A MEJOR ARTICULO DEL MES DE MARZO
Por Renata Vázquez Salcedo
En estas últimas semanas, viendo todo lo que sucede al otro lado del mundo e incluso en nuestro país, me he hecho preguntas como: ¿Qué caso tiene? ¿Qué caso tiene planear un futuro si no sé qué va a pasar el día de mañana? ¿Nos alcanzará la guerra? ¿El virus llegará a mi familia? ¿Valdrá la pena tener más hijos? ¿Cuánto tiempo le quedará a este planeta que está cada vez peor?
Sin duda, preguntas con un peso de negatividad, miedo, incertidumbre y poca esperanza. Empiezo a poner mis ojos en las cosas que no puedo controlar, en la maldad del hombre, en mi fragilidad como mujer, esposa y mamá.
Como dice el Señor en Su Palabra a través del Apostol Santiago, la vida es como la neblina que aparece por un rato y luego se desvanece.
El ser humano es tan insignificante cuando lo comparamos con la inmensidad del mundo creado, o cuando lo comparamos con una pandemia que se expande por toda nación, o una guerra que nos tiene a todos con un nudo en la garganta. Y regreso a mi pregunta: ¿Qué caso tiene?
Un par de hermanos en la fe me recordaron verdades fundamentales. Verdades que sin duda encienden la llama de la esperanza en todo hijo de Dios. Verdades que debemos repetirnos día y noche. La primera es:
DIOS SIGUE SENTADO EN EL TRONO. Nada ni nadie le podrá arrebatar ese lugar. Y la segunda verdad es: TU VIDA IMPORTA Y FUISTE CREADO POR DIOS CON UN PROPÓSITO.
Tu existencia no fue obra de la casualidad. Dios te ha puesto en esta vida, en tu ciudad y con las personas que te rodean para hacer Su trabajo en ti y a través de ti.
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Su Plan va mucho más allá de las circunstancias humanas:
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”
Isaías 55:8-9
En donde quiera que estés, haciendo lo que sea que estés haciendo…
Hay un Dios soberano en control de todo y no es casualidad que para esta hora hayas llegado.
A lo largo del Antiguo y Nuevo Testamentos vemos un mayor número de tiempos difíciles que tiempos de paz. Vemos guerras, invasiones, sequías, muerte, etc.
El pecado tiene de cabeza al mundo desde la caída de Adán, pero eso no ha sido razón suficiente para que el poder, soberanía, misericordia y gracia del Señor se manifiesten hacia la humanidad.
Nada de esto ha sido razón con peso para que los planes eternos de nuestro Creador se vean estropeados.
Como nos decía un maestro de discipulado: Dios va a llevar a cabo Sus planes contigo, sin ti o a pesar de ti. Y en todas las Escrituras podemos ver a Dios levantando hombres y mujeres de la nada para hacer cosas grandes en medio de tiempos difíciles. Vemos a un pastor convertirse en rey de Israel, una esclava en reina del Imperio Persa, un pescador en columna de la Iglesia, un fariseo en predicador delante de César.
Nunca dudes de lo que Dios puede hacer contigo y a través de ti en este preciso momento. No pensemos que nos pudo haber ido mejor en otro tiempo o en distintas circunstancias.
Dios te pensó desde antes de la fundación del mundo. Él determinó cuándo nacerías, en dónde vivirías, quiénes serían tus padres.
Dios quiere usarnos para Sus planes eternos, para los propósitos de Su Reino. No nos enredemos en las cosas de este mundo. No nos afanemos por el día de mañana. La vida sigue y solo Dios conoce el número de nuestros días.
A nosotros sólo nos corresponde amarlo, servirlo y seguirlo con todo nuestro corazón. Él se encargará de todo lo demás. Y sólo a través de Su Palabra podremos conocer nuestra verdadera identidad y nuestro propósito eterno.
SECCIÓN DE NOTICIAS
REFLEXIÓN
Un Mensaje de Dios
Mi esposo estuvo enfermo durante varios días y nos preocupaba que pudiese haber contraído el virus COVID-19. Vivimos con nuestros padres e hijos pequeños y la idea de transmitirles el virus nos inquietaba. Se hizo una prueba y nos resultó difícil esperar pacientemente por los resultados.
Cada noche después de la cena, mis hijos, su cuidadora y yo nos reunimos para leer un pasaje de la Biblia que los niños tienen. Esa noche, cuando abrí la Biblia para leer el pasaje del día, el título era
«Jesús sana».
Volteé la página atrás pensando que tal vez me había adelantado un poco, pero no fue así. Me llené de gratitud sincera porque sabía que Dios me estaba hablando.
Le conté a la cuidadora de mis hijos cómo Dios nos habla a través de las Escrituras. Solo necesitamos acercarnos a Dios fielmente, y Dios nos guiará en medio de nuestras pruebas.
Por Sra. Sammar Aaroom De (Punjab, Pakistán)
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Andres Iturralde
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