El enamoramiento es una proyección, una idealización de alguien en quien ves toda tu magia reflejada, toda tu luz y tu belleza.
Todos reconocemos esa sensación de volvernos locos y sentir acelerarse toda la química de nuestro cuerpo. De pronto nos sentimos increíblemente bien, estamos enamorados, todo es genial, ¡mola! Caminas por la calle con una sensación de satisfacción,
¡GUAU!
Te sientes pleno, te sientes bien, tu vida tiene sentido, estás enamorado.
Esos mensajitos de móvil que te regalan dos horas de subidón; esas ganas locas de contarle a todo el mundo que por fin has encontrado a la persona de tus sueños, ¡por fin! Has encontrado a tu media naranja, a tu alma gemela, ¡¡¡ohhhhh sííííí!!! ¡Por fin puedes ser feliz! Tu vida tiene sentido. Has encontrado a tu mitad ¡¡Ya estás completoooooo!!
Vosotros ¿creéis que eso es normal?
Más tarde vendrá la segunda fase, cuando de pronto ese ser al que he idealizado, en el que he visto mi salvación y el sentido de mi vida, ese ser por el que me he sacrificado y lo he dado todo… me decepciona y me defrauda. Entonces se convierte en un ogro feroz. Ya no es lo que yo pensaba, resulta ser un egoísta… de pronto veo toda su sombra.
Esto también es una proyección, y es exactamente igual de disfuncional que la primera fase, pero todos reconocemos la disfuncionalidad en esa segunda fase de dolor y desamor, aunque somos incapaces de ver que la primera fase, a pesar de que en ella nuestra vida cobra sentido porque hemos encontrado a otra persona, es exactamente igual de disfuncional.
Pero, por favor, ¿cómo podemos pensar que alguien puede darle sentido a nuestra vida?
¿Cuál es la decepción de las madres abnegadas cuando después de años haciendo de sus hijos el sentido de sus vidas se encuentran con que estos dejan el nido?
Ellas caen en una profunda tristeza al no sentirse correspondidas, o peor, entran en dinámicas de control y competición con las parejas de sus hijos.
El sentido de la vida no te lo da tu pareja ni tus hijos… el sentido de tu vida te lo da tu propósito, tu misión, alinearte con lo que has venido a hacer y conectar con tu esencia divina.
¿Qué porquería es esa de proyectarse tan a lo bestia y pensar que por fin, ¡¡¡estás salvado!!!?
¿No vemos que ambas fases son exactamente igual de disfuncionales?
¿Acaso no vemos que son dos caras de la misma moneda?
Es el ego proyectándose a lo bestia… y el bajón posterior es directamente proporcional al subidón previo.
Photo by Djordje Petrovic
Ese subidón de atribuirle a alguien la capacidad de hacerte feliz, de ocuparse de cuidar esas partes de ti no sanadas de las que no estás ocupándote tú mismo.
Pero qué sabia es la vida… A esos dos seres emocionalmente inmaduros que depositan su felicidad el uno en el otro los coloca en un juego de reproches y decepciones mutuas para que tomen conciencia de que solo cada uno de ellos tiene la llave de su propia felicidad.
Así no les queda más remedio que madurar y responsabilizarse de sus vidas, no les queda más remedio que aprender a amar, aprender a ser felices y a no dar rienda suelta a su ego proyectándose en los demás.
El enamoramiento pone un parche a nuestro dolor unos meses, a lo sumo un año, pero ese dolor en ningún caso desaparece. Es solo un remedio transitorio, una ilusión que nos hace sentir que ya estamos bien, que todo está sanado y es perfecto, pero en realidad no es así.
Nuestro dolor, nuestras heridas, todo aquello que no nos hayamos mirado ni trabajado previamente continua presente en el inconsciente.
El estado del enamoramiento solo consigue que parezca que no está y que por unos meses nos sintamos sanos, plenos y llenos de ganas de vivir.
Con el tiempo, la química del enamoramiento desaparece, la proyección e idealización brutal se esfuma y nuestras heridas emocionales vuelven a quedarse en carne viva, abiertas, y sentimos el mismo dolor que sentíamos inicialmente, pero ahora con mucha más fuerza e intensidad.
Responsabilizamos a nuestra pareja en lugar de tomar conciencia de que ese dolor y esa falta de aceptación y de presencia ya estaban en nosotros, y en lugar de darle un sitio, en lugar de mirarlo, de acoger nuestro dolor y sanarlo, en lugar de abrazarlo y trascenderlo, y de transitarlo hasta estar en paz, hemos elegido obviarlo, ponerle un parche y hacer como que no existe.
Esta decisión no puede ser más errónea, extraviada e irresponsable, pero nos aferramos a ella una y otra vez, esperando que alguien venga a darnos lo que no nos damos a nosotros mismos, que alguien venga a hacer un trabajo que solo nosotros podemos hacer, que venga a hacernos felices, a cuidarnos y a responsabilizarse de nosotros.
El ego nos dice que la responsabilidad individual es compleja, ardua, difícil y exasperante, pero… es la única opción que tenemos.
Es el único camino y la única forma de trascender el ego y volver a casa.
Photo by Hassan OUAJBIR
La vida me enseñó que a veces no todo lo que yo quieralo puedo tener.
Me enseñó quepor más fuerte que sea el golpe y la herida, nada duele para siempre y que las penas no aniquilan, solo forjan mejor el carácter.
Me enseñó también que la soledad no es mala y que al final, sembrar bien en las personas aunque me paguen mal, es la mejor manera de esperar con seguridad que algún día el favor del Señor me compense con lo mejor.
El término RESILIENCIA, se toma de la resistencia de los materiales que se doblan sin romperse.
Se podría decir: RESILIENTE, es la persona que puede salir fortalecida de las circunstancias difíciles. Sólo a través de pasar situaciones complicadas es que adquirimos madurez, y sólo con madurez podemos dar fruto.
RESILIENCIA es la capacidad que todos tenemos de sobreponernos del dolor emocional o situaciones adversas.
Dios nos diseñó de esta manera, estamos capacitados; es algo natural, PERO, que tenemos que desarrollar.
Hemos sido diseñados por Dios para que vivamos las situaciones con entereza.
El apóstol Pablo habla de esto.
También nos alegramos al enfrentar diversas pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia, y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación.
Romanos 5:3-4 NTV
La RESILIENCIA ES UNA DISPOSICIÓN INTERNA. Es una decisión. Tenemos que decidirlo con el libre albedrío que Dios nos ha dado. Deuteronomio 30:19 La resiliencia se puede desarrollar.
Frase:
“No existen situaciones desesperadas, sino más bien, personas que se desesperan en sus situaciones”.
Tiene que ver con
Percepción
Interpretación
Control de emociones o dominio propio.
Percepción: personas poco resilientes ven todo negativo y sus palabras son:
No puedo
No es posible
No lo podré lograr (tienden al victimismo)
Al decir no puedo, se están negando la posibilidad de hacerlo.
Una persona resiliente ve el problema o situación como un desafío y dicen, “YO PUEDO CON ESTO, ESTA SITUACIÓN NO ME VA A VENCER, NO ME VA A DOBLAR”
“TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE”
Somos diseñados para poder ser resilientes, por eso Dios nos compara con la palmera en el Salmo 92.
“LA RESILIENCIA SI SE PUEDE DESARROLLAR”
ALGUNOS TIPS:
1.- CUÉNTATE OTRA HISTORIA:
Sucede una situación y hay un narrador interno y un enemigo que tiende a exagerar.
Pensamientos negativos, de desastre; y si tú alimentas estos, te llevarán a la depresión, angustia y negatividad; y si te descuidas, a la locura y a la impotencia.
Es por esto, por lo que el apóstol Pablo, da estos consejos:
Photo by Andrea Piacquadio
Y ahora amados hermanos, concéntrense (piensen) en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.
Filipenses 4:8 NTV
Final v. 9 “entonces el Dios de paz estará con ustedes”.
“Cosas malas nos hacen sentir mal, pero no por tanto tiempo como pensamos, ni con tanta intensidad”
Dr. Tim Wilson
Pensamientos positivos reducen el estrés.
Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en Ti, a todos los que concentran en Ti sus pensamientos.
Isaías 26:3 NTV
Necesitamos TOMAR LA DECISIÓN DE MANTENER UNA ACTITUD RESILIENTE.
No te creas la terrible historia que tu mente te cuenta.
2.- CAMBIA TU ACTITUD:
Tú decides ser víctima o vencedor (a). La Palabra de Dios dice que somos más que vencedores en Cristo Jesús.
Una persona con actitud positiva, es la que ve en la situación una oportunidad de crecimiento.
En lugar de queja y victimismo, pensar en ser creativos (hechos a la imagen de Dios).
Una actitud positiva usa de la creatividad para salir adelante.
Jesús nuestro mayor ejemplo: La actitud de Jesús siempre fue coherente entre su mensaje y sus actos de amor hacia los demás.
Si alguien podía haber actuado como víctima fue Él.
Menospreciado
Rechazado
Traicionado
Vendido
Castigado sin culpa
PERO NO LO HIZO. Siempre estuvo en control de sus emociones, nunca se dejó dominar por ellas.
Si decidimos tener una actitud de crecimiento, de victoria, vamos a ver que muchas de nuestras fortalezas estaban siempre ahí, pero nuestra ceguera, nuestra negatividad, nos impedían verlas.
La actitud, es algo que también debemos cultivar.
¿Cómo? Cambiar pensamientos negativos por pensamientos resilientes.
CAMBIAR NUESTRAS PALABRAS:
No puedo
Me rindo
Nunca lo lograré
Me culpo por mis errores
POR PALABRAS COMO:
¿Cómo puedo mejorar esto?
Probaré algo nuevo.
Siempre puedo mejorar.
¿Qué puedo aprender de esto?
Es importante estar conscientes de nuestros pensamientos y nuestras palabras.
3.- ENFRENTA TUS MIEDOS:
En lugar de evitarlos, debemos exponernos lenta y repetidamente a eso que nos asusta.
Eso que te preocupa, que te asusta, cuando lo enfrentas, te das cuenta de que no era tan terrible como lo habías imaginado.
Seguir adelante a pesar del miedo.
Cuando percibimos la adversidad como una amenaza, anulamos la resiliencia.
Dejemos las actitudes negativas y de víctimas, ESFORCÉMONOS DIA CON DÍA.
¿Cómo?
Así como la palmera es un ejemplo de resiliencia por sus raíces profundas, nosotros tenemos que arraigarnos y cimentarnos en el amor de Cristo,
Efesios 3:17
Entonces Cristo habitará en el corazón de ustedes a medida que confíen en Él.
Echarán raíces profundas en el amor de Dios y ellas las mantendrán fuertes (RESILIENTES)
Clave: A MEDIDA QUE CONFIES ESTARÁS FUERTE Y SERÁS RESILIENTE.
SECCIÓN DE NOTICIA
REFLEXIÓN
Photo by ANTONI SHKRABA
El Regalo
Realmente disfruto de la música clásica.
Los Conciertos de Brandenburgo de Juan Sebastian Bach son muy especiales para mí, pero su historia me intriga aun más. Bach compuso las partituras con su propio puño y letra como un regalo que en el año 1721 envió al Margrave de Brandenburg-Schwedt (margrave—título de un príncipe soberano alemán). Sin embargo, la partitura completa permaneció intacta en la biblioteca del Margrave hasta su muerte en el año 1734, y no se publicó sino hasta el año 1850.
Es asombroso para mí que un regalo tan hermoso fuera abandonado por tanto tiempo.
Esto me recuerda el regalo de salvación que está disponible para cada uno de nosotros.
Algunos nunca abren este regalo y, por lo tanto, nunca experimentan la alegría que puede brindar.
Las razones son muchas y complejas. Pero quienes abren el regalo encuentran una vida abundante y reciben la vida eterna con Dios.
Entonces, cuando escucho los Conciertos de Brandenburgo, recuerdo el regalo de la salvación que Dios nos ofrece a través de Jesucristo.
ORACIÓN
Señor Jesús, gracias por tu precioso regalo de la salvación.
Que podamos vivir una vida de servicio amoroso como una forma de mostrar nuestra gratitud. Amén.
Sr. Bill Gosling De Australia Occidental, Australia
Con épicas visiones de la experiencia del mar Rojo grabadas en sus mentes, los israelitas viajaron por el desierto hacia el monte Sinaí.
Si el poder de Dios es asombroso, ¡también lo es la debilidad de la gente! Incluso con el recuerdo fresco del gran poder de Dios, el pueblo enseguida comenzó a quejarse. Cuando llegaron a Mara, se quejaron porque las únicas aguas que encontraron eran amargas y de sabor desagradable. Dios misericordiosamente transformó las aguas para que se pudieran beber (Éxodo 15.25).
En el desierto de Sin el pueblo se quejó porque no tenían comida; como respuesta, el Señor proveyó el maná y las codornices (Éxodo 16.4, 13). En Refidim cuando de nuevo faltaba el agua, los olvidadizos e incrédulos israelitas se enojaron. Nuevamente, a pesar de su incredulidad, el Señor proveyó. Le dijo a Moisés que golpeara una roca con su vara y salió agua para que el pueblo pudiera beber (Éxodo 17.6).
A pesar de su queja, Dios siguió preservando y protegiendo a su pueblo. Cuando les atacaron los amalecitas, Dios le dio a Israel la victoria de una manera extraordinaria. Mientras Josué dirigía las tropas de Israel en la batalla, Moisés estaba de pie en lo alto de un monte con Aarón y Hur.
«Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol» (Éxodo 17.11–12).
Ya hemos destacado que, según Josefo, Hur era el marido de Miriam. Eso quiere decir que quienes sostenían las manos de Moisés eran su hermano Aarón por un lado y su cuñado Hur por el otro.
Todo eso ocurrió en los primeros dos meses de su viaje tras salir de Egipto, antes de que los israelitas llegaran al monte Sinaí el primer día del mes tercero (Éxodo 19.1).
El resto del libro de Éxodo detalla su estancia en Sinaí, donde Dios les dio su ley, incluyendo los Diez Mandamientos, y las instrucciones para la construcción del tabernáculo. De especial mención, con respecto a Miriam, es que Dios seleccionó a un hombre llamado Bezaleel como artesano para el tabernáculo. Éxodo 35.30 explica que este hombre era el nieto de Hur; por tanto, Miriam era la abuela de Bezaleel. Según la tradición rabínica, el Señor bendijo a Miriam con tan ilustre descendiente porque ella había sido fiel en obedecer a Dios, y no al Faraón, en Egipto.
Los israelitas acamparon en Sinaí once meses antes de reemprender su viaje (Números 10.11). Al poco de irse, el pueblo comenzó a gruñir y a quejarse, igual que hicieron antes de llegar a Sinaí.
Como respuesta a su murmuración, el Señor les juzgó con fuego y plaga (Números 11.1, 33). Incluso antes de dejar Sinaí, los israelitas se impacientaron con Moisés y construyeron el infame becerro de oro en su ausencia (Éxodo 32). El resultado fue que se encendió la ira del Señor contra su idolatría y miles de ellos murieron.
Como miembros de la familia de Moisés, Miriam y Aarón estaban constantemente expuestos a las quejas de la gente. (En Éxodo 32.22–23, Aarón incluso culpó a la muchedumbre de presionarle a hacer el becerro de oro.) Evidentemente, esas voces de protesta comenzaron a tener un efecto venenoso en su pensamiento.
Aunque habían sido testigos del repetido juicio de Dios contra los que murmuraron, los hermanos de Moisés se unieron de improviso a la disensión y fueron desleales a su hermano. En Números 12, la historia de Miriam pierde su belleza.
Aparentemente resentidos con su hermano menor, Miriam y Aarón lo criticaron por haberse casado con una mujer no judía (v. 1). Pero esa no era la verdadera razón de su protesta. En el versículo 2, sus ácidas preguntas revelaban su verdadero motivo: celos: «¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?» Por estar muertos de envidia, desafiaron francamente la autoridad de Moisés.
Ese tipo de deslealtad se podría haber esperado de las multitudes, pero el hecho de que tuviera acceso a la mente de Aarón y de Miriam especialmente, hacía que fuera en verdad tóxica.
La respuesta del Señor llegó con prontitud. Tras convocar a Moisés, Aarón y Miriam a la tienda de reunión, el Señor les dijo:
«Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa.Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?» (Números 12.6–8).
Si había habido alguna duda sobre la posición de Moisés como el portavoz y líder que Dios había nombrado, se desvaneció en ese instante.
Cuando el Señor se fue de la tienda, «María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa» (v. 10). Impactados y consternados, Aarón reconoció el pecado de ambos y le rogó a Moisés que intercediera por su hermana.
Lo que ocurrió es que Miriam también respondió con arrepentimiento y pesar. Es probable que fuese ella la instigadora del ataque contra Moisés, razón por la cual solo ella sufrió la lepra.
En cualquier caso, Moisés intercedió por su hermana y el Señor misericordiosamente la sanó. Pero para cumplir las leyes ceremoniales de limpieza, tuvo que vivir fuera del campamento siete días (v. 15). Durante ese tiempo, los israelitas la esperaron antes de proseguir su viaje, indicando que toda la nación supo lo que había ocurrido.
La historia de Miriam se suspende en el momento de su sanidad y no se dice nada más de ella hasta su muerte. El silencio sugiere que, desde ese momento en adelante, Miriam apoyó de forma sumisa a su hermano Moisés en la función que Dios le había dado.
En un momento de debilidad, había desafiado su autoridad. Quizá fue difícil para ella, como hermana mayor que había vigilado su cuna, someterse siempre a su liderazgo, pero sean cuales fueren sus motivos, el Señor dejó claro cuál debía ser su actitud hacia Moisés. La implicación del texto es que ella obedeció.
En el capítulo siguiente, Números 13, los israelitas enviaron hombres a espiar la tierra de Canaán. Cuando diez de los espías regresaron con un informe negativo, el pueblo rehusó confiar en Dios, y como un ejército de hermanos celosos se rebelaron contra Moisés (Números 14.1–10).
Obviamente, no habían aprendido de la experiencia de Miriam. Como resultado, el Señor les sentenció a cuarenta años vagando por el desierto. El precio por su deslealtad, contra el Señor y contra su siervo designado, fue muy alto.
Esa generación incrédula no podría entrar en la tierra prometida, por la cual habían esperado durante tanto tiempo. Su esperanza moriría con ellos en el desierto. Nunca dejarían los lugares desiertos. La promesa de Dios se cumpliría solo en sus hijos (Números 14.29).
Según la tradición judía, la muerte de Miriam no se produjo hasta el primer mes del año cuarenta de su vagar por el desierto. Números 20.1 nos da este breve relato: «Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero, y acampó el pueblo en Cades; y allí murió María, y allí fue sepultada». Josefo cuenta en su historia que el pueblo celebró su muerte con un funeral público seguido de treinta días de luto.
Los dos hermanos de Miriam morirían ese mismo año. Miriam murió el mes primero, Aarón le seguiría en el mes quinto (Números 33.38) y Moisés en el undécimo (Deuteronomio 1.2; 34.7). Con la muerte de ellos tres, murió la primera generación. La segunda generación de israelitas estaba ahora lista para entrar en la tierra bajo el liderazgo de Josué.
EL LEGADO DE MIRIAM
Aunque no se les permitió entrar en la tierra prometida, estos tres hermanos jugaron un papel fundamental en la liberación de Israel de Egipto: Moisés como el libertador
mente señalado por Dios; Aarón como el primer sumo sacerdote de Israel; y Miriam como la protagonista del éxodo.
Como joven esclava, había vigilado a su hermanito cuando flotaba en el Nilo. Como esposa y madre, había esperado en Egipto a que llegase la liberación.
Como mujer anciana, probablemente de unos noventa años, había visto el poder de Dios en el mar Rojo; y dirigió a las mujeres de Israel en una gozosa celebración como resultado de ello.
Dios usó a su esposo Hur para ayudar a asegurar la victoria de Israel sobre los amalecitas, y usó a su nieto Bezaleel para ayudar a construir el tabernáculo.
Aunque pecaminosamente desafió la autoridad de Moisés en el desierto, y fue duramente reprendida por ello, vivió las últimas cuatro décadas de su vida apoyando sumisamente la autoridad de Moisés.
Y cuando murió, el pueblo de Israel hizo luto por su pérdida durante todo un mes, como lo hicieron con las muertes de Aarón (Números 20.29) y Moisés (Deuteronomio 34.8). No es de extrañar que Dios incluyera su nombre junto con los de sus hermanos en Miqueas 6.4 cuando Él dijo del éxodo: «y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a María».
Quizá como mejor se ve el legado de Miriam es en el hecho de que en generaciones posteriores su nombre se convirtió en uno de los más populares entre las muchachas judías, especialmente durante el tiempo de Cristo.
En el Nuevo Testamento hay al menos seis mujeres distintas que llevan la forma griega de su nombre («Mariam» o «María»), que en castellano se traduce como «Mary».
Entre ellas están María, la madre de Jesús; María Magdalena; María de Betania, la hermana de Marta y Lázaro; María, la madre de Santiago; María, la madre de Juan Marcos y María de Roma (mencionada en Romanos 16.6).
De esas mujeres del Nuevo Testamento, los comentaristas a veces han trazado paralelismos entre María la madre de Jesús, y Miriam la hermana de Moisés. Debemos tener cuidado de no enfatizar demasiado las similitudes; no obstante, ambas mujeres estuvieron conectadas con grandes libertadores:
Miriam con Moisés, el libertador humano más importante del Antiguo Testamento, y María con Jesús, el Mesías mismo. Ambas mujeres cuidaron a esos libertadores cuando, de niños, sus vidas corrían peligro debido a reyes malvados (Éxodo 1.22; Mateo 2.16).
Ambas mujeres entonaron cantos de alabanza a Dios como respuesta a su liberación: Miriam en Éxodo 15.20–21 y María en Lucas 1.46–55. Y ambas mujeres fueron usadas por Dios en el desarrollo de su plan de redención.
Miriam tuvo el privilegio de cuidar de su hermanito, al que Dios usó para liberar a Israel de Egipto en un sentido físico. Y María tuvo la bendición de dar a luz a un bebé, el cual redimiría al mundo del pecado.
A Miriam se le considera heroína justamente, no por su propiagrandeza sino porque puso su fe en el gran poder de Dios. Después de ochenta años de espera en Egipto, su fe se vio recompensada y su esperanza se materializó.
Aunque su vida fue notable en muchos frentes, como hermana de Moisés y Aarón, la profetisa de Israel, la esposa de Hur y la abuela de Bezaleel, sus mayores triunfos llegaron cuando su corazón estuvo centrado en la gloria de Dios.
Como ella misma cantó en la orilla del mar Rojo: «Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido». Este estribillo no solo resume todo lo que Miriam experimentó en su vida, incluyendo los eventos del éxodo, sino que también puede permanecer como el tema de toda la historia humana.
INDICE CRÓNICAS BÍBLICAS
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TE INVITA
A leer Crónicas Bíblicas
Recogiendo un comentario de Teólogos reconocidos, para que te puedas informar rápidamente.
Si no los pudiste leer, te dejo los enlaces con las siguientes historias.
Hemos escuchado decir muchas veces que el mismo sol que derrite la nieve, también endurece el barro.
Todo esto sucede normalmente bajo calamidades y circunstancias difíciles, pero es tomado de diferente manera por personas de un mismo entorno; mientras unos se quebrantan delante de Dios, otros se enojan con Él y lo rechazan diciendo: ¡Si Dios existiera, esto no me estaría sucediendo!
Pero debemos entender que Dios utiliza circunstancias para trabajar en nuestro corazón.
Porque luego que hay juicios tuyos aquí en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.
SAIAS 26:9b
En sí, no son las tragedias ni las circunstancias las que convierten a las personas de sus malos caminos, sino que es el “Espíritu Santo de Dios” el que acciona sobre nosotros, y nos recuerda:
Si oyeres hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.
HEBREOS 4:7
La nieve nos hace pensar en lo que viene de arriba, lo celestial. El barro, en lo de abajo, lo terrenal”
El hombre que sólo cree en lo que puede ver, en lo tangible; sólo puede creer en eso porque piensa terrenalmente, y esto lo lleva a endurecer sus razonamientos, y su corazón se endurece como el barro.
El hombre que sólo cree en lo que puede ver, en lo tangible; sólo puede creer en eso porque piensa terrenalmente, y esto lo lleva a endurecer sus razonamientos, y su corazón se endurece como el barro.
Pero aquel que se eleva hacia las cosas espirituales y mira más allá bajo una perspectiva celestial.
SE DERRITE COMO LA NIEVE ANTE LA SOBERANIA DE DIOS”
JOB 22:21-22 VUELVE AHORA LA AMISTAD CON ÉL Y TENDRÁS PAZ, Y POR ELLO TE VENDRÁ EL BIEN, TOMA AHORA LA LEY DE SU BOCA Y PON SUS PALABRAS EN TU CORAZÓN.
Dios nos otorga su Soberanía y Misericordia a todos por igual, pero el efecto en unos y en otros obra de diferente manera, y esto depende del tipo de corazón con el que estamos recibiendo el mensaje.
Photo by jasmin chew
La responsabilidad de decidir qué hacemos con la Palabra de Dios es de nosotros. Si obedecemos o no, si nos endurecemos o nos derretimos delante de Dios; en arrepentimiento, en humildad, en mansedumbre, en piedad, en amor, etc.
Sé que no es fácil, pero,
¡Dios nos equipa para ello por medio de su Espíritu Santo, lleno de poder, de amor, y de dominio propio!
DETENTE Y RECAPACITA:
¿TU CORAZÓN SE DERRITE O SE ENDURECE CON LA PALABRA DE DIOS?
¡Que Dios te bendiga y te guíe, para que sea bajo su Soberanía que tú te dejes guiar, y que tu corazón no sea endurecido como el barro!
¿O QUIERES LOGRAR TODO BAJO TU JUSTICIA Y TUS PROPIOS MÉRITOS?
SECCIÓN DE NOTICIAS
REFLEXIÓN
Photo by OVAN
«LÁGRIMAS QUE LIMPIAN»
Sentada en una mecedora en el porche delantero de nuestra casa en la finca, veía cómo la lluvia empapaba mi jardín mientras una tormenta avanzaba por los campos de maíz. Casi de inmediato, el aire se enfrió y el terreno absorbió la lluvia que tanto necesitaba. Aunque la lluvia interrumpió mis planes al aire libre, sabía que le ofrecía a la tierra el alimento necesario.
Más temprano ese día, me encontraba en la iglesia cantando un himno antiguo.
Las palabras me conmovieron ya que tenía un dolor en mi alma por la reciente muerte de mi hermana. Mis lágrimas se precipitaron, reemplazando mi ira reprimida con esperanza renovada y limpiando mi alma.
Aunque mi hermana murió, ahora descansa en los brazos de Jesús, sana y plena.
La Biblia nos dice que el Señor recoge nuestras lágrimas (ver Salmo 56: 8).
El Señor se preocupa por nosotros en nuestro dolor y nos consuela mientras lloramos.
Algún día, no habrá necesidad de lágrimas de dolor cuando nos reunamos con nuestros seres queridos en el cielo.
Pero, hoy quiero que mis lágrimas me limpien de la amargura que no me deja al presenciar el sufrimiento del mundo.
Me aferro a la promesa de Dios de solucionar todas las injusticias. Entonces, un día, Jesús regresará para limpiar la tierra y hacer todo nuevo. Veremos una vez más toda la creación de Dios completa y restaurada.
«Dichosos los que sufren, porque serán consolados.»
Retomando las características del ateísmo y si te fijas con detenimiento, hay muchas similitudes con la vida cristiana, prácticamente las metas son las mismas, pero hay una enorme diferencia entre ambas formas de vida.
Dios manda a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos
37Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38Este es el primero y grande mandamiento. 39Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Mateo 22:37-39
Dios nos ofrece vida en abundancia aquí en la Tierra y un paraíso en la eternidad
10El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundan
juan 3:10
(16Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Juan 3.16
Dios nos manda a buscarlo con todo nuestro corazón a través de la oración para revelarnos cosas grandes y cumplir Sus planes en nosotros.
3Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
Jeremias 33:3
También nos manda a esforzarnos y ser valientes, dependiendo de Él y obedeciéndose en todo momento.
17De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés.
Josué 1:7
Dios ofrece una vida segura a través del conocimiento de Jesucristo. Quien tiene a Jesús, tiene la vida.
12El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
1 Juan 5:12
¿Notaste la diferencia?
Las intenciones del ateo son relativamente “buenas”, pero ha desechado lo más importante: Dios. El ateo ha decidido sacar a Dios de la ecuación.
Rechaza por completo Su existencia y Su dominio sobre todo. Ha caído en el engaño del enemigo. Esto es pecado. Esto es necedad.
“… Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien.” (Salmo 14:1)
Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen.
Romanos 1:28
Todos hemos pecado. Pero así como una vida en Cristo te lleva a vivir correctamente, una vida sin Cristo te lleva a vivir mal. De hecho, esta maldad prueba la existencia de un Dios bueno y justo. Dice William Lane Craig:
A pesar de que a un nivel superficial pareciera que el mal cuestiona la existencia de Dios, a un nivel filosófico el mal prueba la existencia de Dios. Porque en la ausencia de Dios, el mal y el bien no existen.”
El ser humano tiene un sentido de pertenencia. Muy en el fondo sabe que Alguien lo hizo. Nuestra alma está sedienta de conocer a nuestro Creador.
¿Por qué lo sé?
Porque intentamos encontrar esta pertenencia en cualquier otra persona, lugar o cosa. Cuando sólo en Jesucristo podemos encontrar nuestra verdadera identidad. Dice Philip Johnson:
“Es realmente cierto que el ateísmo requiere un montón de fe ciega, mientras que el camino de la lógica y la razón lleva directamente al evangelio de Jesús.”
Entiendo que tiene mucho que ver la fe. Creer en el Invisible.
No podemos ver a Dios. Y aunque el ateo diga que no hay evidencia de la existencia de Dios, podemos voltear hacia afuera y ver la Creación.
La Creación no sólo manifiesta la existencia de un Creador, también nos describe a este Creador: detallista, sabio, perfecto, hermoso, sublime, eterno. Dios nos deja ver mucho de Él por medio de Su Creación:
siendo entendidas por medio de las cosas hechas (la Creación), de modo que no tienen excusa. Porque las cosas invisibles de Él (Dios), Su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación.
Romanos 1:20
Quisiera terminar con la siguiente frase de Ken Ham:
Un ateo una vez me dijo: ¿Por qué tu Dios no viene y se nos presenta físicamente? Yo le respondí: Ya lo hizo, y lo clavaron en una cruz.
¿Qué otra prueba queremos de la existencia de un Dios eterno, todopoderoso, justo y amoroso?
Pero quisiera dejar claro lo siguiente: No porque creamos en la existencia del único Dios quiere decir que tenemos ganado el cielo. Puedes creer en Dios, hablarle todos los días y cumplir al pie de la letra con tu religión, pero ve lo que dice Pablo en Romanos:
Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
Romanos 1:21
No dejes que tu humanidad reemplace tu espiritualidad y obediencia a Dios. Cree en el Señor Jesucristo, en su muerte y resurrección…
Cree que separado de Él no puedes hacer nada. Cree que lo necesitas para ser feliz y tener vida eterna.
AMADO DIOS
Amado Dios, hoy me acerco hasta Ti, con total alegría y optim ismo para darte gracias porque me permites despertar a un nuevo día y seguir avanzando en el camino que me llevará a alcanzar mis sueños.
Padre, te agradezco por tu amor y protección, por tu maravillosa bondad y porque Tú siempre escuchas y atiendes mis súplicas. Qué bello es despertar cada mañana con la certeza de que Tú me cuidas y me tomas de la mano, llevándome siempre por hermosos caminos de éxito y bendición.
Señor, en este nuevo día pongo en tus manos a mi familia y a todas las personas que amo. Por favor danos sabiduría para tomar buenas elecciones, calma en nuestro corazón para vivir en paz y alegría, fortaleza y determinación para poder alcanzar todos nuestros sueños.
Te pido que seas Tú resguardándonos bajo tu hermoso manto de luz y de protección. Amado Dios, nuestra vida, nuestras esperanzas y nuestras ilusiones están en tus manos.
Y si por algún motivo tuviese que enfrentar alguna dificultad, mi fe nunca se extinguirá, pues confío en tu palabra y sé que Tú estás conmigo cuidándome con amor. Tú cada día me das la oportunidad de crecer, ser mejor, servir y construir mis propias victorias.
Padre eterno, te prometo dar lo mejor de mí en esta jornada. Hoy viviré para agradarte y solo quiero hacer tu voluntad, para que aquellos que se acerquen a mi puedan sentir tu presencia.
Dios mío, solo Tú calmas mi ansiedad, sanas las heridas de mi espíritu y me renuevas con tu luz, así como se renuevan los campos en primavera.
Señor, Tú eres mi verde valle de descanso y mi manantial de agua fresca en medio del calor, Tú me guías, me inspiras y me llenas de paz. Mi vida es perfecta gracias a Ti y por eso te amo y te seré fiel en cada instante de mi existencia, Amén.
Lo más inteligente y efectivo es siempre sanar de raíz, y eso significa nuestro niño interior, el que nos dicta y lleva a escoger acorde con la percepción de un niño el amor de una manera equivocada.
Debemos de voltear hacia nosotros, ver qué papel jugamos en el resultado final: Divorcio.
Tal vez hace 20 años no estábamos sanos y ahora de adultos lo estamos y entendimos que esa situación no era sana o no era lo que nos merecíamos, tal vez tantas cosas; el caso es el mismo.
¿Qué roll jugamos ahí? ¿Qué percepción tiene nuestro niño interior del amor? ¿Qué buscamos? ¿Qué permitimos? ¿Es esto sano? ¿De dónde viene esta percepción? ¿Te sabes merecedor de una vida plena y feliz? ¿Te amas lo suficiente? ¿Te valoras? ¿Te hablas con amor?
Recuerda que somos aquello que pensamos. Pon atención a cómo te hablas a ti mismo y trabaja en remplazar tus pensamientos negativos a positivos.
Tu vida es el resultado de tu percepción y tus decisiones.
Llevar terapia, buscar ayuda espiritual, guía/coaching de personas calificadas es de gran ayuda, pues están ahí no sólo en el proceso inicial, el cual necesitas claridad y mucho apoyo, pero también en el proceso de pérdida y adaptación; guiándote a cada paso en tu nuevo camino, impulsándote a crecer, motivándote para una vida más plena y relaciones más sanas.
Al contar con apoyo llegarás a tus metas más rápidamente, mucho más efectivamente, pues te aportarán herramientas eficaces que te ayudarán a crecer y evolucionar. Esta guía es una pieza clave para sanar y no volver a cometer los mismos errores.
Evita el culpar al otro, esto te evitara crecer y evolucionar, si tal vez tu ex compañero(a) era narcisista, psicópata, te engañó o había faltas de respeto, pero voltea hacia ti…
¿Por qué escogiste esa pareja?¿Qué percepción del amor tenías o tienes?
¿Qué permitiste? ¿Y por qué?
Ve a la raíz y sana.
El ser coherentes con nuestra forma de sentir, pensar y proceder, nos hace libres, nos da paz.
Perdona. El perdón nos libera, es un regalo para nosotros mismos.
En el proceso de un divorcio, no sólo tenemos que aprender a perdonar al otro, pero lo más importante, a nosotros mismos, por habernos sometido a determinadas circunstancias dolorosas por tanto tiempo.
Perdona, perdónate; mas no olvides, pues ahí están basadas tus lecciones más importantes.
Photo by Caroline Veronez
Libérate de la culpa, pues hiciste siempre lo mejor que pudiste en las circunstancias en las que te encontrabas.
Hoy eres distinto; tu nuevo “Yo” tal vez hubiera actuado diferente, pero piensa que, sin aquellas lecciones, no estarías hoy aquí; es gracias a tu antiguo ser, es gracias a tus errores / lecciones que hoy has crecido.
Nadie tiene porque quedarse a sufrir, ni a aguantar absolutamente nada que no lo haga feliz, completamente pleno…
debemos de no sentir culpa por ser fuertes y valerosos al tratarnos con dignidad y buscar nuestra felicidad…
Toma tu tiempo para conocerte de nuevo, para notar tu fuerza. ¡Aprende a estar solo en tu compañía y ámate!
Llena tu vida de luz, come sano, haz ejercicio, busca una práctica espiritual.
¿Qué es aquello que disfrutabas hacer de joven, de niño o adolescente? ¿Arte? ¿Algún instrumento? ¿Escribías? ¿Algún deporte? ¿ciclismo?… regresa a ello… o en su defecto, ¿Qué es aquello que siempre quisiste hacer, aprender, cultivar o practicar?
Aprende algo nuevo que te haga feliz; invierte en ti, conéctate contigo mismo y llena tu vida de salud, toma buenas decisiones, rodéate de personas positivas, aléjate de los seres que te drenen emocionalmente, que crean culpa en ti, o no aporten bienestar a tu vida; busca libros de auto ayuda.
Ten contacto con la naturaleza, se eso que deseas y anhelas en alguien más, conviértete en tu mejor versión. El yoga, la meditación, la respiración consciente ayuda muchísimo, pues nos centra y conecta con nuestro sentir, con nuestro verdadero ser, nuestra divinidad, con nuestra fuerza interior.
Deseo para ti una vida llena de paz, sanación y alegría plena.
¡Salud por tu nueva vida!
Tu y yo somos uno
SECCIÓN DE NOTICIAS
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INFORMACIÓN
La autora es fundadora de el:
Yoga & Wellness Centrer
En Estados Unidos reconocido internacionalmente por sus enseñanzas y aportaciones para mejorar la calidad de vida de las personas.
Con una trayectoria de mas de 20 años es Maestra de Yoga, Meditación, Pranayama, Certificada como Aryuveda Practitioner por Europa Ayurveda Academy.
Certified by The Associan of Europe Academy-France and Association Ayurveda Academy-London-U.K Certified as well for the Prestigious SGJ Ayurvedic Medical College, India.
Certificada en Aryurveda en Europa, India y los Estados Unidos. Ha impartido Coaching y cursos en Nueva York, Miami, México y El Caribe, entre otros.Certificada a nivel Internacional como Maestra de Yoga Alliance.
Mi padre era capellán en la marina. Eso significaba que en todas partes simulaba ser un hombre amable y bueno, pero en casa, donde no tenía que molestarse por ser nada que no fuera… era mezquino, exigente, crítico y egoísta. El y mi madre pensaban que nosotros, sus hijos, existíamos para ayudarlo a representar su charada profesional.
Debíamos parecer perfectos obteniendo las mejores calificaciones, portarnos bien en sociedad y nunca metemos en problemas. Dado el ambiente que había en casa, eso era imposible.
Se podía cortar la tensión con un cuchillo cuando mi padre estaba en casa. El y mi madre no eran nada unidos.
Ella estaba furiosa todo el tiempo. No peleaba con él en voz alta, sino que se quedaba callada, ardiendo de ira. Cada vez que mi padre hacía algo que ella le pedía, él lo hacía mal a propósito. Una vez había algo mal en la mesa del comedor, y él la arregló con un clavo grande que arruinó toda la mesa. Todos aprendimos a dejarlo en paz.
Cuando se retiró, estaba en casa todos los días y todas las noches, sentado en su sillón, ceñudo. No decía mucho, pero el solo hecho de que estuviera allí nos hacía la vida difícil a todos. Yo lo odiaba de verdad. Por entonces yo no podía ver que él tenía problemas propios o que nosotros los teníamos, por la forma en que reaccionábamos ante él y dejábamos que nos controlara con su presencia. Era una competencia continua: ¿quién controlaría a quién? Y él siempre ganaba, pasivamente.
Bueno, hacía ya mucho tiempo que yo me había convertido en la rebelde de la familia. Estaba furiosa, al igual que mi madre, y la única forma en que podía expresarlo era rechazando todos los valores que encarnaban mis padres, salir y tratar de ser lo contrario de todo y todos en mi familia.
Creo que lo que más me irritaba era el hecho de que, fuera de casa, parecíamos tan normales, Yo quería gritar desde los tejados lo horrible que era mi fumilla, pero nadie parecía darse cuenta. Mi madre y mis hermanas estaban dispuestas a aceptar que fuera yo la del problema, y yo accedía cumpliendo mi papel con total consumación.
Mi primera experiencia sexual ocurrió cuando estaba en el Cuerpo de Paz, y no fue con otro voluntario. Fue con un joven estudiante africano.
El estaba ansioso por aprender sobre Estados Unidos, y yo me sentía como su tutora: más fuerte, más instruida, más mundana. El hecho e que yo fuera blanca y él, negro, causó muchas olas. A mí no me importaba; reforzaba mi imagen de mí misma como rebelde.
Unos años después, conocí a un español y me casé con él. Era un intelectual y provenía de una familia adinerada. Yo respetaba eso. También tenía veintisiete años y aún era virgen. Nuevamente yo era la maestra, lo cual me hacía sentir fuerte e independiente. Y bajo control.
Estuvimos casados siete años, viviendo en el extranjero, yo estaba inmensamente inquieta e infeliz pero no sabía por qué. Entonces conocí a un joven estudiante huérfano inicié un romance realmente tempestuoso con él, durante el cual abandoné a mi esposo y a mis dos hijos.
Hasta que me conoció, ese joven sólo había tenido relaciones sexuales con hombres. Durante dos años vivimos en mi apartamento. Él también tenía amantes masculinos, pero a mí no me importaba.
Probamos toda clase de cosas en lo sexual, quebrantamos todas las reglas. Para mí era una aventura, pero después de un tiempo volví a sentirme inquieta y lo hice salir de mi vida como amante, aunque aún hoy seguimos siendo amigos.
Después de él tuve una larga serie de relaciones con algunos sujetos de mala vida. Todos, como mínimo, vivieron un tiempo conmigo. La mayoría también me pedía dinero prestado, a veces miles de dólares, y un par de ellos me comprometieron en asuntos ilegales.
Yo no tenía idea de que tuviera un problema, ni siquiera con todo lo que estaba ocurriendo. Como cada uno de esos hombres obtenía algo de mí, me sentía la más fuerte, la que estaba a cargo de las cosas.
Cuando niña, yo había reprimido tantos sentimientos que necesitaba todo el drama que me proporcionaban esos hombres, sólo para sentirme viva.
Problemas con la policía, relación con las drogas, tretas financieras, gente peligrosa, sexo loco… todo eso había llegado a ser el común de la vida para mí. De hecho, aun con todo eso no podía sentir mucho.
Seguí con las sesiones y comencé a asistir a un grupo de mujeres por sugerencia de la consejera. Allí, de a poco, empecé a aprender algunas cosas sobre mí misma, sobre mi atracción hacia hombres con taras o inadecuados a quienes podía dominar mediante mis esfuerzos por ayudarlos.
Si bien en España había estado en análisis durante años y años, hablando sin cesar de mi odio por mi padre y mi ira por mi madre, nunca lo había relacionado con mi obsesión con los hombres imposibles. Aunque siempre había pensado que el análisis me beneficiaba inmensamente, nunca me había ayudado a modificar mis patrones. Es más, cuando analizo mi comportamiento, veo que en esos años no hice más que empeorar.
Photo by Dmitriy Ganin
Una vez más, vemos los temas mellizos de la negación y el control. La familia de Celeste estaba en un caos emocional, pero ese caos nunca se expresaba ni se admitía abiertamente.
Incluso su rebelión contra las reglas y normas de su familia apenas insinuó sutilmente los profundos problemas del núcleo familiar. Celeste gritaba, pero nadie la escuchaba.
En su frustración y su aislamiento, ella «desconectó» todos sus sentimientos salvo uno: la ira. Contra su padre, por no estar allí para ella, y contra el resto de la familia por rehusarse a admitir los problemas de ellos o el dolor de Celeste.
Pero su ira flotaba libre; ella no entendía que provenía de su impotencia para cambiar a la familia que amaba y necesitaba.
Ese medio no podía satisfacer sus necesidades emocionales de amor y seguridad, por eso buscaba relaciones que sí pudiera controlar, con personas que no fueran tan instruidas o experimentadas, de peor situación económica o social que ella.
La profundidad que adquirió su necesidad de ese patrón de relaciones se reveló con la extrema inadecuación de su última pareja.
Y aun así Celeste, brillante, sofisticada, educada y mundana, pasó por alto todos los indicios de lo enferma e inapropiada que era esa unión.
Su negación de sus propios sentimientos y percepciones y su necesidad de controlar al hombre y la relación pesaban mucho más que su inteligencia.
Una parte importante de la recuperación de Celeste implicaba que abandonara su análisis intelectual de sí misma y de su vida y comenzara a sentir el profundo dolor emocional que acompañaba al tremendo aislamiento que siempre había soportado.
Sus numerosas y exóticas relaciones sexuales sólo fueron posibles porque ella sentía muy poca conexión con los demás seres humanos y con su propio cuerpo.
En efecto, esas relaciones en realidad evitaban que ella tuviera que arriesgarse a una relación verdaderamente estrecha con los demás.
El drama y la excitación sustituían la amenazadora intensidad de la intimidad. La recuperación significaba quedarse quieta consigo misma, sin un hombre que la apartara del camino, y sintiendo sus sentimientos, inclusive el doloroso aislamiento.
Significaba también que otras mujeres que comprendían su conducta y sus sentimientos aprobaran sus esfuerzos por cambiar. Para Celeste, la recuperación requiere aprender a relacionarse y a confiar en otras mujeres, además de relacionarse y confiar en sí misma.
Celeste debe desarrollar una relación consigo misma antes de poder relacionarse en forma sana con un hombre, y aún le queda mucho trabajo por hacer en esa área.
Básicamente, todos sus encuentros con los hombres eran meros reflejos de la ira, el caos y la rebelión que había en su interior, y sus intentos de controlar a esos hombres eran también intentos de apaciguar los sentimientos y las fuerzas interiores que la impulsaban.
Su trabajo es consigo misma, y a medida que gane más estabilidad interior ésta se verá reflejada en sus interacciones con los hombres.
Hasta que aprenda a quererse y a confiar en sí misma, no podrá experimentar el hecho de querer a un hombre o de confiar en él, o de que él la ame o confíe en ella.
Muchas mujeres cometen el error de buscar un hombre con quien desarrollar una relación sin antes desarrollar una relación consigo mismas;
pasan de un hombre a otro, en busca de lo que falta en su interior. La búsqueda debe comenzar en casa, dentro del yo.
Nadie puede amarnos lo suficiente para realizarnos si no nos amamos a nosotras mismas, porque cuando en nuestro vacío vamos en busca del amor, sólo podemos encontrar más vacío.
Lo que manifestamos en nuestra vida es un reflejo de lo que hay en lo profundo de nuestro ser: nuestras creencias sobre nuestro propio valor, nuestro derecho a la felicidad, lo que merecemos en la vida. Cuando esas creencias cambian, también cambia nuestra vida.
REFLEXIÓN
No podemos controlar el estado emocional de las personas que nos rodean, ellos viven en su propio proceso….
sin embargo, el hecho de que tú estés en armonía, hace que seas una influencia positiva para ellos…
y ese es el mejor aporte que le puedes brindar a los demás.
A.Desconocido
¡ Hola Bienvenido !
Robin Norwood
Te invito a leer otro artículo mío con el titulo:
«Consecuencias de la negación de los sentimientos»
Me encanta saber que las oraciones son semillas que dan fruto en el tiempo correcto. Esperar por la manifestación de cada una de ellas me llena de esperanza.
La semilla que dará vida; eso es lo que te ayuda a mantenerte firme en la fe. Esperar en Dios no es un castigo. A veces pensamos que Dios no nos escucha, o tiene favoritos; pero eso no es cierto.
La verdad es que Dios siempre escucha. La espera nos ayuda a valorar y a entender los procesos. Es en donde desarrollamos confianza absoluta y descanso al saber que estamos en las mejores manos, es en donde nuestra fe se vuelve inamovible.
Cuando se planta una semilla no se puede ver el resultado instantáneo, requiere tiempo, requiere cuidado, requiere esperar en amor, sabiendo que hay algo dentro de esa semilla pequeña que dará un florecimiento hermoso. Dentro de cada semilla hay vida. ¡Amén!
Dentro de cada oración hay una explosión de bendición. ¡Aleluya!
Vale la pena esperar en Dios!
Ana oró fervientemente y Samuel nació. No en el tiempo que Ana quería, sino en el tiempo perfecto de Dios.
1 SAMUEL 1
Nacimiento de Samuel
7Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía. 8Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?
9Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, 10ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. 11E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
12Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. 13Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. 14Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. 15Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. 16No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. 17Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. 18Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.
19Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. 20Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová.
21Después subió el varón Elcana con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto. 22Pero Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre. 23Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te parezca; quédate hasta que lo destetes; solamente que cumpla Jehová su palabra. Y se quedó la mujer, y crio a su hijo hasta que lo destetó. 24Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño. 25Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí. 26Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. 27Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. 28Yo, pues, lo dedico también a Jeh
Sara esperó; aunque dudó por momentos, y lo trató de hacer a su manera, -lo cual no funcionó- (puedes leer Génesis 16) – enseñanza- ¡no lo hagas a tu manera! No sale nada bien. Gracias a Dios por su hermosa paciencia, que, aunque nos equivoquemos, Él es fiel para mantener su promesa.
Isaac nació; no en el tiempo que Sara pensaba, nació en el tiempo perfecto de Dios. (Génesis 21)
Las oraciones siempre darán vida, aunque pasen horas, días, meses, o años para ver la manifestación de algunas. Dios siempre responde a tiempo.
Debes de saber que, cuando uno está orando, la luz está entrando a esa situación. Si las cosas se empiezan a poner más complicadas, no te rindas.
¡¡ La luz invade las tinieblas para que sean removidas !! Power.
Don’t give up!
Don’t quit!
Así que, persevera en la oración. Dios te escucha, descansa; su tiempo es el mejor.
“Cuando plantamos semillas, debemos de tener la fe en ese momento para ver nuestro jardín lleno de flores” ¡Aleluya!
Al sacrificar lo pequeño, podremos ver una cosecha grande.
Yo estoy esperando ¿y tú? ¿Cuál es esa petición de oración que se te está haciendo eterna para poder verla?
Podemos orar juntos.
Salmos 126:5-6
5 Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. 6 Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
Romanos 8:25 (NTV)
pero si deseamos algo que todavía no tenemos, debemos esperar con paciencia y confianza.
Romanos 8:25 (RVR1960)
25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
Gracias Dios por darme el privilegio de poder acercarme a ti, gracias por darme tu palabra que alimenta mi fe y que me ayuda a saber que puedo mover montañas.
Hoy te doy gracias porque sé que cada oración es una semilla que dará florecimiento en tu tiempo, gracias porque puedo descansar en ti y saber que estoy en el mejor lugar.
Gracias Padre porque la espera me ayuda a desarrollar mi paciencia y gracias porque ahora sé que esperar es confiar, esperar es rendir mis expectativas, esperar es saber que Tú estás conmigo en cada tiempo, en cada estación. Estoy en victoria ya que mi Padre está conmigo , estoy confiado de que puedo ver florecimiento en medio de cada circunstancia.
Durante esos años, Miriam compartió la vida familiar con su hermanito mientras él crecía y se hacía un joven. Su otro hermano, Aarón, era tres años mayor que Moisés. Juntos, los tres hijos aprendieron sobre Dios y su historia familiar, y también sobre su futuro.
A Moisés en particular le recordarían que el Señor tenía planes únicos para su vida. Los tres hijos un día serían usados juntos por Dios en el éxodo de Israel de Egipto.
Cuando llegó el día en que Moisés tuvo que irse al palacio, Miriam sin duda estuvo allí para decirle adiós. Ella había vigilado la canasta de Moisés que flotaba desde lejos cuando él era un bebé; de forma similar, siguió observándole desde la distancia a medida que se hacía adulto, no como hijo de esclavos sino como un príncipe adoptado de Egipto. Mientras le vigilaba y esperaba, seguramente se preguntaría cuándo elevaría Dios a Moisés a la posición de libertador de su pueblo esclavizado en Egipto.
El relato bíblico no nos cuenta mucho sobre lo que hizo Moisés durante sus tiempos como príncipe egipcio. Hechos 7.22 simplemente dice que, además de tener una buena educación, era «poderoso en sus palabras y obras». Pero incluso siendo príncipe, nunca se olvidó de dónde provenía. Según Josefo, Moisés siguió identificándose con el pueblo hebreo hasta el punto de que muchos de los egipcios sospechaban de él, e incluso buscaban oportunidades para matarle.
En una ocasión, después de que Egipto recibiera el ataque de sus vecinos etíopes, el Faraón hizo a Moisés general de su ejército y le envió a luchar contra los invasores.
Según cuenta Josefo la historia, el Faraón vio aquí una oportunidad de ganar cualquiera que fuera el resultado. Si Moisés tenía éxito, los etíopes serían expulsados de la tierra, pero si Moisés fallaba, probablemente moriría, y por tanto desaparecería la amenaza que representaba.
Una vez más, el plan egipcio no tuvo su efecto deseado. Debido a alguna brillante estrategia del joven general, la campaña militar de Moisés fue un éxito rotundo; tanto que cuando regresó a casa, los nobles egipcios le temían más que antes.
La narrativa bíblica retoma la historia cuando Moisés tenía cuarenta años. Al haberse identificado con su pueblo nativo, Moisés:
salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos.
Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas a tu prójimo? Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto. (Éxodo 2.11– 14)
Hechos 7.25 explica el motivo tras las aparentemente imprudentes acciones de Moisés. Al parecer, ya estaba deseoso de liberar a Israel. «Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así». Claramente, no era aún el tiempo de Dios, y el acto violento de Moisés al matar al capataz egipcio no se puede pasar por alto. Sin embargo, su celo era evidencia de su profunda identificación con el pueblo de Dios y su rechazo total de todo lo que Egipto le podía ofrecer (cp. Hebreos 11.24–26).
Cuando el Faraón supo lo que Moisés había hecho, intentó matarle. Si los egipcios ya sospechaban de Moisés, ese incidente confirmó claramente sus peores temores. Corriendo para salvar su vida, Moisés huyó a Madián, el lugar donde pasaría las siguientes cuatro décadas de su vida cuidando ovejas y siendo humillado y moldeado por Dios.
Durante todo ese tiempo, Miriam esperaba mientras su hermano ascendía a una posición de prominencia, pero luego huyó desacreditado y como un fugitivo.
Josefo nos dice que se casó con Hur, descendiente de Judá, y que juntos formaron una familia. Así como los padres de Miriam y sus dos hermanos habían sido instruidos por sus padres, ahora ella inculcó en sus hijos un deseo y una esperanza de liberación divina.
Moisés tenía cuarenta años cuando salió de Egipto, y pasó otros cuarenta en Madián, lo cual quiere decir que tenía ochenta años cuando finalmente regresó (Éxodo 7.7). Durante ocho largas décadas, Miriam estuvo esperando.
Ella siempre había sabido que Moisés era el libertador escogido por Dios; sin embargo, no sabía cuándo comenzaría la liberación. Cuando el Faraón que desterró a Moisés murió (Éxodo 2.23–25), su esperanza debió de haber comenzado a florecer. Seguro que su corazón se aceleró cuando Aarón le dijo que Dios le había dicho que fuera a reunirse con Moisés en el desierto (Éxodo 4.27).
Sin duda alguna, la emoción de Miriam creció cuando sus hermanos confrontaron por primera vez al Faraón y después con cada plaga sucesiva. Quizá se acordaba de ver a Moisés flotando en el Nilo, incluso cuando vio que el agua del poderoso río de Egipto se convertía en sangre (Éxodo 7.20–21). A medida que ranas, moscas, piojos, úlceras, granizo y langostas afligían a los egipcios, Miriam y sus compañeros hebreos, protegidos por Dios
en Gosén, debieron llenarse de asombro y de una creciente sensación de que el Señor finalmente había escuchado su súplica (Éxodo 3.7), por lo que su redención de la esclavitud estaba cercana.
Miriam y su familia habrían participado en la primera Pascua (Éxodo 12.1–28). Habrían matado un cordero y pintado los dinteles de su casa con la sangre tal como Moisés les indicó. Y habrían comido la carne y se habrían preparado para salir de Egipto apresuradamente. Habrían sido preservados del juicio de Dios cuando pasó el ángel de la muerte para matar a todo primogénito de Egipto.
Es difícil imaginase el júbilo que tendrían los hebreos al despertarse pronto la mañana siguiente con la noticia de que era el momento de irse.
Habían estado en Egipto un total de 430 años (Éxodo 12.41), y finalmente el Señor les estaba sacando de allí. Aunque el Faraón había desestimado continuamente las peticiones de Moisés y Aarón, incluso viendo las milagrosas plagas que Dios les había mandado, finalmente accedió e insistió en que los israelitas se fueran.
Después de muchos años de espera, como cumplimiento de las promesas divinas de años de antigüedad, Miriam y su pueblo al fin iban a ser liberados.
ADORACIÓN EN LA ORILLA
No es de extrañar, dado su historial, que el Faraón cambiara de opinión pocos días después de que los israelitas comenzaran su viaje fuera de Egipto.
Según Éxodo 14.5, «el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva?» El rey duro de corazón juntó a su ejército y comenzó la persecución de sus antiguos esclavos.
El gran grupo de hebreos, compuesto por más de seiscientos mil hombres más las mujeres y los niños (Éxodo 12.37), se movía lenta pero metódicamente, siguiendo la dirección del Señor que les guiaba con una columna de nube de día y una columna de fuego de noche (Éxodo 13.21).
Pero el ejército egipcio pronto les alcanzó. Josefo dice que, además de los seiscientos carros escogidos (Éxodo 14.7), el ejército del Faraón estaba compuesto por cincuenta mil jinetes y doscientos mil soldados de a pie.
Con el mar Rojo a sus espaldas, el pueblo de Israel comenzó a tener pánico. Habiéndose olvidado rápidamente de los milagros que habían vivido y la asombrosa liberación de Egipto, comenzaron a quejarse contra Moisés por haberles sacado de allí, diciendo: «¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto?… Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto» (Éxodo 14.11–12).
Desde una perspectiva humana la situación ciertamente parecía nefasta. Los israelitas, desarmados y sin entrenamiento, no estaban preparados para ninguna batalla.
Contra ellos llegaba uno de los ejércitos más avanzados y eficaces del mundo antiguo: cientos de carros, miles de caballos y cientos de miles de soldados de a pie. Y ellos estaban totalmente atrapados contra el mar Rojo sin ninguna posibilidad de huir. La situación era desesperanzadora, por lo que el pueblo reaccionó con histérica desesperación.
Pero Moisés tenía más conocimiento. En medio de circunstancias imposibles, confió en la promesa de el que siempre hace su voluntad. Su respuesta al pueblo estaba llena de fe en el Señor: «No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos» (Éxodo 14.13–14).
Lo que ocurrió después se ha convertido en uno de los mayores clásicos de escuela dominical de todos los tiempos. Pero no debemos permitir que nuestra familiarización con la historia
nos aleje de la destacada naturaleza de lo que ocurrió. Dios movió la columna de nube entre el campamento hebreo y el campamento egipcio, manteniendo al ejército perseguidor en oscuridad mientras que proveía una vía de escape sobrenatural para su pueblo. Entonces, cuando Moisés extendió su mano hacia el mar, el Señor envió un viento fuerte que separó las aguas para proporcionar un camino de tierra seca por en medio para que cruzasen los israelitas.
La apertura del mar Rojo es probablemente uno de los milagros más conocidos de la Biblia, y de alguna forma, esta familiaridad podría nublar la realidad del masivo poder y orden del evento divino. Eso no es un cataclismo como esos que producen las computadoras en una película fantástica.
¡Eso ocurrió! Y ya sabemos que Dios trabaja muy bien con todas las formas de H2O; tan solo piense en la Creación (Génesis 1.1–7) y en el diluvio (Génesis 6—9).
Lo que sucedió es absolutamente asombroso: ¡que un océano de agua se separara en dos y apareciera un camino seco en medio!
Vastos muros de agua, cientos de metros de altura en cada lado y millas de una orilla a otra, flanquearon la vía de escape para los israelitas mientras huían libres de lodo hacia su seguridad en la lejana orilla.
Como eso es fácil para Dios, la descripción bíblica de ese evento asombroso es sorprendentemente natural. Éxodo 14.21–22 simplemente dice: «Hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda». De la forma más inesperada e impredecible, el Señor había convertido el terror del pueblo en triunfo.
Cuando el pueblo hebreo estaba a punto de llegar al otro lado, el Señor levantó la nube y los egipcios se dieron cuenta de que se
les escapaban. Aparentemente, las recientes plagas milagrosas que mataron a tantos enemigos de Israel en Egipto no resultaron ser educativas para los líderes o las tropas, porque inmediatamente comenzaron la persecución, dando como resultado lo que sería una de las decisiones militares más desastrosas que se hayan tomado jamás. Cuando los egipcios se adentraron en el mar, Dios hizo que se sintieran confusos y que sus carros navegaran con dificultad. Los perseguidores, dándose cuenta de que habían cometido un error mortal, comenzaron a temer: «Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios» (Éxodo 14.25).
¡Pero ya era un mal momento para pensar con claridad! Como si haber sido atrapados en el valle entre montañas de agua y en un caos total no fuera suficiente, su escapada se vio aun más obstaculizada con la llegada de una gran tormenta repentina (Salmo 77.17–19).
A esas alturas, los israelitas habían llegado sanos y salvos a la otra orilla. En ese momento, Dios ordenó a Moisés nuevamente que extendiera su mano hacia el mar.
Al hacerlo, los muros de agua se vinieron abajo con una violencia que no se había visto nunca en mar alguno. En un holocausto catastrófico, las aguas regresaron a su nivel normal para enterrar al poderoso y masivo ejército de Egipto como ratas ahogadas. «Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno» (Éxodo 14.28).
El Señor había rescatado a su pueblo, y cuando se encontraban en la otra orilla, viendo la destrucción de sus enemigos siendo aplastados y ahogados, los antiguos esclavos se quedaron anonadados.
Éxodo 14.31 dice que temieron al Señor y creyeron en Él. En base a lo que acababa de ocurrir, cualquier otra respuesta habría sido apropiada. Moisés les había dicho anteriormente que el Señor lucharía por ellos mientras lo verían en silencio (Éxodo 14.14). Allí estaban de pie, sanos y secos, sin habla y llenos de asombro, testigos del poder sobrenatural de su Dios.
Cuando pudieron recuperarse del impacto silencioso, todos estallaron de júbilo con un hermoso himno de alabanza. Ese himno, llamado el cántico de Moisés (Éxodo 15.1–18), ensalza el poder, la gloria y la supremacía de Dios. Las palabras declaran que no hay nadie como el Dios de Israel. Así que cantaron: «¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?»(v. 11). La última línea de su himno resumía el corazón de su adoración: «Jehová reinará eternamente y para siempre» (v. 18).
¡En medio de esa asombrosa alabanza de júbilo es cuando aparece de nuevo Miriam! Ella, por supuesto, había estado allí todo el tiempo. Había visto la columna de nube cada día y la columna de fuego cada noche.
Había visto al ejército egipcio acercándose a lo lejos y sintió la ansiedad y el pánico de su pueblo. También había oído las palabras de confianza de su hermano en las promesas y el poder de Dios, y había caminado con el resto asombrada a través del mar. Hebreos 11.29 dice: «Por la fe pasaron el mar Rojo como por tierra seca».
Tuvieron que confiar en Dios en que las montañas de agua de mar no se desplomarían sobre ellos. Eso fue pura fe porque nadie había experimentado jamás un fenómeno semejante. Miriam vivió toda su existencia con la confiada expectativa de que Dios liberaría a Israel, usando a su hermano Moisés. Una vez tras otra había visto el asombroso poder de Dios en acción, pero aquello no tenía equivalente alguno. Los israelitas habían sido testigos del poder y la fidelidad el Señor, pero nunca de una forma tan increíble.
Como respuesta al himno de Moisés, Miriam dirigió a las mujeres de Israel en un gozoso estribillo de alabanza. Éxodo 15.20–21 resume su gozosa respuesta con estas palabras: «Y María la profetisa, hermana de Aarón [y de Moisés], tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas. Y María les respondía: Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido; ha echado en el mar al caballo y al jinete».
Estos breves comentarios nos dan varios detalles fascinantes acerca del tipo de mujer en el que se había convertido Miriam.
En primer lugar, se le llama profetisa: alguien a quien Dios revelaba mensajes para la gente (cp. Números 12.2).
Es la primera mujer en la Biblia en recibir ese privilegio poco común. En todo el Antiguo Testamento, solo otras tres mujeres se describen de esta forma: Débora (Jueces 4.4), Hulda (2 Reyes 22.14) y la esposa de Isaías (Isaías 8.3). En segundo lugar, su mención en Éxodo 15 por encima de cualquier otra persona, hombre o mujer, nos sugiere que tuvo un papel estratégico (junto con sus hermanos Aarón y Moisés) en los eventos del éxodo.
El Señor mismo, hablando a través del profeta Miqueas, observó su prominencia cuando le dijo a Israel: «Porque yo te hice subir de la tierra de Egipto, y de la casa de servidumbre te redimí; y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a María» (Miqueas 6.4). En Éxodo 15, vemos su liderazgo en acción en particular con las mujeres de Israel, ya que estas la seguían.
En tercer lugar, y quizá lo más importante, estos versículos nos dan un destello del alma de Miriam, como alguien que adoraba al Señor con una sincera emoción. Como el cántico de Moisés que le precedió, el de Miriam se centró en el poder y la gloria de Dios.
Adoraba no solo con palabras y melodía, sino también con instrumentos y danza, y dirigió a otras para que se unieran a ella en acción de gracias, sentando un precedente para generaciones posteriores de mujeres israelitas (cp. 1 Samuel 18.6). Ochenta años antes, Miriam había visto al Señor liberar providencialmente a Moisés de las aguas del río Nilo llevándole bajo el cuidado de la familia del Faraón. En ese día, de nuevo experimentó la mano de liberación de Dios, cuando rescató a su pueblo de las aguas del mar Rojo y de las manos del ejército del Faraón. En ambos casos, el agua auguraba la muerte, y en ambos casos, Dios demostró su incomparable poder y su inagotable fidelidad hacia su pueblo y su promesa.
DEBILIDAD EN EL DESIERTO
Con épicas visiones de la experiencia del mar Rojo grabadas en sus mentes, los israelitas viajaron por el desierto hacia el monte Sinaí. Si el poder de Dios es asombroso, ¡también lo es la debilidad de la gente! Incluso con el recuerdo fresco del gran poder de Dios, el pueblo enseguida comenzó a quejarse. Cuando llegaron a Mara, se quejaron porque las únicas aguas que encontraron eran amargas y de sabor desagradable. Dios misericordiosamente transformó las aguas para que se pudieran beber (Éxodo 15.25).
Continuara la Tercera Parte el Próximo Sábado.
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Recogiendo un comentario de Teólogos reconocidos, para que te puedas informar rápidamente. Si no pudiste leer te puedes enlazar con las siguientes crónicas:
Son peligrosas porque desmantelan nuestros sueños, nos detienen o nos bloquean para vivir plenamente e invariablemente nos roban la paz mental; nos roban nuestra salud, energía, afectan nuestras relaciones amorosas, nuestra independencia financiera, o nuestra salud.
Y podríamos dividir en dos partes, la primera, la persona que se hace responsable, y la segunda, la persona que pone pretextos y la podemos catalogar como irresponsable y ocasiona que perdamos el control, y conlleva una falta de libertad porque ya no nos podemos ver a nosotros mismos como agentes libres, no pudiendo escoger la guía de nuestras vidas, haciéndonos ser víctimas del destino y falta de control y libertad, que nos lleva a tener emociones negativas.
Puede ser que te cuestione las circunstancias adversas, tu educación, tu capacidad financiera, tu inteligencia, tu salud, etc. Puedes hacer todo esto a un lado y enfocar tus pensamientos en tu fe, gozo, amor, paciencia, humildad, empatía, dominio propio, templanza.
Y como no afecta todo esto, existe una relación directa en la cantidad de responsabilidad que se acepta para tener resultado en tu vida, ahora y en el futuro. Donde la felicidad viene de adentro, y el éxito le sigue, y no al revés.
Te quiero plantear la relación que existe entre las relaciones negativas y la irresponsabilidad ilustrándolo con un ejemplo:
Imaginemos un árbol (de las emociones negativas) y en este, en el follaje, crecen temor, duda, odio, envidia, resentimiento, y su hermana de este, la culpa, auto compasión, los celos, vergüenza, desamparo, pena, hastió, desesperación; todos tenemos una favorita. Y todas estas son expresadas de dos maneras internamente, que es cuando se somatizan y caemos en enfermedad; y la segunda externamente, y es cuando hacemos que se enfermen los demás.
Este árbol imaginario tiene debajo de la tierra sus raíces, que son las que nutren estas emociones para que puedan dar finalmente frutos.
Existen dos principales nutrientes, esencialmente la “Justificación” donde nos decimos a nosotros mismos o explicamos a quien quiera escuchar, porque mantenemos esa emoción negativa; esta emoción posiblemente no dure mucho, pero depende qué tanto la justifiquemos y la alimentemos para que perdure.
Y la segunda es la “Identificación”. Esta última voy a ilustrarla con un ejemplo:
Supongamos que recibes la noticia que chocaron un carro en el estacionamiento, pero descubre que no es suyo, y no te preocupas, porque no te identificas con el evento; pero en cambio, si es tu carro, ahora sí puedes estar molesto.
¿Cómo nos deshacemos de las emociones negativas?
Es “No juzgando” Evita juzgar, huye del juzgar, en vez de emitir un juicio de que alguien o algo es culpable, permanece abierto y neutral; evita que tus emociones negativas se sigan nutriendo y que sigan creciendo.
Photo by Margarita
Cuando te “Identificas” con la situación adversa, lo que tienes que hacer, es permanecer neutrales, “existe el problema, pero, yo no soy ese problema” y lo mantienes alejado.
Una vez que dejamos de justificarnos, de identificarnos, y no nos involucramos emocionalmente.
Podremos cortar el tronco de ese árbol imaginario, y para hacerlo, tenemos que cortar “la culpa”, que es el 99% de las emociones negativas, y estas vienen de tu interior, no tiene que ver con tus circunstancias o personas externas.
Las emociones negativas son causadas por tu respuesta.
Para ilustrarte te doy un ejemplo de dos circunstancias. En la primera, vas camino al trabajo y se poncha un neumático, el tráfico, y llegas tarde al trabajo; te “enfadas y te molestas”. El mismo ejemplo, te levantas temprano, te desayunas con tu familia; sales de tu casa con tiempo de sobra, y se te poncha la llanta, y hay tráfico, pero no importa porque tienes tiempo de sobra para llegar a tiempo a tu trabajo.
Ambos ejemplos sirven para que te ilustre que las emociones negativas nos la provocan una situación.
Tú puedes escoger la calidad de tu vida emocional, escoges estar enojado, irritado o molesto; tú decides cómo te vas a sentir, y si no tienes cuidado, caerás en un patrón de hábitos negativos de culpar a otra persona o circunstancias. La culpa es el centro de todas las emociones negativas, cuando dejas de culpar, derribas el árbol de las emociones negativas.
Acabas con el pensamiento de la culpa y lo reemplazas con esta verdad “soy responsable” y es la afirmación de lo que nos indica Dios.
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús-
Filipenses 4:19 RVR1960
“…todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”
Filipenses 4:8 RVR1960
Soy “responsable” de “elegir” tener pensamientos positivos, entonces asumes el control total de tus emociones, echando fuera de tu mente cualquier emoción negativa.
Existe una gran diferencia entre aceptar una “responsabilidad” que siempre mira al futuro y estás a cargo desde ese momento de la calidad de tu emoción, en contra “culpabilidad” que ésta siempre se remonta y mira hacia el pasado, y es algo que no se puede cambiar.
La responsabilidad te lleva a hacerte esta pregunta ¿Qué podemos hacer? La persona irresponsable siempre pregunta ¿Quién lo hizo? Y se obsesiona por encontrar quién lo hizo; por supuesto, no sirve de nada para resolver la dificultad.
No puedes avanzar en la vida si no dejas a un lado tus pensamientos de las emociones negativas, tal vez has invertido mucho tiempo en ellas y te cueste trabajo dejarlas, pero tú eres el responsable de tu vida, tienes el poder de elegir; no estás solo, ríndete al Señor, Él te ayudará a poner en orden tus pensamientos; te dará esperanza, paz, amor; y tú pondrás en marcha lo más poderoso con lo que cuentas, tu fe.
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
2 Timoteo 1:7 RVR1960
REFLEXIÓN
CUANDO NELSON MANDELA OFRECIÓ EL ALMUERZO AL QUE SE ORINÓ EN SU CABEZA.
Después de convertirme en Presidente, invité a mi acompañante a almorzar a un restaurante. Nos sentamos y cada uno preguntó qué quería. En la mesa de enfrente, había un hombre esperando a que lo sirvieran. Cuando le sirvieron, le dije a uno de mis soldados que invitará a esa persona
El soldado fue y le dio mi invitación. El hombre se levantó, cogió su plato y se sentó a mi lado.
Mientras comía, sus manos temblaban constantemente y no levantaba la cabeza de la comida.
Cuando terminamos me saludó sin mirarme, le estreché la mano y se alejó. El soldado me dijo:
Madiba ese hombre debe haber estado muy enfermo ya que sus manos no dejaban de temblar mientras comía.
– ¡No, no, absolutamente! La razón de su temblor es otra. así que le dije:
Ese señor era el alcaide de la prisión en la que yo estaba. Después de que me torturó, grité y lloré pidiendo un poco de agua y él vino y me humilló, se rió de mí y en lugar de darme agua, me orinó en la cabeza.
No está enfermo, tenía miedo de que yo, ahora presidente de Sudáfrica, lo mandara a la cárcel y le hiciera lo que me hizo a mí.
Pero yo no soy así, este comportamiento no es parte de mi carácter, ni de mi ética.
Las mentes que buscan venganza destruyen estados, mientras que las mentes que buscan reconciliación construyen naciones.
Al salir por la puerta de mi libertad, supe que si no hubiera dejado atrás toda la ira, el odio y el resentimiento, todavía sería un prisionero
Nelson Mandela.
Cuestión de esencia no de apariencia.
Somos lo que hacemos no lo que decimos que vamos a hacer.
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¡ Hola Bienvenido !
Roberta Sánchez Smith.
Te invito a leer otro artículo mío con el tema:
«Un resentimiento largamente cultivado puede calcinar el cuerpo»