria para seguirte buscando en la oración, que si paso por tormentas, mi esperanza puesta en Ti no tambalee.

Gracia y Paz a ti, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Amén🙏🏻

Por Judith Tapia Cerezo

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¿Qué deficiencias pueden causar las dietas veganas/vegetarianas?

Por Paola Kegel

CONTENIDO CULTURA $ SALUD

Algunas vitaminas y minerales se encuentran en buenas cantidades en productos de origen animal, sin embargo los alimentos de origen vegetal pueden tener pocas cantidades de estas vitaminas y minerales.

Por esta razón, las personas que siguen una dieta vegana o vegetariana pueden sufrir algunas deficiencias nutricionales.

Estas son algunas de las deficiencias más comunes en veganos y vegetarianos:

  • Vitamina B12: se encuentra en carne, aves y pescado por lo que personas estrictamente veganos o vegetarianos pueden presentar deficiencias y deberán suplementarse con 50 mcg diarios.
  • Hierro: se encuentra en carne, aves y pescado, en verduras verdes, granos y frutos secos. Sin embargo, el hierro de origen vegetal, no es absorbido por el cuerpo humano de la misma manera que el animal, por lo que es importante consumir el doble de alimentos de origen vegetal para llegar al requerimiento o suplementar.
  • Zinc:  los fitatos presentes en leguminosas y algunos cereales pueden interferir con la absorción del zinc. Para disminuir los fitatos en estos alimentos, debemos de remojarlos por lo menos unas 8-12 horas. Algunos alimentos ricos en zinc son nueces, tofu y cereales fortificados.
Photo by Maarten van den Heuvel on Pexels.com
  • Calcio: las dietas veganas y vegetarianas pueden representar una deficiencia de calcio por lo que se debe suplementar con 300  a 500 mg de calcio y aumentar el consumo de soya y tofu.
  • Vit D: exponerse al sol por lo menos 15 min diario es importante para obtener una dosis adecuada de VIt D, pero esto puede no ser posible todos los días por diversos factores además de que los alimentos ricos en Vit D son lácteos, huevos y pescado. Suplementar la Vit D es importante para tener niveles adecuados.
  • Omega: específicamente EPA y DHA son nutrimentos que los veganos o vegetarianos suelen consumir poco ya que están presentes principalmente en pescados aunque también se pueden obtener de fuentes como krill y algas.
  • Yodo: es necesario para el correcto funcionamiento de la tiroides que regula el metabolismo. Los lácteos y pescados así como algas y sal yodada son una buena fuente de este mineral. Hay que tener en consideración que la mayoría de las sales especiales no están yodadas y que las algas pueden contener niveles altos de mercurio.
  • Proteína: la cantidad de proteína en dietas veganas y vegetarianas tiende a ser menor que en dietas no veganas o vegetarianas. Aunque sí se pueden alcanzar

Requerimientos de proteína, las proteínas de origen vegetal pueden carecer de algunos de los aminoácidos esenciales. Al combinar cereales con leguminosas por ejemplo arroz con lentejas, se pueden complementar y aportar los aminoácidos esenciales. Incluir proteína vegetal en polvo como chícharo o soya, puede ser una buena manera de cumplir con el requerimiento diario.

SECCION DE NOTICIAS

INFORMACIÓN

Photo by Tetyana Kovyrina

«Que la comida sea tu alimento y el alimento, tu medicina»

Hipócrates

¿Cómo alimentar mejor a una creciente población en medio de cambios climáticos?

Según los cálculos de los expertos, la producción mundial de comida tendrá que aumentar al menos en un 60% para 2050 para poder alimentar a la creciente población, que se estima alcanzará para entonces los nueve mil millones.

Pero producir la comida suficiente será un desafío.

No se trata simplemente de duplicar lo que estamos haciendo, porque no hay suficiente territorio como para hacer eso le dijo a la BBC el profesor de genética de cultivos Sean Mayes. 

«Ni hay ni podrá haber una única solución. Tenemos que seguir tantos caminos como podamos», declaró.

Los  Estadounidense de California Riverside, acaba de presentar un compuesto químico que podría proteger las cosechas de los efectos de la sequía.

La sustancia, llamada quinabactin, imita a una hormona que se presenta de manera natural en las plantas y que les ayuda a lidiar con adversidades como el calor.

«Cuando la rocías sobre las plantas retrasa el marchitamiento, reduce la pérdida de agua y mejora la tolerancia al estrés», dijo el líder de la investigación, Sean Cutler. 

Producir la cantidad suficiente de comida es nuestro punto de partida», dijo Mayes.

«Pero ver bien qué producimos y buscar alternativas mejores, tiene el potencial de ayudar a la estabilidad de la producción de alimentos».

Por CNN londres.

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PAOLA KEGEL

Lic. Nutrición y Ciencias de los Alimentos.

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UN CARÁCTER EJERCITADO CON LOS FRUTOS DEL ESPIRITU.

Por Mariant Peña Nava

CONTENIDO CRISTIANO

Todos conocemos muchos conceptos y definiciones acerca de lo que es tener un verdadero carácter.

Solemos decir que una persona tiene un “carácter fuerte” porque se enoja, grita, insulta, no se deja, maltrata; y porque hace explotar sus emociones delante de quien sea o donde sea.

Y podemos ver que una persona que cubre estas características, en realidad “lo que no tiene, es carácter”

Carácter, es una palabra que debe ser muy importante para cada ser humano, porque en el se refleja su verdadera identidad y personalidad original.

El carácter es nuestra verdadera identidad, y revela el carácter de nuestra propia naturaleza, con la que fuimos creados; y a menos, que sepamos qué es carácter, podremos corregir nuestra vida.

Dios dijo en GÉNESIS 1:26: hagamos al hombre conforme a nuestra semejanza y señoree…

Bueno, pues para señorear la tierra se necesita carácter; algo muy importante y necesario para la raza humana; y todavía más aún, se necesita de un carácter lleno de los frutos del Espíritu Santo; pues solamente lleno del Espíritu Santo, es como puedes ejercitar estos frutos de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. GALATAS 5:22

Y es solamente ejercitando todos los frutos como se experimenta y se produce vida en cada creyente.

Este era el estado original de Adán y Eva en el Edén; pues no conocían el enojo, ni la ira; sólo reinaba la paz en su vida. Vivían en el descanso y la dependencia de Dios en su vida; porque su corazón estaba siendo gobernado por el Espíritu Santo.

Los frutos de un carácter restaurado se reflejan el día a día en una persona que se deja gobernar por el Espíritu y le permite crecer dentro de él. Se nota cuando ves que todos los frutos están tan ejercitados que reflejan el carácter de Cristo en tu vida.

El mayor ejemplo que tenemos es JESÚS, que evidenció siempre la gloria de Dios en su vida, generando frutos del Espíritu, pues el poder que Él tenía provenía de Dios mismo.

Es así como los frutos del Espíritu Santo deben fluir desde nuestro interior.

Photo by cottonbro

Si te consideras un Hijo de Dios, pero la tristeza, el enojo, la inseguridad, el temor, la inconformidad, etc; necesitas ejercitar el Espíritu que vive en ti, y así poder ejercitar sus frutos, sólo así encontrarás la paz en tu alma; sólo así encontrarás fe y esperanza; confiando y creyendo que sólo Dios es el único que puede transformar por medio de su carácter tu carácter.

El verdadero carácter no es enojarte y perder la cabeza delante de los demás; porque grites más fuerte o porque estés en desacuerdo con los demás.

El verdadero carácter se adquiere por medio del Espíritu Santo de Dios. Reflejando todos sus frutos y viviendo una vida que a los demás se les antoje vivir, una vida que refleje el coraje de ir contra las corrientes de este mundo; siendo diferentes a todos los demás, así como Jesús lo hizo.

Sino como aquel que os llamo es santo, sed también santos en toda vuestra manera de vivir, porque, escrito está: sed santos porque yo soy santo.

1 Pedro 1:15-16

Como punto final, debemos considerar que “UN HOMBRE REBELDE, NECESITA; DEBE SABER MÁS DEL CARÁCTER DE DIOS Y SU NATURALEZA PARA PODER CAMBIAR SU VIDA”

¡¡DIOS TE BENDIGA GRANDEMENTE!!

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ORACIÓN

Photo by Unchalee Srirugsar

AMADO DIOS

Te damos gracias porque al ser sellados con tu Espíritu Santo, nos das la oportunidad de conocerte y entender tu verdadero carácter, y así también conocer tus planes y propósitos en nuestra vida, que son, buenos, agradables y perfectos.

Gracias, porque, por medio de Tu Palabra, podemos ejercitar los frutos del Espíritu, y así, dejarnos moldear por ti, pues somos barro en tus manos, y tú el alfarero.

Y en tu soberanía, sabemos que tú eres el único que puede transformar nuestra vida y nuestro carácter, para el bien nuestro y el de los demás; enseñándonos a vivir una vida que refleje tu carácter en nosotros.

Te lo rogamos, mi grandísimo Señor, en el nombre de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, Amén.

Por Mariant Peña Nava De México.

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Crónicas Bíblicas: JOSÉ Primera Parte , PORQUE DIOS LO ENCAMINÓ A BIEN.

Primera Parte

Por John Macarthur

CRÓNICAS BÍBLICAS

Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.

GÉNESIS 50.20

ONCE ROSTROS ABATIDOS MIRABAN FIJA Y ANSIOSAMENTE AL AUELO.

Aunque todos los ojos miraban al suelo, la atención estaba centrada en el hombre en el trono al frente de la sala. Acurrucados en un tenso silencio, los once se postraban ante uno de los gobernantes más poderosos de la tierra, sabiendo que tenía autoridad para ejecutarlos.

Ataviado en forma peculiar como correspondía a su oficio y flanqueado por guardas y siervos, el primer ministro miró hacia abajo a esos humildes pastores mientras ellos se inclinaban ante él. Su larga historia con esos hombres incluía recuerdos especialmente gráficos de dolor y rechazo. Le habían tratado mal de manera impensable en el pasado. Ahora las cosas habían cambiado. Con una palabra, él podía promulgar varias retribuciones graves sobre esos hombres que le habían traicionado.

¿Es eso lo que José les haría a sus hermanos? Su padre Jacob acababa de morir y juntos le habían enterrado. Ahora estaban postrados ante su hermano suplicándole misericordia, temiendo que, con la muerte de su padre, José pudiera finalmente buscar venganza contra ellos por la crueldad tan grave que habían perpetrado contra él hacía décadas. 

Los minutos parecían horas ante la sombría anticipación de la decisión de José. Los hermanos estaban preparados para lo peor. Rubén, el mayor, se culpaba desde hacía mucho tiempo por lo que habían hecho con José. Judá también sintió el peso de la culpa; él fue quien sugirió inicialmente la venta de José como esclavo.

Pero los demás hermanos, salvo Benjamín, el más pequeño, habían participado en ese impensable acto de traición. Todos merecían sentir la culpa. ¿Sería ese el día en el que finalmente su delito se volvería contra ellos?

Cuando se rompió el silencio, no fue con una voz de airadas amenazas o duro castigo. Al contrario, el sonido fue el de un lloro. Las lúgubres expresiones de los hermanos se ablandaron por el desconcierto. Uno a uno, lentamente alzaron su mirada, curiosos por ver lo que ocurría. José les volvió a mirar con una sonrisa de perdón, con lágrimas corriendo por su rostro. Sus lágrimas se volvieron contagiosas, por lo que todos comenzaron a llorar.

Luchando por guardar su compostura, José se tranquilizó lo suficiente como para liberar la compasión que había en su corazón. El relato de Génesis lo narra con estas palabras:

No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón. (Génesis 50.19–21)

A diferencia de aquellos que engendran odio y deseo de venganza, José trató a sus hermanos con un favor inmerecido.

Pero, ¿cómo es posible que la bondad y el amor crezcan en el corazón de alguien a quien han tratado tan mal? La respuesta la encontramos en la teología de José: él tenía un claro entendimiento de la providencia de Dios. En el momento, con sus hermanos delante de él y sus pruebas detrás, José articuló una perspectiva que resumía la historia de su vida: 

Dios está en control y podemos confiar en que nos dará la salida.

La historia de José se ha contado muchas veces y de muchas formas: desde las dramáticas producciones con túnicas de colores en tecnicolor hasta dibujos animados interpretados por verduras que hablan [los Veggie Tales].

Lecciones espirituales acerca del amor fraternal, la pureza moral, la buena administración y la paciente perseverancia se han sacado de la vida de José. Son lecciones útiles para aprender, pero no son la razón por la que sus experiencias se han escrito para nosotros en la Biblia. Hasta que no veamos el cuadro global de lo que Dios estaba haciendo a través de José, inevitablemente nos perderemos la verdad profunda y fundamental que nos enseña el relato de este héroe inconcebible.

José no se perdió esa verdad, la resumió en los versículos citados arriba. Lo fundamental: el Señor usó el sufrimiento de José para llevar a cabo sus propósitos soberanos.

Con toda seguridad, Dios tenía algunas lecciones de la vida prácticas que quería que José aprendiera durante el camino. Pero Él pensaba en algo mucho mayor: un plan para su pueblo escogido, un plan que incluía librarles de una hambruna de siete años muy fuerte y después llevarles a Egipto, donde en los siglos siguientes se transformarían de familia en una nación para testimonio de su gloria.

Era todo parte del plan de Dios para cumplir sus promesas de pacto de una simiente y salvación que se extendería a toda la tierra (cp. Génesis 12.1–3).

Como creyentes del Nuevo Testamento que miran atrás para ver el ejemplo de José, podemos ver el principio de Romanos 8.28 encarnado en su vida: «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados». Como lo dijo José mismo, Dios encaminó las dificultades de su vida para bien de su pueblo; 

y aunque José no sufrió porque Dios le estuviera castigando por el pecado, sufrió para que Dios pudiera finalmente salvar a los pecadores.

UNA DISPUTA FAMILIAR

El doloroso viaje de José en el buen propósito de Dios comenzó cuando tenía tan solo diecisiete años y aún vivía en la tierra de Canaán con su padre y sus hermanastros mayores.

Aunque todos eran hijos de Jacob (cuyo nombre Dios había cambiado a Israel en Génesis 32.28), los diez hermanos mayores de José no nacieron de su madre Raquel. Solo él y su hermano menor Benjamín tenían la misma madre, la cual había muerto al nacer Benjamín.

El entorno donde José creció estaba lleno de tensión y riña familiar. El conflicto estaba a la orden del día en la familia. Su padre Jacob había engañado a su propio padre Isaac para engañar también a su hermano Esaú y quedarse con la primogenitura.

El abuelo materno de José, Labán, también se decepcionó con Jacob por intentar irse de su casa a escondidas en Harán. Su madre Raquel, vivía en una guerra constante de celos con su hermana mayor: Lea. En una carrera por tener más hijos, Lea y Raquel le dieron a Jacob sus sirvientas como concubinas, lo cual complicó aun más las relaciones familiares. Cuando la familia se mudó a Canaán, dos de los hermanastros de Jacob, Simeón y Leví, asesinaron a toda una aldea para vengar a su hermana Dina, lo cual causó una profunda angustia en su padre y llenó de tensión las relaciones con sus nuevos vecinos.

El hermano mayor de José, Rubén, incluso tuvo una aventura amorosa con una de las concubinas de su padre, algo de lo que después se enteró su padre. No hace falta decir que la vida en casa de José estaba llena de malas relaciones. Las cosas no mejoraron para el joven cuando su madre murió ni cuando sus hermanos comenzaron a tratarle con hostilidad y resentimiento. Sin embargo, de esa lucha turbulenta Dios cumpliría sus planes para esa familia en conflicto, para José en particular, para la nación de Israel y para todo el mundo.

Según Génesis 37, los hermanos de José le odiaban por varias razones. La esencia del problema estaba en que él era el hijo predilecto de su padre (v. 3).

Jacob ya había mostrado favoritismo antes con Raquel, la madre de José, y ahora trataba a su hijo con más favor que a los demás. De la misma forma que Lea había envidiado a su hermana Raquel, los hermanos de José se pusieron celosos de él.

Para demostrar su particular afecto por José, Jacob le dio una túnica real. El hecho de que fuera o no una túnica de muchos colores es algo que debaten los comentaristas bíblicos; la palabra hebrea se puede referir a una túnica de manga larga o una túnica larga hasta los tobillos. Pero, independientemente de su apariencia, se la dio como un símbolo de la condición de favorito de José, y terminó siendo un símbolo del desprecio de sus hermanos.

Todo ese asunto se agravó cuando a los hermanos de José les pareció que este actuaba como la realeza. No solo vestía una túnica real, sino que ellos pensaban que estaba empezando a hablar y actuar como si fuera superior.

Su padre también le había elevado haciéndole responsable de controlar el trabajo de sus hermanos, y José no dudaba en regresar con un mal informe acerca de ellos (Génesis 37.2).

Más ofensivos aun fueron sus relatos de unos sueños aparentemente extravagantes, en los que sus hermanos le rendían homenaje, y acerca de los cuales él parecía estar más que dispuesto y feliz de contarles. Un día, se reunió con sus hermanos con el siguiente anuncio de un sueño:

He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío.

Le respondieron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? Y le aborrecieron aun más a causa de sus sueños y sus palabras. (Génesis 37.7–8)

Un segundo sueño en el que el sol, la luna y las estrellas se inclinaban ante él, no hizo sino irritar más a sus envidiosos hermanos. Su joven hermanastro, a quien sin duda alguna veían como alguien arruinado por su inflado ego, definitivamente se había pasado de la raya.

El relato bíblico nunca atribuye orgullo a José al compartir sus sueños; quizá los estaba contando porque creía que Dios se los dio para que él se los contara a los miembros de su familia. Sin embargo, el odio de sus hermanos se acrecentó con esos sueños. Comenzaron a buscar la oportunidad de despojar al soñador tanto de su túnica como de su lugar en la familia.

La oportunidad se presentó un día cuando los hermanos de José estaban alimentando a sus rebaños en Dotán y él fue enviado a visitarles. El viaje no era corto, ya que Dotán estaba situada a unos cien kilómetros de distancia. José tardaría varios días en llegar hasta donde ellos estaban.

Sus hermanos le vieron llegar a lo lejos y permitieron que el odio se convirtiera en un plan mortal.

Cuando ellos lo vieron de lejos, antes que llegara cerca de ellos, conspiraron contra él para matarle. Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador. Ahora pues, venid, y matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia lo devoró; y veremos qué será de sus sueños. (Génesis 37.18–20)

De no ser por la intervención de Rubén, al sugerir que era mejor arrojarle vivo a un pozo, los hermanos de José le hubieran matado allí mismo. Como hermano mayor, Rubén era responsable de proteger a su hermano. Génesis 37.22 explica que él tenía planeado regresar al pozo y rescatar a José.

Cuando llegó el hijo favorito de Jacob, sus hermanos le tomaron, le despojaron de su túnica especial y le arrojaron a un pozo seco.

El pozo grande y hondo estaba excavado en la roca. Tenía una pequeña abertura arriba, lo suficiente para que entrara un cubo de agua (o un adolescente). Más abajo, la angosta entrada se hacía mayor hasta convertirse en un considerable abismo. Las paredes resbaladizas cubiertas de yeso para asegurarse de que no se escapara el agua, habrían hecho imposible que José pudiera escaparse de aquel lugar por sí solo. Temeroso y confuso, clamaba pidiendo ayuda desde dentro de esa oscura prisión. Pero sus hermanos no escuchaban sus ruegos.

Al contrario, decidieron irse a comer. Mientras se sentaban a comer y a decidir qué harían con José, vieron una caravana de mercaderes que pasaba por aquel lugar. Esa caravana les aportaba una nueva opción, así que Judá les dijo a sus hermanos: «¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte? Venid, y vendámosle» (Génesis 37.26–27a).

Tras algunas negociaciones, establecieron un precio de veinte piezas de plata (el precio promedio para un esclavo varón en ese tiempo).

Sacaron, pues, al aterrado adolescente del pozo y le entregaron al grupo de mercaderes de Arabia del norte que se dirigía a Egipto. José siguió rogando a sus hermanos, pero no sirvió de nada (véase Génesis 42.21). Ellos querían deshacerse de él para siempre.

José descendió de hijo predilecto a ser un esclavo secuestrado. Seguramente se preguntaba por qué Dios permitía que ocurriera eso. ¿Y cómo encajaba eso en los sueños que Dios le había dado? Sin previo aviso, se había convertido en una víctima del «tráfico humano».

A los diecisiete años, el mundo entero de José se había puesto patas arriba. Traicionado por sus hermanos, le habían arrebatado violentamente las alegrías de su hogar y la seguridad del amor de su padre. Como sabemos el final de la historia, también sabemos que aunque el Señor nunca aprueba el mal, lo invalida y logra sacar de ello su propósito.

Rubén, que se había ido, no regresó al pozo hasta que José ya no estaba. Como primogénito, Rubén sabía que Jacob le haría responsable de todo lo acontecido.

Con angustia y consternación, rasgó sus vestiduras, y temiendo la ira de su padre les dijo a sus hermanos: «El joven no parece; y yo, ¿adónde iré yo?» (Génesis 37.30).

Todos sabían que tenían que evitar la ira de su padre, así que se inventaron una elaborada mentira. Primero mataron una cabra y después mancharon la túnica de José con su sangre. La idea era engañar a su padre para que creyera que era la sangre de José y que un animal salvaje se lo había comido. Irónicamente, Jacob había engañado a su padre Isaac usando la piel de una cabra años atrás (Génesis 27.16).

Cuando vio la túnica de José manchada de sangre, Jacob entró en una prolongada depresión lamentando la pérdida de su hijo. Sus otros hijos intentaban consolarle, pero él rehusaba ser consolado. La culpa debía de estar carcomiendo a Rubén y probablemente también a los otros hermanos (cp. Génesis 42.22); pero fue mitigada por el hecho de que se habían deshecho de su hermano, de una vez por todas. O al menos eso pensaban.

UNA FALSA ACUSACIÓN

Entretanto, José era llevado a Egipto, donde fue vendido como esclavo a Potifar, jefe de los sirvientes del Faraón. Sin embargo, en los propósitos de Dios y a través de las cualidades naturales de liderazgo de José, rápidamente escaló a una posición prominente en casa de Potifar. José era tan capaz y leal, que su amo no tuvo problemas en poner a su cargo todas sus posesiones.

Las mismas cualidades que le hicieron ser el hijo favorito de su padre le hicieron ser el esclavo favorito de su amo.

Fue la providencia de Dios la que hizo que José fuese llevado a la casa de Potifar. Su amo era parte de la corte del Faraón, cosa que le permitió a José tener acceso a la realeza y a las costumbres nobles de Egipto.

Ese conocimiento resultó más adelante ser esencial. José también tuvo la oportunidad única de desarrollar sus cualidades de liderazgo. En vez de solo informar de las actividades de sus hermanos (como había hecho en Canaán), ahora administraba directamente los recursos de su amo.

Esa experiencia administrativa resultó de igual modo valiosísima para el futuro de José. Que José estuviera en la casa de Potifar también aseguraba que, si alguna vez llegara a ser culpable de algún delito, sería enviado al mismo lugar donde iban los propios prisioneros del Faraón (véase Génesis 39.20). Eso también fue crucial para el plan divino.

Sin embargo, la situación se complicó cuando la esposa de Potifar comenzó a tener un interés ilícito en el esclavo hebreo de su esposo. El texto bíblico deja ver que José era hermoso en apariencia (Génesis 39.6), y que las responsabilidades de Potifar, como miembro de la corte de Faraón, probablemente le hacían ausentarse de casa a menudo y por largos períodos. Algunos comentaristas han sugerido incluso que quizá pudiera ser un eunuco.

En cualquier caso, motivada por sus propios deseos lascivos, la esposa de Potifar intentó repetidas veces seducir a José; y él repetidas veces rechazó sus insinuaciones.

José reconoció la ausencia de su amo cuando respondió a su aspirante a seductora. Según Génesis 39.8–9:

Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios? 

 José evaluó la situación correctamente. Consentir a los deseos de ella hubiera sido no solo traicionar la confianza de su amo, sino que también hubiera sido una ofensa atroz contra el Señor mismo.

Uno de esos días en los que José estaba solo en casa, la mujer lo arrinconó y se aferró de su túnica. En un esfuerzo inmediato por escapar, José se deshizo de su túnica, dejándola en manos de ella. Por segunda vez en su vida, le arrebataron su ropa. Cuando sus hermanos tomaron su túnica, lo arrojaron a un pozo. Esta vez, su túnica en las manos de la esposa de Potifar daría como resultado que lo arrojaran a prisión.

Despreciada por su rechazo, sus deseos sensuales de placer con José se convirtieron inmediatamente en una fiera animosidad. Su furia se encendió contra José, por lo que gritó a los otros siervos de la casa. Cuando la encontraron, acusó a José de intentar violarla, enseñando su túnica como prueba.

José era inocente, por supuesto, pero no tenía coartada, y ella tenía su ropa. Era su palabra contra la de ella; y cuando el amo llegó a casa, fue el esclavo de Potifar y no la esposa de Potifar quien acabó en prisión.

Sin embargo, es importante destacar que José no recibiera la pena de muerte por los delitos que se le imputaban. Normalmente, en el antiguo Egipto el adulterio era una ofensa capital. El hecho de que simplemente lo arrojaran a la prisión podría indicar que, aunque Potifar estaba enojado, conocía el carácter de José y no estaba del todo convencido de la credibilidad de su esposa. Así que ataron a José y de nuevo le tomaron cautivo.

Una vez más, José debió preguntarse por qué le sucedían todas esas cosas realmente malas cuando no había hecho nada para merecer tal trato.

De hecho, en medio de una gran tentación, había respondido de continuo honrando al Señor y haciendo lo correcto. Desde una perspectiva humana, sus circunstancias parecían totalmente injustas. Él no podía saber en ese entonces que Dios tenía a José exactamente donde lo quería. El Señor tenía todo perfectamente bajo control.

UN AMIGO OLVIDADIZO

Parece extraño, pero incluso en prisión José experimentó la bendición del Señor. El encargado se dio cuenta de sus habilidades administrativas y muy pronto lo pusieron a cargo de las operaciones de la prisión. José era tan competente y eficiente que, según Génesis 39.23, «no necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba». 

Continuará próximo sábado.

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Por Bob Dunkle

CONTENIDO CRISTIANO

Si tuvieras un cuaderno de dibujo frente a ti. y te diera rápido, haz un dibujo de Dios, qué harías?

No me referiría a una imagen física de Su cuerpo, sino a una imagen de cómo es Dios en Su esencia.

Todo el mundo tiene una imagen de Dios en su mente, y hay una cantidad enorme de puntos de vista diferentes. Algunos son adecuados, otros no muy precisos. Tu concepto de Dios puede tener muchos orígenes.

Tal vez tu mamá y tu papá te contaron a una edad temprana cómo era Dios, Y tú incorporaste a tu visión muchas de sus ideas, algunas útiles, otras dañinas. Como es lógico, la cultura religiosa y la región del mundo en la que creciste jugaron un papel importante en la formación de tu imagen de que quizás un profesor dio forma a tu imagen mental de Dios.

Te sentaste en una clase donde una persona muy inteligente y con una serie de títulos académicos después de su nombre insistió en que Dios es un mito, de modo que eso determinó la manera en que ves a Dios.

O tal vez tu iglesia conformó tu imagen de Dios. Cualquiera que sea la tradición religiosa de la que provienes, esa tradición te trasmitió una visión, a veces buena, a veces no.

O quizás tus amigos te dijeron, con sus acciones o sus palabras: «Oye, así es Dios», y eso ha influido en tu modo de pensar.

O tal vez has dejado que tu experiencia personal defina a Dios para ti. Quizás en tu mente Dios no vino en tu ayuda, o no cumplió Su parte de un pacto que pensabas que habías hecho, o te decepcionó de alguna manera; y eso es lo que piensas de Él.

Hace poco leí sobre un pionero de la televisión que dijo que no quería tener ningún tipo de relación con Dios y que se consideraba ateo porque cuando era joven y su padre estaba muriendo, oró en vano por su curación. Si Dios era supuestamente tan bueno, ¿por qué no salvó a su padre? Ese doloroso momento de confusión y desilusión determinó su visión de Dios por el resto de su vida.

Lo mismo puede decirse de todos nosotros. Algo que aprendimos, oímos o experimentamos ha dado forma a lo que pensamos que es Dios.

Aunque las personas manejan una amplia gama de ideas cuando piensan en Dios, hay algunas que son más comunes que otras.

UN GRUPO HETEROGÉNEO DE DIOSES

Según la imagen mental de algunas personas, Dios se asemeja a un anciano en el piso de arriba: el Dios abuelo. No me estoy burlando del concepto de Dios de nadie. Solo estay tratando de ser útil al exteriorizar lo que algunos de nosotros pensamos y quitarles la máscara a algunos de nuestros dioses menores.

El Dios abuelo ha existido desde siempre, as que no es de extrañar que camine un poco más despacio en estos días. Tiene una larga barba blanca y una voz tranquilizadora como la de Morgan Freeman.

Camina por el cielo con un brillo en los ojos y un puñado de caramelos. Se ha quedado un poco sordo, así que, por favor, habla más alto cuando estés tratando de decirle algo y, por supuesto, disminuye la algarabía en la iglesia.

El Dios abuelo está casi desconectado de la cultura actual y aún no ha descubierto cómo enviar mensajes de texto.

Cuando le llegue el momento de cambiar su teléfono plegable por un teléfono inteligente, puedes estar seguro de que usara ese tipo de letra súper grande que los nietos pueden leer desde el otro lado de la habitación.

Es gentil y amable, pero ciertamente no va a ser capaz de ayudarte a entender el control remoto de la televisión o los complejos problemas de hoy en día. Se parece un poco a Papá Noel, así que asegúrate de dejarle algunas galletas este año. O, tal vez no.

En lugar de la imagen del Dios abuelo, puede ser que veas a Dios como un árbitro en el cielo que hace las reglas lleva las anotaciones de un juego.

El Dios árbitro se centra en lo que debes hacer y lo que no debes hacer. Si vas a la iglesia, obtienes puntos. Si insultas a un tipo que te obstruyó la vía está observando, evaluando, juzgando, y siempre trabaja con los números. Constantemente garabatea cosas sobre ti en su libro de contabilidad. ¿Tuviste un buen pensamiento? Pues toma nota de ello. ¿Tuviste una mala actitud? Se te restan puntos.

Tienes que seguir las reglas para mantener el favor de este dios. Tienes que esforzarte si quieres seguir en su equipo. Al final, estás ante las puertas del cielo y este dios te entrega una lista de créditos y débitos, generada por computadora. Si tienes suerte, muestra un balance favorable, y entras. ¡Hurra! Según esta visión, el cielo es para la gente que no está en números rojos.

Vas a lograrlo. Solo tienes que seguir esforzándote y acumular suficientes cosas buenas para al final inclinar la balanza a tu favor. Algunos ven a Dios como una fuerza nebulosa, algún tipo de energía positiva o luz.

El Dios como fuerza cósmica no tiene nombre ni rostro, probablemente no tiene personalidad. Esta «fuerza» es distante, abstracta y esquiva. Podríamos aprovecharla si todas las variables fueran así.

Podría ser un impulso. Un sentimiento. Una vibración. Una convergencia armónica. Cuando las personas tienen en mente esta imagen de Dios, a menudo hablan de espiritualidad, pero no describen a un dios que se pueda conocer personalmente.

El énfasis con este concepto de dios es simplemente que hay algo en el universo que es superior a nosotros, y en general parece algo correcto y bueno. Es brillante como la luz y bastante misterioso, y más grande que nosotros. Pero es difícil estar seguro de lo que es. Tu imagen de Dios puede ser la de un pendenciero temerario que constantemente busca pelear. Al Dios enojado le encanta tratar con dureza a la gente, hacerla pagar. Su afición es repartir el castigo.

No te equivoques, a este dios no le gustas mucho. Está deseoso de aplastarte con su rayo de destrucción. ¡Bammm! Adiós, estás frito. Si eres listo, evitas al Dios enojado, porque, francamente, ¿quién no lo haría?

Una vez fuiste a la iglesia de este dios y notaste que no había mucha gente allí. Obvio. Este dios no es alguien a quien quisieras adorar semana tras semana. ¿Por qué seguir viniendo a recibir más de lo que reparte? Está esperando el momento perfecto para hacerte pedazos.

Para otros, su dios es semejante a «Alexa» o «Siri», esos asistentes electrónicos que los gurús de la informática han inventado ingeniosamente. Este dios es un mayordomo personal en el cielo. Dios el conserje está a tu disposición las 24 horas del día, los siete días de la semana. ¿Necesitas orientaciones? Solo pídelas. ¿Quieres pedir unas condiciones meteorológicas diferentes? Concedido.

Dios el conserje envía mensajes, revisa tu calendario, encuentra cosas y te da una respuesta divertida a ¿Qué dice el zorro? Si escuchas la manera en que algunas personas hablan de Dios, es como si El solo existiera para resolver la lista de cosas por hacer que ellas tienen. Aprietas un botón y puf, él aparece con una sonrisa. Pero este dios nunca permanece en tu vida mucho tiempo. Es un dios muy conveniente.

Lo llamas solo cuando necesitas ayuda. Cuando ya no lo necesitas, lo único que tienes que hacer es apretar el botón de nuevo y así de fácil, se ha ido. La lista sigue y sigue.

El Dios de los vitrales es muy culto y estoico. Este dios usa palabras teológicas complejas y prefiere cosas elegantes y apropiadas. Nada de esa música «nueva» en su iglesia. Este dios pudiera ser accesible si la ocasión es una boda de la realeza.

Prefiere los bancos bien incómodos y sin acolchar, y se preocupa mucho por el color de la alfombra en el santuario. Después de todo, es su casa. Algunos con este punto de vista piensan que el edificio de la iglesia es donde Dios vive realmente.

El Dios en la onda es bastante sofisticado, parte barista y parte estudioso de la Biblia. El Dios compinche está a nuestro nivel. Lo saludamos de una manera informal: «¿Qué hay de nuevo, hermano? Choca esos cinco». Es un tipo tranquilo, normal y con buena onda.

El Dios yo es, bueno yo. Claro, no decimos abiertamente: «Soy Dios». Pero actuamos como tal. O pensamos eso. Llevamos la voz cantante. Cuando esta imagen de Dios está en nuestras mentes, «yo» soy todo. Yo. Yo. Yo estoy a cargo. Yo tomo todas las decisiones. Yo tengo el control. Yo soy autodidacta.

El mundo gira a mi derredor, y yo dirijo mi barco del destino. Nadie me dice qué hacer. Eso es todo, y muchas gracias.

El Dios bufé es una colección variada de todas las versiones anteriores de dios, organizadas como un bufé, por lo que es fácil para ti elegir la que desees.

Este dios no es ofensivo, ni desagradable y tampoco absoluto. Nada se considera nunca correcto o incorrecto con este dios. Cuando esta imagen de Dios está en tu mente, te imaginas que puedes caminar hasta la gran barra de ensaladas en el cielo y elegirlo que quieres poner en tu plato. «Tomaré un poco de esto y le pondré un poco de aquello». Este dios podría ser todo, y podría no ser nada. Ti podrías ser dios, yo podría ser días, todos podríamos ser dios y nadie podría ser dios.

Luego, por supuesto, está el Dios que no es Dios. Es difícil mantener esta imagen en mente porque es en realidad algo sin una imagen. Es algo que tratas de borrar de tu mente. No crees en Dios, porque no crees que haya un Dios en quien creer.

En realidad respeto bastante a los ateos. En verdad lo hago. Cada persona en la tierra tiene que elaborar respuestas para las grandes preguntas de la vida y luego vivir según esas respuestas. Se necesita mucho esfuerzo y grandes saltos de fe para responder a esas preguntas sin Dios.

Pero algunos se esfuerzan por hacerlo, y enmarcan su existencia en una negación que no se puede demostrar, al declarar: «No hay Dios».

COMPROBAR LAS HUELLAS DACTILARES DE LA CREACIÓN

Photo by Ben Mack

Cierto, mis descripciones de lo que la gente puede pensar que Dios es son un poco irónicas. Pero es probable que en tu pensamiento haya una pizca de alguno de estos puntos de vista. O tal vez tu visión de Dios es completamente diferente.

Pero cualquiera que sea tu respuesta a la pregunta: ¿qué piensas cuando piensas en Dios?, la noticia alentadora es que Dios, el verdadero Dios, no está sentado ocioso mientras tenemos esta conversación.

Dios quiere que sepas quién es Él. No se esconde como aguja en un pajar y dice: “buena suerte en descubrir quién soy realmente”.

No te está lanzando a un laberinto espiritual, una especie de juego retorcido con riesgos de implicaciones eternas. Es todo lo contrario. Dios ha dejado a tu derredor Sus propias huellas dactilares en Su creación y ha superado todos los obstáculos posibles para mostrarte quién es y cómo es. Dios desea que tú lo encuentres más de lo que tú deseas encontrarlo. Quiere que lo conozcas y que sepas cuánto te ama.

Es por eso que Dios está constantemente en el proceso de revelarse a sí mismo. Dios nos muestra constantemente quién es El a través de Su Palabra, a través de la creación, a través del Espíritu Santo que obra en nuestras vidas y, sí, a través de la influencia de las personas piadosas que nos rodean.

Dios sabe que hay mucho en juego porque si no conocemos quién es realmente, entonces podríamos pasar toda nuestra vida con una idea equivocada de Él en mente, y viviríamos nuestros días en la tierra tratando de responder a una imagen deficiente de Dios.

Eso puede causarnos muchos problemas. Si tenemos una visión equivocada de Dios, podemos pasar nuestra vida huyendo del verdadero Dios, o escondiéndonos de El, o enojados con Él, o decepcionados de El.

Podemos sentirnos rechazados por Dios, o ambivalentes hacia Él, o preocupados por estar en el lado equivocado de la tarjeta donde apunta los resultados. Esa no es la vida abundante que Jesús nos ofrece. Y es por eso que vivimos en un universo que hace imposible que extrañemos a Dios.

Mientras estaba en la universidad, mi amigo Johnnyy yo viajamos por Estados Unidos y acampamos en algunos de los parques nacionales más espectaculares del país. Cuando llegamos al Gran Cañón en una tarde abrasadora de julio, instalamos nuestra tienda de campaña en uno de los campamentos cerca de la entrada del parque nacional.

La vista de la escarpada cavernosa era impresionante, pero lo que realmente queríamos era llegar hasta el fondo.

El problema era que las reservaciones para los campamentos en el fondo del cañón tenían que ser hechas con

meses de antelación. Lamentablemente, no teníamos reservación, así que nuestras opciones eran limitadas. Bajar y subir durante el día era muy desalentador, dadas las temperaturas muy por encima de los 100 °F (unos 38 °C).

La guarda parques a la que habíamos pedido consejo nos miró y nos dijo: «No creo que tengan muchas posibilidades. Se achicharrarán cuando bajen y quedarán exhaustos al subir de regreso».

Pero luego nos habló de una posibilidad fascinante: podíamos bajar hasta el fondo durante la noche y luego regresar en las horas más frescas de la mañana.

«Parece un poco loco», dijo mi amigo, pero después de unos minutos ambos llegamos a la misma conclusión y acordamos que lo intentaríamos.

Poco después de la medianoche, comenzamos a descender lentamente al cañón por el Sendero del Angel Brillante.

Nos alumbramos con nuestras linternas y seguimos el zigzagiante  camino que nos llevaría desde la superficie hasta la orilla del río, en el fondo. Aparte de algunos asnos salvajes que nos sorprendieron (aunque creo que estaban más sorprendidos que nosotros), y lo que pareció ser el ruido de una serpiente, que definitivamente aceleró nuestro paso, todo transcurrió de acuerdo al plan, y llegamos a una pequeña playa de arena en una curva en el río Colorado sobre las cuatro de la mañana.

Cuando nos acostamos para descansar un poco antes del amanecer, no tenía ni idea de que mi comprensión de la majestuosidad de Dios estaba a punto de cambiar. Al mirar al cielo desde el fondo de aquella grieta en la tierra de una milla (casi dos kilómetros) de profundidad (donde no había ni rastro de luz artificial), era como si las estrellas estuvieran colgando tan cerca de ti que podías tocarlas con la mano. Eran como diamantes relucientes en el cielo nocturno, tan brillantes en la oscuridad del espacio. Sonreí y reí.

En realidad, traté de alcanzar algunos para asegurarme de que no podía tocarlos. Y sentí una abrumadora sensación de profundo respeto y asombro que nunca antes había experimentado. Creo que esa sensación de misterio y grandeza es el Creador que ha adornado el cosmos con la declaración:

«Estoy aquí». Dios ciertamente no se estaba escondiendo esa noche. Su gloria estaba a la vista de todos para que la vieran.

Puedes estar pensando: «Eso suena muy bien, pero tengo una amiga que ni siquiera cree en Jesús y que diría algo similar; que cuando está en la naturaleza es cuando está en comunión con Dios y se siente conectada con el «universo divino». Sin embargo, su visión de Dios no se parece mucho a la tuya».

9Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. 20Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen ex

ROMANOS 1:9

Lo entiendo. Entonces, ¿cómo podemos tener una visión exacta de Dios? ¿Cómo sabemos cuál es el punto de vista correcto?

Debemos comenzar por darnos cuenta de que Dios se nos revela constantemente cuando lo leemos en su palabra, en una sermón o predica, orando, sirviendo en la Iglesia, escuchando alabanzas, por medio de circunstancias, amigos, tu familia.

7Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?

MATEO 7:7

REFLEXIÓN

Photo by Pok Rie

En septiembre del 2017, mi contrato de trabajo terminó abruptamente. Estaba devastado y me sentí desesperado.

«¿Cómo encontrar un nuevo empleo cuando las empresas estaban a punto de concluir negocios por el resto del año? ¿Cómo sobreviviría mi familia? ¿A quién acudir para rescatarnos?».

No tenía un plan alternativo y pensé que sería imposible encontrar trabajo en el último trimestre del año.

Mientras reflexionaba sobre el próximo paso, Dios me inspiró con la idea de visitar a la hermana de mi esposa.

Después de quedarme con ella un par de días, sentí otro impulso para visitar una escuela local que había visto.

Con mi hoja de vida (currículum vitae) en la mano, fui a ver al director.

Para mi gran sorpresa, el director me dijo que una maestra de administración de negocios estaba a punto de ir de baja por maternidad, y necesitaban un maestro temporero.

¡Qué alivio!

¿Fue por casualidad que viajé a visitar a mi cuñada y fui a esta escuela?

Creo que no. Cuando no podía ver el camino a seguir, Dios nunca se apartó.

Por Sr. Say Amen (Gauteng, Sudáfrica)

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Bob Dunkle

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¿Cómo hacer frente a los temores que genera el apego?

Por Rebeca Holms Webber

CONTENIDO PSICOLÓGICO

La práctica del desapego: cómo hacer frente a los temores que genera el apego.

1. Identificar el miedo que impide el desapego Como dije: no hay apego sin miedo. Es la otra cara de la moneda, es el costo ineludible de la dependencia. Siempre tendrás una ansiedad anticipatoria pegada al corazón mientras pienses que el objeto o la persona de quien dependes determina tu razón de ser.

Pregúntate honestamente: » Qué me ofrece este o aquel apego?» ;Compensa algunas de mis limitaciones o debilidades?», «Aporta a mi realización?» , «¿Suple una necesidad impostergable? ?»¿Me brinda algún placer adictivo?»

Cuestiónate directamente y sin disculpas. ¿Qué te ata? Esculca en ti mismo, ve hacia dentro y revísate exhaustivamente. Ten presente que detrás de cada apego hay un miedo, y detrás de cada miedo se esconde un déficit que debes subsanar. Por ejemplo;

• Si consideras que eres una persona poco querible tendrás miedo a que tu relación afectiva se acabe. Tu mente estará impregnada de un pensamiento catastrófico que no te de jará vivir en paz: «Nadie me amará jamás»

• Si estás convencido de que «vales por lo que tienes y no por lo que eres la sola idea de perder tus bienes resultará aterrador para tu autoestima: «Seré un miserable» independizarse emocionalmente de algún apego sonríen. NO es euforia, sino alegría sosegada. Cuando un niño deja de tener miedo, se ríe, mientras que los adultos sonreímos. El alivio produce paz y la paz hace cosquillas.

La práctica del desapego: ¿Cómo hacer frente a los temores que genera el apego?.

1. Identificar el miedo que impide el desapego.

Como dije: no hay apego sin miedo. Es la otra cara de la moneda, es el costo ineludible de la dependencia. Siempre tendrás una ansiedad anticipatoria pegada al corazón mientras pienses que el objeto o la persona de quien dependes determina tu razón de ser.

Pregúntate honestamente:

«¿Qué me ofrece este o aquel apego?»

«¿Compensa algunas de mis limitaciones o debilidades?

«¿Aporta a mi realización?», » Suple una necesidad impostergable?»

«Me brinda algún placer adictivo?». Cuestiónate directamente y sin disculpas.

¿Qué te ata?

Esculca en ti mismo, ve hacia dentro y revísate exhaustivamente. Ten presente que detrás de cada apego hay un miedo, y detrás de cada miedo se esconde un déficit que debes subsanar. Por ejemplo:

• Si consideras que eres una persona poco querible tendrás miedo a que tu relación afectiva se acabe. Tu mente estará impregnada de un pensamiento catastrófico que no te dejará vivir en paz: «Nadie me amará jamás»

Si estás convencido de que “vales por lo que tienes y no por lo que eres la sola idea de perder tus bienes resultará aterradora para tu autoestima: «Seré un miserable».

DESAPEGARSE SIN ANESTESIA

• Si piensas que no eres capaz de dirigir tu propia vida, te apegarás a los modelos de seguridad/autoridad por miedo a la soledad y al abandono:

«Necesito a alguien más fuerte que yo para poder sobrevivir» Trata de descubrir la secuencia déficit-miedo-apego y allí encontrarás la estructura que define tu dependencia. La estrategia para acabar con el temor a perder la fuente de apego es como sigue: supera el déficit o acaba con la necesidad irracional y el miedo caerá a medida que la dependencia pierda fuerza.

2. Aceptar lo peor que pueda ocurrir

Soltarse y dejarse ir. Matar toda esperanza, toda aspiración que nos relacione con el apego, así sea por algunos minutos, como cuando meditamos o nos da un ataque pasajero de valentía. Para aceptar lo peor que pueda ocurrir hay que ir mentalmente hasta el final de la cadena de acontecimientos temidos.

Imagínate lo que más temes, fantasea con ello, mantenlo en tu mente. No lo evites. Piensa ex profeso en la «catástrofe» que sería perder ese algo o esa persona que te resulta imprescindible.

Quédate ahí, no dejes ir la imagen, trata de retenerla hasta que sientas una pizca de resignación de la buena o te habitúes a la imagen. Juega a que no te importa en lo absoluto, a no desear, a no querer, a no esperar nada de ese apego en particular. Cuando alguien dice: «Me da lo mismo» , ya no teme; es libre. ;Y si se cae el avión?», me decía un paciente con miedo a volar. Le respondí con la argumentación de los antiguos sabios griegos:

«‘No es tan horrible: queda la muerte, el adiós definitivo, la terminación y el regreso a casa».

No supo si llorar o reír, pero después empezó a encontrarle sentido. Todo acaba, todo termina, lo más hermoso y lo más atroz. Lo peor que pueda ocurrir no es arder en el infierno por toda la eternidad: !es la idea misma de la eternidad! Cuando yo era niña y en el colegio me decían que la gente mala se iba al infierno «para siempre», lo que más me angustiaba era la palabra siempre, porque me cerraba todas las puertas;

no había escape ni fin. Creo que si existiera la inmortalidad, lo más deseado por todos sería la muerte. Con esto no quiero decir que haya que quitarse la vida o ser un temerario irresponsable; lo que sostengo es que lo peor nunca es lo peor, debido a que tiene fecha de caducidad y se acaba.

Que te sirva de consuelo anticipado: si perdieras alguno de tus anhelados apegos, el sufrimiento sería resuelto por el organismo a través del duelo (si lo dejas trabajar).

Con el tiempo, tu apego tan amado, tan vital irreemplazable terminará siendo un mal recuerdo.

  • «Me entrego a la providencia»

, diría un estoico. Aceptar lo que vaya a ocurrir es la mejor opción cuando lo que deseo o espero escapa a mi control o ya no depende de mí.

La regla es como sigue: si algo depende de ti y vale la pena, lucha, resiste y aguanta hasta donde seas capaz, pero si escapa a tu control y nada puedes hacer al respecto, no persigas ciegamente un imposible: deja que el destino, Dios o lo que sea se hagan cargo del asunto.

Aceptar lo peor que pueda ocurrir no es negar el poder de decisión que tienes, sino marcar sus límites y humanizarlo.

Podemos llamarlo «modestia adaptativa»: la ocurrencia de un terremoto no depende de ti, lo que depende de ti es tratar de salvarte, escapar y buscar refugio. De manera similar; y siguiendo con los fenómenos naturales, no podrás detener la lluvia pero si comprarte un enorme y bello paraguas.

Dicho de otra forma: la «modestia adaptativa» es comprender hasta dónde deben llegar y se justifican tus esfuerzos.

Cuando algún optimista insensato me dice que no hay imposibles, me lo imagino tratando de volar sin ayuda y cayendo de sentón

3. Asustar al miedo

Es una variante del punto anterior: retar los temores para que vengan a tu encuentro y hacerles frente, como si estuvieras encarando a un enemigo cobarde. El método consiste en hacer exactamente lo que tus miedos o tus creencias infundadas te impiden hacer. Por ejemplo, si crees que no sabes hablar en público, porque no tienes una buena voz, tartamudeas a veces o sudas cuando estás frente

al auditorio, pues reta al miedo escénico, provócalo y toma el control: habla en público cada vez que puedas, aunque sea incómodo

o doloroso. Y si con el tiempo vas mejorando, no te duermas en

tus laureles. No te confíes; de tanto en tanto, llama al miedo, a ver si es capaz de regresar. Búscalo en cada resquicio de tu ser, en sus escondites preferidos. Dile como un antiguo espadachín: «Te reto a que me impidas dar la conferencia; ja ver si eres capaz, pedazo de imbécil!». El efecto es paradójico, similar a lo que le ocurre a la gente que sufre de insomnio y en vez de dar vueltas en la cama y tratar de dormir a la fuerza decide no dormir porque ya no le da la gana; a la media hora está roncando.

Yo llamaría a esta práctica del desapego un «entrenamiento en valentía» : fortalecerse intencionalmente ante la posible pérdida del objeto de nuestros deseos. Ayunos programados para los que tienen apego a la comida; salir sin dinero y mirar aparadores de tiendas

para quienes son adictos a la moda; tener discusiones enfáticas con Dios para los apegados a la espiritualidad; doblegarse y dejarse mandar para quienes aman el poder perder a propósito para quien desea ganar a toda costa; hacer el ridículo para los que necesitan la aprobación, y así sucesivamente. Exponerse a inocularse el estrés que genera el apego para crear defensas.

Una mujer que temía a los fantasmas y debía dormir con las luces prendidas aplicó el método y decidió «asustar a los fantasmas».

Nunca había visto uno, pero se los imaginaba como en las viejas películas de terror de Béla Lugosi: arrastrando cadenas, vestidos con mantos blancos y de rostro pálido. El primer paso fue disfrazarse ella misma de fantasma. Su esposo e hijos colaboraron activamente: talco en la cara, una túnica blanca, música tenebrosa y cadenas atadas al tobillo. Cuando el reloj daba las doce en punto de la noche, vestida de esa manera debía llamarlos con la luz apagada e insultarlos.

Abrir los clósets, entrar intempestivamente a un cuarto, buscarlos debajo de la cama, en las alacenas, en fin, debía desafiarlos y sacarlos de sus escondites. Los primeros intentos fueron difíciles y mi paciente sudaba adrenalina, pero poco a poco fue cambiando el pánico por una actitud más valerosa. Al cabo de unas semanas el ejercicio le producía risa y se generalizó positivamente a otros lugares. Esto, no está de más decirlo, se llevó a cabo en un contexto de terapia y supervisión con profesionales experimentados.

El miedo a perder los apegos es como los fantasmas:

«Asustan más de lejos que de cerca» (Maquiavelo). Cuando no te inclinaste ellos, van perdiendo su poder intimidatorio. Las palabras mãficas, las que surgen del desapego, son: «Ya no temo perderte; me da lo mismo que te acabes o te vayas»

4. Tener confianza en uno mismo

En cierto sentido, somos lo que nos decimos. Si piensas que eres inútil o incapaz, te sentirás mal respecto a tus posibilidades y las cosas no funcionarán bien.

Pero si logras hacer a un lado los pensamientos derrotistas y fatalistas que caracterizan a la gente miedosa, podrás persistir en tus metas y no desertar.

No hablo de autoengaño o de una forma amañada de autosuficiencia, sino de realismo convincente. Si te dices todo el día que fracasarás, el miedo a fallar bajará tu rendimiento, no obtendrás buenos resultados y harás que se cumplan tus profecías negativas. Tú creas los monstruos y dejas que te devoren.

«Quien vive temeroso no será nunca libre» decía Horacio. El miedo te limita, te encierra, te esclaviza.

Cuando algún paciente me pregunta en relación con su trastorno:

«¿Voy a curarme?», yo suelo responder: «Vamos a dar la pelea».

Y uno de los principales requisitos para luchar es no sabotearse a uno mismo utilizando autoverbalizaciones destructivas:

Si posees las habilidades o competencias para afrontar los miedos, hazlo de una vez; y si no las tienes, apréndelas, róbalas o tómalas prestadas, pero no te quedes de brazos cruzados.

11 REFLEXIÓNES

1- El otro no existe para complacerte o para desagradarte. El otro existe para enseñarte

2- Nadie es culpable de lo que sientes.

Tú eres quien opta por los sentimientos que tienes ahora mismo. Solo tu

3- El arte de vivir sin expectativas, pero con perspectiva es la clave para no frustrarte.

4-Cura en ti mismo la adicción a la necesidad de aprobación del otro. Solo así podrás disfrutar de la audacia y la confianza natural de tu espíritu, tu esencia.

5-No tienes control de nada, no importa cuánto creas que haces. Recuerde, pronto la Tierra reclamará su cuerpo y dejará este planeta para entrar en una nueva fase de existencia.

Abandona el control, solo entonces tendrás dominio sobre ti mismo y tu vida. El control es un reflejo del miedo, ya el dominio es un reflejo del estado de absoluta ausencia de tensiones internas y de tu encuentro con la paz.

6- No te extrañes para intentar ‘encajar’ en el estrecho espacio del pensamiento que el otro tiene hacia ti.

7-No creas lo que te digan los demás, por muy romántico y poético que sea.

Lo que importa son las actitudes y no las palabras.

8-Abandona el orgullo y la ilusión de creer que todo será como quieres, deseas o necesitas.

9- Todo es fugaz. De cerca la vida es una tragedia, de lejos es una comedia.

En un rato te reirás de todos los dramas que has creado. Porque todo pasa. Todo ello.

10- Eres responsable de todo lo que sucede en tu vida. Tus pensamientos y sentimientos predominantes darán forma a tu realidad. te guste o no.

Entonces, si quieres cambiar tu realidad, cambia tus pensamientos y sentimientos.

11- La deficiencia emocional no es la necesidad de recibir, sino de entregarse.

Solo tú puedes suplir tus necesidades

POR F. LAGORIA

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Rebeca Holms Webber

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LA SOBERANÍA DE DIOS

Ps. Jason Huddleston

CONTENIDO CRISTIANO

El segundo par de verdades que debemos comenzar a considerar son las enseñanzas de que Dios es un Dios soberano y, sin embargo, un Dios que sufre.

Estas son las enseñanzas bíblicas que usan los filósofos para describir a Dios como alguien que es «todopoderoso» y «completamente bondadoso».

Pero la Biblia va más allá, presentándolo no solo como omnipotente sino como soberano sobre cada evento en la historia; también nos muestra a Dios no solo como «bueno y amoroso» sino como un Dios que entra a nuestro mundo y se sujeta a más maldad, sufrimiento y dolor de lo que cualquiera de nosotros pudiera experimentar jamás.

Rittgers escribe que a menos que conozcamos ambas verdades, el sufrimiento no puede tener ningún sentido ni ninguna solución final:

El Dios de la Biblia… sufre con la humanidad en la cruz y sin embargo, en cierto sentido también es soberano sobre el sufrimiento. Ambas creencias eran (y son) esenciales para la afirmación cristiana tradicional de que el sufrimiento en última instancia tiene

Photo by Giuseppe Russo

algún significado y de que el Dios trino puede liberarnos de él. debe 50% a la actividad de Dios y 50% a las decisiones humanas O tal vez sea 80-20, o 20-80.

Pero la Biblia muestra que toda la historia está 100% bajo la dirección deliberada de Dios y al mismo tiempo, llena de seres humanos que son 100% responsables de su comportamiento. Esta forma de pensar contradice tanto las formas de pensamiento antiguas como las modernas. La noción griega del «destino» y la noción islámica de «kismet’ son bastante diferentes a la doctrina cristiana de la soberanía de Dios.

El mito griego de Edipo cuenta que, según el oráculo, él estaba destinado a matar a su padre y casarse con su madre.

Aunque Edipo y todos a su alrededor hicieron todo lo posible por evitar este destino, lo único que lograron con todas sus hazañas fue apresurarlo. El destino se cumple a pesar de las elecciones de todos.

El concepto cristiano de la soberanía de Dios es bastante diferente, El plan de Dios funciona por medio de nuestras elecciones, no independientemente ni a pesar de ellas. Nuestras elecciones tienen consecuencias y Dios nunca nos obliga a hacer nada, siempre hacemos lo que más deseamos hacer. Dios lleva a cabo Su voluntad de forma perfecta a través de nuestras acciones voluntarias.

Toda la Biblia presupone este «compatibilismo» entre el plan de Dios y nuestras acciones, y en muchos lugares lo enseña explícitamente.

En Isaías 10, Dios llama a Asiria «vara de Mi ira» (v 5) cuando dice que la está utilizando para castigar a Israel por sus pecados, pero al mismo tiempo asume que Asiria es responsable de lo que está haciendo.

«Lo envío [a Asiria] contra una nación impía [Israel]’, dice Dios, «

pero esto Asiria no se lo propuso; y ni siquiera lo pensó! Solo busca destruir aniquilar a muchas naciones» (v6-7). Aunque Dios usa a Asiria como  Su vara según Su plan sabio y justo, la motivación interna de esa nación no es una pasión por la justicia, sino simplemente un deseo cruel y orgulloso de dominar a los demás.

Así que Dios juzgará al instrumento de Su juicio. Las acciones de Asiria son parte del plan de Dios, pero los asirios son responsables de sus elecciones.

Es un equilibrio notable. Por un lado, el mal se toma en serio como una realidad. Sin embargo, hay una garantía de que, al final, nunca podrá triunfar.

Dios es llamado «Aquel que hace todas las cosas conforme al designio de Su voluntad» (Ef 1:11). «Todas las cosas están en armonía con el plan de Dios. Esto significa que el plan de Dios incluye «cosas pequeñas Proverbios 16:33 dice: «Las suertes se echan sobre la mesa, pero el veredicto proviene del Señor».Hasta el lanzamiento de una moneda es

parte de Su plan. A fin de cuentas, no hay accidentes. Su plan también

incluye cosas malas. El Salmo 60:3 dice: «Has sometido a Tu pueblo a duras pruebas; nos diste a beber un vino embriagador «El sufrimiento no está fuera del plan de Dios, sino que forma parte del mismo.

En Hechos 4:27-28, los discípulos cristianos oran a Dios diciendo: «En efecto, en esta ciudad se reunieron Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y con el pueblo de Israel, contra Tu santo siervo Jesús, a quien ungiste para hacer lo que de antemano Tu poder y Tu voluntad habían determinado que sucediera». El sufrimiento y la muerte de Jesús fue un gran acto de injusticia, pero también fue parte del plan de Dios

ORACIÓN

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Dios mío, que mis oídos permanezcan abiertos a tu voz, que no me olvide nunca que me has hecho una promesa:

estarás conmigo todos los días de mi vida, hasta el fin del mundo. Amparo de mi vida, sanador de mi ser, confío en Ti, porque sé que eres mi armadura, el escudo de mi vida.

Nada me hará temblar, nada me robará la Paz. Estoy tranquilo porque Tú vas conmigo, en medio de las oscuras cañadas de la vida.

 6Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Filipenses 4:6

Te lo pedimos Dios padre que la gracias del Señor Jesús este contigo. Amén.🙏

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